sábado, 13 de diciembre de 2014

Dando los buenos días-

Se acerca la Navidad, y yo no puedo acordarme más de ti. Recuerdo esos viajes en coche nada más salir del colegio, cargados de maletas para pasar los mejores días del invierno. Llegar y verte, sentado en el sofá, mirándome por encima de las gafas y con los brazos abiertos para el abrazo más grande.

Esperar a que llegase el resto, dar mil vueltas por toda la casa pensando que en unas horas estaría llena de gente. Recuerdo sentarme contigo en el sofá, apoyar la cabeza en tu hombro mientras hacías crucigramas, y pensar que estaba dónde debía estar. Porque esa era la sensación que tú me dabas; que contigo era mi sitio, que mientras estuviésemos juntos nada podía salir mal. 

Y de repente te fuiste, y se quedó el vacío. Y las Navidades nunca serán lo mismo, aunque lo intentamos. Y todos andamos un poco más perdidos. Cada día que me levanto pienso qué pensarás de mí ahora... ¿sabes? Hay días que te noto un poco más lejos, y me enfado con el mundo pensando que no es justo. Que hay gente que no valora nada a sus abuelos, y sin embargo yo, que no miento al decirte que eras de lo más importante, ya no te tengo. Pero me gusta pensar que eso tiene un por qué. Que te fuiste, pero esperas demasiado de mí. Que quizá estas son las primeras Navidades que no iremos a esa casa enorme, que no veremos el árbol y el Belén, que no dormiremos cuatro generaciones bajo el mismo techo, pero que serán preciosas igualmente.

Y, me conoces, aunque hoy me he levantando un poco más enfadada de lo normal porque tú no estabas, miro al Cielo, tremendamente gris y lluvioso, y te sonrío... ¡Buenos días abuelo!

viernes, 12 de diciembre de 2014

ERROR.

Porque hay batallas que sabes que están perdidas antes incluso de que empiecen. Y aún así luchamos, con todas nuestras fuerzas. No sé qué pensáis vosotros, pero para mí hace falta demasiada valentía para quedarse ahí, al pie del cañón. Porque lo más fácil, muchas veces, es recoger tus bártulos y marcharte. A donde sea. Y no podemos culpar a nadie por hacer eso. A ninguno nos gusta tener que reconocer que la cosa no nos ha salido bien. Pero por eso mismo creo que la gente que no tiene miedo a decir que no ha conseguido lo que quería, que apostó todo a doble o nada y perdió, se merece un premio mucho mayor que aquellos que sí que lo consiguen.

Por eso no puedo culparte. Pero por eso mismo también estoy muy tranquila conmigo misma. Porque los dos fuimos como una moneda que se lanza al aire, nos la jugamos a la suerte. Tú cara, yo cruz; invertimos los papeles. Decidiste que sufrir te daba demasiado miedo, y ahí fue donde dejé de reconocerte. Porque se suponía que la de la poca paciencia y las ganas de salir corriendo siempre fui yo. Y, sin embargo, me quedé. Aguanté mucho, mientras iba detrás de ti. Una de cal y otra de arena, así funcionamos demasiado tiempo. Y me convencía  a mí misma de que la gente podía cambiar, que yo podía cambiarte. ERROR. La gente no cambia, sólo aprende a comportarse de una cierta manera durante un período de tiempo. Lo tengo más claro que nunca. Por eso, cuando me di cuenta de que no quería estar ni un minuto más pisando las huellas de nadie, saqué el valor de dónde no sabía que lo tenía, y me marché. Y me costó más que nada que había hecho hasta ahora, quizá porque hasta ahora no había dado tanto por alguien. 

Pero, igual que reconozco que me cuesta horrores cerrar un capítulo, te digo que no voy a mirar atrás. Que se acabó ya esto de dar pena por tu parte, que yo no funciono así. Te di mil y una oportunidades para hacer las cosas bien, pero ahora ya no. Y me cuesta, pero debo seguir sin ti. Y no soy dura, ni mala, ni fría; simplemente intento volver a ser yo, sin ti. Espero que lo entiendas.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Si te vas no vuelvas.

"Todo llega y todo pasa."

 No sé que pensáis, pero a mí me parece una frase bastante fea. No sé quién la dijo por primera vez y quién empezó a creérsela, pero a mí no me gusta. 

Será por esa vena masoca que me sale de vez en cuando, pero no me gusta que las cosas tengan un final. Nunca me he imaginado cómo sería todo si nadie saliese de nuestras vidas, si lo bueno o malo siempre estuviese ahí. Pero tengo muy claro que no me gusta que las cosas pasen. Os digo que me cuesta asumir este tipo de cambios. 

Y aquí viene mi problema. Ya no es sólo que las cosas se acaban y yo tardo mi tiempo en reaccionar, es que imagínate mi lío mental cuando aquello que había acabado ya, con un final bastante tormentoso, de repente vuelve a aparecer. No, perdona, NO. Llámame cabezota, pero las cosas, al menos para mí, no funcionan así. Si dicen que "todo llega y todo pasa", que sea de verdad. Que luego acabo yo que ya no sé ni qué pensar, y así me va. 

Así que siento ser tan clara, pero te recuerdo que siempre valoraste mi sinceridad. Y no, te lo agradezco, pero no. Me encanta que hayas vuelto, me encanta ver que tenía razón cuando te decía que todo acaba siempre volviendo y que no iba a ser yo, pero hasta aquí. Me encanta que te arrastres, que me pidas perdón, no soy tonta. Pero eso no significa que quiero que vuelvas. Creo que me entendiste bastante bien, hablamos directamente y en tu idioma, así que no valen excusas.

Quizá va siendo ya hora de que me crea de una vez por todas que "todo pasa", así que déjame intentarlo. Y para eso, agradecería que no me preguntes cada día si estoy bien. Quizá así sería un poco más fácil.

martes, 2 de diciembre de 2014

De arte y artistas.

El amor es un arte. Eso está claro. Y hay a quién se le da bien, quién sabe crearlo y darle forma, evitando que se rompa, y aquellos otros que lo intentan pero se quedan por el camino.

Mientras pensaba esto me daba cuenta de las mil maneras que hay de querer. A cada uno nos hace feliz una cosa, y probablemente en un grupo de amigas a cada una nos gusta un "tipo de chico". No me refiero al físico, sino a la manera en que nos traten. Pero he llegado a la conclusión de que, por más caracteres diferentes, opuestos o semejantes, sólo hay una manera de querer. Y me refiero a que al final, por muchos estilos de chica y chico que haya, a todos nos hace felices lo mismo: que nos cuiden y nos demuestren que importamos a otra persona. Que se esfuercen para que "eso" salga adelante, aunque haya algún que otro desvío, bache o terremoto en el camino, que no se rindan a la primera. Queremos sentirnos importantes, que no os dé vergüenza demostrarlo delante de vuestros amigos, y que de vez en cuando os preocupéis por aquello que nos ronda por la cabeza, aunque os parezca una auténtica chorrada. Que no os agobie pensar en un período de tiempo superior a la semana que viene, ni os entren ganas de salir corriendo por escuchar la palabra "nosotros".

Y estos son los primeros ejemplos que se me ocurren cuando pienso en qué necesito ver en un chico, y esto es sólo al principio. Nadie dijo que fuera fácil, pero te aseguro que luego acaba mereciendo siempre (o casi siempre) la pena. Y si todas (o casi todas) necesitamos lo mismo será porque realmente no os estamos pidiendo nada del otro mundo. 

Puede ser cierto eso de que "los hombres vienen de Marte y las mujeres de Venus", pero como a todo se le acaba encontrando una solución, te lo aseguro.

De defectos y virtudes.

Me acuerdo de esa vez en la que me preguntaron qué era lo que me gustaba más de ti. No me acuerdo de qué contesté. Es curioso, hay veces que no tardamos ni un segundo en responder algo, mientras que pasado un tiempo eso mismo no tiene respuesta.

Ahora, sin embargo, sabría decirte mil cosas que ya no me gustan. Creo que, después de tanto tiempo, te debo, al menos, guardar cariño. Y, ¿sabes? Nunca fui de odiar a nadie. Soy de esas que piensan que hay gente que debe estar en tu vida si te aporta algo, sino, es mejor que se marchen. Y cuando se marchan duele. Eso lo sé demasiado bien. Pero también pienso que si se toma una decisión tiene que ser hasta el final. Y yo decidí quererte y apostarlo todo, y créeme, de eso no me arrepentiré nunca. Pero lo peor viene cuando con eso no te basta, cuando necesitas más. Y sé que no me entiendes, pero para algunas cosas soy bastante exigente y necesito un 101%. No sé si es justo o no, pero soy así. Supongo que también tengo derecho a ser yo misma, después de todo lo que te he dado. No puedo pedirte perdón por eso. Y no, no te creas que te he echado yo, no me hagas ser la mala. Hay decisiones que te ves obligada a tomar, aunque no quieras. No me arriesgo a decir que poner un punto y final es de lo más difícil que he hecho. Y puedes aparecer las veces que quieras, no voy a cambiar. Por más que mi subconsciente lo quiera, ahora ya no. Te dí tanto tiempo de prueba que creo que ya es hora de que mi orgullo salga a flote.

Tu orgullo. Esa sería de las primeras cosas de ti que no me gustan. No he tardado ni un segundo en pensar mi respuesta... Ojalá dentro de un tiempo pueda responder igual de rápido para sacar tu mayor virtud.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Arreglando domingos

Hay domingos y domingos. Puedo decir sin ninguna duda que es el día de la semana en el que más estrepitosamente meto la pata.

Porque son días de quedarte en casa, de demasiado tiempo libre, ahora incluidos el frío y la lluvia, en los que inevitablemente hablamos con gente que no deberíamos, o decimos cosas que no saldrían por nuestra boca un miércoles por la mañana.

Pero creo sin duda que el mejor momento del domingo es cuando lo pones en común con tus amigas y te das cuenta de que no eres a la única que le pasa eso. Y eso te hace sentir muchísimo mejor.

Benditos domingos y benditas las amigas que te los alegran. 

jueves, 20 de noviembre de 2014

Abriendo puertas.

A veces me preguntó por qué te dejé entrar otra vez. Porque ya no era la segunda, ni la tercera, entre nosotros perdimos la cuenta hace ya demasiado. Te abrí la puerta, pero el problema fue que lo hice sin que volvieses a llamar. Ahora me doy cuenta, ahora que por fin conseguí abrir los ojos.

Porque tú nunca llegaste para quedarte. Tú eres un tren que sólo lleva consigo a aquellos que siguen tu ritmo. Tú no te paras por nada ni nadie, y a eso yo lo llamo egoísmo, perdóname. Te dejé que volvieras, o mejor dicho, volví yo otra vez, para demostrarme a mí misma que sí se podía. Que tú y yo juntos éramos un equipo de diez. 

Lo malo vino cuando me giré y me di cuenta que detrás de mí tú no estabas, que ahora seguías delante, tirando para que fuese detrás tuyo. Y no, lo siento mucho, pero por ahí ya no paso. Te seguí durante mucho tiempo porque apostaba por ti y por mí, por dos personas que ponían de su parte para seguir avanzando. Pero cuando me di cuenta de que esto se trataba de que yo diese todo de mí, mientras tú no cambiabas un ápice, sólo podía bajarme del tren.

Y hace falta valentía para dejar a quien quieres, ahora lo sé. Siempre te dije que tienes que saber querer bien, no basta sólo con saber querer. Hay muchas maneras,pero sólo una de hacerlo correctamente. Y me cansé de esperar a ese niño a las puertas del colegio, donde de cada día salías diciendo que lo estabas intentando, que poco te falta para aprobar esa asignatura. La paciencia se agota, y yo llegué a mi límite.

Tranquilo, he aprendido. Paso ya de colegios, como mínimo quiero titulación universitaria. Y máster, si me apuras.

A prueba de balas.

"Imagínate por un momento, solo por un instante, que volvieses a ese punto. Que te diesen una segunda oportunidad de volver a intentarlo. ¿Volverías a hacer lo mismo?

Muchas veces he dicho que lo más importante es ser tú, únicamente tú, en todas las situaciones que nos pone la vida por delante. Nadie dijo que fuese fácil, sólo que tratásemos de intentarlo. Y aquí es cuando me doy cuenta de que en eso no me he equivocado. Que siempre fui yo, hasta las últimas consecuencias. Que quizá ahora no soy capaz de verlo, pero que en un tiempo podré ver que al menos esto me sirvió para conocerme más a fondo.

Siempre he pensado que cada persona que pasa por nuestra vida, consigue sacar una versión de nosotros mismos. Y que somos nosotros los que elegimos qué faceta es aquella que más nos gusta. Reconozco que a día de hoy he aprendido mucho, más de lo que me imaginaba. Que he construido un escudo a prueba de balas, de frases hechas, de promesas que se dicen sin pensar, de planes en los que nunca creíste. Pero, bueno o malo, con todo se cambia. Que quizá fui yo la que me equivoqué en ver algo donde nunca hubo nada. O quizá hubo algo, pero no aquello que yo creía ver. Y de eso también he aprendido. No quiero decir que soy más desconfiada, porque nunca he pensado que eso sea bueno. Pero ahora mismo sí que digo que es bastante necesario. Porque hay gente que, consciente o inconscientemente, te hace daño. Que no puedes darle el privilegio de conocerte a cualquiera, porque hay muchos que no lo saben apreciar. Así que si tuviese que decir algo ahora mismo sería que tengas cuidado de a quién dejas entrar hasta el fondo de ti, lleva siempre tu chaleco antibalas, creo que no me arriesgo mucho al decir que en algún momento te hará falta.

Y que te quiten lo bailo, oye. Te llevas mil recuerdos, buenos o menos buenos, pero creo que somos solamente eso. Cada experiencia vivida, cada persona que pasa, cada aventura en la que nos embarcamos. De todo se aprende, y yo contigo aprendí. Y eso que me llevo."

domingo, 16 de noviembre de 2014

Por los valientes.

"Desde el momento en que se vieron sabían que no iban a poder cumplir las reglas. Que los secretos tenían mucha más emoción.

La suya era una historia con pocas posibilidades de que se hiciese realidad, no vamos a engañarnos. Pero aún así ellos seguían ahí, pensando que quizá llegaría el día en que fuese un poco "menos imposible".."

Y cuando me contaban esto me daba cuenta de que hay gente en el mundo que no se rinde. Y a la que no le gusta hacer o comportarse cómo se supone que debe ser. Y eso me gusta. No soporto la gente siempre correcta, la que nunca se equivoca. Vivan los valientes que se arriesgan, sabiendo que no siempre puede salir bien. Los que siguen pensando que un día lo conseguirán, y entonces se sentirán mucho más orgullosos de sí mismos que todos esos que no prueban por miedo a caer.


lunes, 6 de octubre de 2014

Otoño

Llevaba mucho sin escribir. No sé por qué, supongo que hay rachas en las que estas más inspirada y otras que, sin motivo aparente, no encuentras de qué hablar.

Ya ha pasado el verano, y aquí seguimos. A todos nos viene bien un tiempo para nosotros mismos y para los nuestros, alejados de todo lo que nos rodea en invierno. Yo me lo he tomado al pie de la letra porque no te has podido ir más lejos. Pero, llega el otoño, y aquí seguimos. 

Hay baches, como en todo. Pero muchas veces, cuando hemos discutido y solamente quiero matarte, se me pasa por la cabeza qué pasaría si no hubiese ratos "menos buenos". Estoy segura de que me acabaría aburriendo. Me gusta ver que pensamos y somos diferentes, que ambos necesitamos de ese verano para no cansarnos el uno del otro. Pero acaba la temporada de playa, de salir en pantalón corto y sin maquillar, de no saber en qué día estamos, y volvemos a juntarnos.

Eso es lo que importa. Somos esos que tuvieron mucha suerte al conocerse, y nos hace falta más de un mar de por medio para distanciarnos. A una semana de verte sigo pensando lo mismo que cuando te despedí en la estación: "Hagamos todo para que esto no se acabe nunca".

miércoles, 23 de julio de 2014

Recordándote.

Me sorprendo a mí misma pensando en lo curiosa que es la vida a veces. Y es que nunca llegué a imaginarme que para mí significarías tanto. ¿Sabes? Ahora mismo no me imagino mi vida sin ti. Llámame romántica o cursi, pero es cierto.

Me acuerdo cuando te conocí, es irónico; te quería como tirita para curar una herida, y a día de hoy has llegado a ser de las personas más importantes. Me acuerdo de nuestras primeras conversaciones, en las que acabábamos diciéndonos sí a todo, tú hacías esfuerzos por hablar mi idioma, y para mí el traductor de Google era mi aplicación más usada. De las primeras veces que quedamos; para mí todo lo tuyo me daba una curiosidad tremenda, mi sexto sentido me decía que en ti había algo que me llamaba tremendamente la atención. Pasados los meses lo tenía claro, yo sin ti no sería la misma. Y aunque desde el principio tenías fecha de vuelta, cada día intentaba vivir como si te fueses a quedar aquí siempre. Porque estaba convencida de que nosotros, juntos, podríamos con todo. Daría igual la distancia, nuestros caracteres opuestos, tú y yo siempre lo solucionábamos todo.

No miento si digo que me has dado mil quebraderos de cabeza, pero quiero pensar que han merecido la pena. Puede ser que el resto no me entienda, pero cuando te miro sé que lo he hecho bien. Bueno, rectifico, no sé si bien o mal, pero al menos contigo nunca he dejado de ser yo misma. Con nuestras idas y venidas, mi afán por ponernos un nombre, tu empeño en negar lo que había, y mis intentos de olvidarte. A pesar de todo esto, ahora que te tengo lejos confío en que podemos.

Que siempre te he dicho que estas cosas no pasan muy a menudo, y tú por fin lo has reconocido. Si algo me caracteriza, es que no paro hasta conseguir lo que se me mete en la cabeza. Y contigo tengo la prueba, la última semana, sí, pero lo he conseguido. Sé que algo así no vas a olvidarlo, y sólo quiero que seas capaz de superarte a tí mismo, que juntos podamos hacerlo.

Puede haber un mar de por medio y miles de kilómetros, pero aquí seguimos. Ya hoy queda un día menos para vernos.

sábado, 28 de junio de 2014

Días en el calendario.

Hay momentos en los que me encantaría congelar la imagen y retenerla en la memoria para siempre. O poder recordar nuestras conversaciones, capturas de pantalla incluidas, para que así sienta luego que no te tengo tan lejos. Y es que, es eso, que vas a irte muy lejos.

De verdad que, esto que siento ahora por ti, espero no sentirlo nunca más por nadie. Porque me has hecho vivir un año perfecto, pero ¿qué me queda ahora? 

Y me encantaría gritarte mil cosas, llamarte cobarde, que pierdas el miedo, pero luego soy incapaz. Y es que sé que no todo el mundo es capaz de lanzarse al vacío, y tengo que respetarte. Intento pensar que me has dado más que nadie hasta ahora, que ese "nosotros" jamás se volverá a repetir. 

Que ahora, gracias a ti, la despedida se va a hacer mucho más fácil. No son ni tres meses y volvemos a estar juntos. Empecemos a tachar el calendario.

sábado, 14 de junio de 2014

Y apareces tú.

Lo malo es que al final siempre encuentras algún motivo para hacerme sonreír. Y merece la pena. Y mereces las penas.

Y, ¿sabes qué pasa? Que todos mis principios se caen de golpe. Porque sí, siempre me he considerado una persona muy indecisa. Tengo que elegir un libro y puedo estar más de una hora hojeando hasta que escojo el más gordo (por eso de poder disfrutarlo más tiempo), me apetece un helado y le pido a otro que decida por mí, y así con todo.

Me considero una persona caprichosa, pero no en el sentido literal de la palabra. A ver si sé explicarme. Soy así; de repente se me mete alguien en la cabeza y de ahí no sale. No sale por más que haga todos los esfuerzos del mundo, por más que la gente me diga que estoy haciendo el tonto. Si tengo algo en la cabeza voy a por eso. Hasta ese día, ese día en el que, sin un motivo concreto, decido "que hasta aquí". Que me he cansado. Y me prometo a mí misma que cambiaré de rumbo, que es hora de bajarme del barco. Y creo que soy capaz de hacerlo, hasta que apareces.

Y es que ahí está el problema; que tú vuelves a aparecer. Y entonces adiós promesas, adiós bajarme del barco y adiós olvidarme de ti. Porque por muy mal que lo pase a veces, por más que me descoloques y por muy loca que me vuelvas, contigo se me olvida cualquier enfado.

Tú eres tú, punto. No sé explicarlo de otra manera.

viernes, 30 de mayo de 2014

Tonta entre los tontos.

"Tú no eres para mí". Recuerdo que cuando empezó a sonar esta canción yo la cantaba a todas horas. Quizá no se la dedicaba a nadie en especial, pero me encantaba ir cantándola por todos los espejos de la casa.

Y ahora pienso que ayer, cuando me levanté, la música volvía a sonar en mi cabeza. Y me pregunté si sería cierto, si realmente tú no eres para mí. Incluso el más tonto podría decirme que sólo me hace falta abrir los ojos para responder a mi pregunta. Pero yo soy peor todavía, y pienso que los que no se enteran son ellos. Porque puede ser que las señales digan eso, pero al mirarme dices todo lo contrario. Siempre he sido de las que pensaban que transmite mucho más lo que no se dice, que lo que se llega a decir. Porque de tu boca pueden salir muchas cosas, pero los ojos no mienten. Así que, me conoces, no me creo las opiniones ni los consejos de la gente; soy de esas que necesitan empotrarse sola  contra el muro.

No me importa cómo sea el choque, sé que nunca podría llevar la cabeza alta si supiese que no hice todo lo posible por intentarlo. 

Es así, imposible de no querer.

Dicen que una vez que la conoces no te quedas indiferente. Que ella llega a tu vida y pasa como un huracán, revolviendo de arriba a abajo todas tus principios y tus "yo nunca". 

Ella es así. Es todo eso que nunca imaginabas. Es la combinación perfecta; puede parecer fría en un primer momento, pero una vez que traspases su coraza te darás cuenta de que es pura apariencia. Puedes pensar qué fue lo que le llevo a tomar esta actitud, quién le hizo el suficiente daño que le hizo cambiar a esa imagen de chica dura.

Ella tiene la sonrisa puesta de oreja a oreja todo el día, pase lo que pase, y sea con quien sea. Ella es así, nunca mostrará que es débil, que tiene miedo, tanto o más que tú y que yo juntos. No te dirá nunca que le has decepcionado, porque quiere aparentar que nada le afecta. Aunque luego cuando llega la noche llora, a oscuras en su habitación, maldiciéndose a sí misma por ser incapaz de decir lo que siente.

Ella es así, la más alegre y fiel de las personas que conozco. Se sube a cualquier tren que pasa por su puerta, y no cree en las segundas oportunidades, más bien es de las que lo sigue intentando hasta el que llegue ese día. Ese día en que se levanta y decide poner el punto final. Sin explicaciones ni vuelta atrás. Bye bye baby.


domingo, 18 de mayo de 2014

`Quédate a mi lado´

No te creas que me he olvidado, todavía me acuerdo de ti. 

De las discusiones interminables, en las que tú eras negro y yo blanco, en las que el único remedio era o matarnos a golpes o comernos a besos. De nuestros planes para el futuro; tú vivirías en el norte, en una casa a las afueras de la ciudad, y tu plan preferido sería leer el periódico con el mar de fondo, y yo me enfadaba porque nunca entraba en ellos. Y te reías. Eso es de lo que más me acuerdo. De cómo nos reíamos a carcajadas, sin ningún motivo, sólo por la ilusión de estar juntos, y la sensación de que algo así no podía acabar nunca. 

De las veces que apostábamos quién cocinaba mejor, y acabábamos uniendo la comida con la cena, salvo los domingos en los que volvíamos a repetir `La vida es bella´o ´Quédate a mi lado´, cantando a voz en grito la canción, y tú mirando para otro lado para que no te viese llorar. Soy un chico duro, eso decías. 

De las noches de fiesta, de ese hacer que no nos veíamos para ver quién era el primero que se acercaba a saludar. Fuimos así, todo era como un juego. "La vida hay que tomársela a broma, no sirve de nada preocuparse, todo acaba saliendo bien". Y yo te creía. 

Que me hubiese ido al fin del mundo si me lo hubieses pedido. Que para ti nunca nada era suficiente para demostrarme lo que me querías. Éramos así. Y fíjate ahora, ¿dónde quedaron todas esas promesas?  Tiramos tanto de la cuerda que al final entre nosotros se interpuso la falta de ganas, y la curiosidad por vivir solos. Murió esa ilusión que antes te sacaba la sonrisa por las mañanas. Se acabaron las llamadas a deshora, y llegó el silencio.


jueves, 15 de mayo de 2014

Cerrando heridas

"A veces no sé si meter el dedo en la llaga es la única forma de cerrar la herida..."

Esta frase no puede ser más cierta. Y es que muchas veces creo que recordar es la única manera de olvidar. No creo en absoluto en la filosofía de quemar el libro y tirarlo a la hoguera nada más acabar su última página. Creo que lo mínimo que puedes hacer es dedicar un poco de tiempo a cerrar la tapa con cuidado, buscarle un buen sitio en la estantería y luego elegir qué libro va a ser el siguiente. Pero no hay ninguna prisa. Es más, creo que cuánto más rápido vayas peor vas a elegir.

Así que hazme caso, aunque a veces parezca doloroso, meter el dedo en la llaga y enfrentarte a la realidad es la única manera de curar esa herida. Las tiritas no sirven de nada, al final se acaban cayendo. Hace falta ser valiente, no digo que no, para poder mirar de frente a esa historia, convivir con ella y aceptar, de un modo u otro, su final. Pero alguien dijo una vez que ser valiente es la única manera real de vivir. Nadie habló de que fuese fácil o difícil. Simplemente se trata de que vivas, como tú quieras. Te equivocarás mil veces, y habrá días en que sólo quieras borrar algunos recuerdos de tu cabeza, que desees volver atrás para actuar de otra manera y no volver a hacer como lo hiciste. Sin embargo, sería raro que no tuvieses esos días. No te preocupes, después de un día malo vendrá otro muchísimo mejor. Se trata sólo de creérselo y seguir viviendo.

sábado, 10 de mayo de 2014

Espresso italiano, por favor.

"-¿Quedamos a tomar un café?
- Sí, perfecto, ¿Dónde siempre en quince minutos?"

Esta conversación podría tenerla con cualquiera. A casi todo el mundo le gusta quedar para ponerse al día, sentarse y tener un rato para hablar. Es gracioso, pero a ti no. Para ti, y de donde tú vienes, el hecho de tomar un café significa lo mismo que para nosotros beber un vaso de agua de pie en la cocina de nuestra casa; algo que se hace rápido, de camino a hacer otra cosa, algo que no requiere de ninguna conversación de por medio.

Y pensando un poco en todas las veces que me he tenido que beber un café ardiendo en un minuto (o menos), de pie en la barra de cualquier bar, me he dado cuenta de que esto refleja mucho de cómo somos tú y yo, de cómo somos nosotros. Hasta en esto somos diferentes. Desde el primer momento yo he querido hablarlo todo; sacar tiempo para sentarnos "a aclarar las cosas", mientras que tú nunca te has pensado nada de lo nuestro.

"Porque no me gusta tener que ponerle nombre a lo que somos, si tú y yo sabemos lo que hay ¿Por qué pararnos a explicar a los demás lo que tenemos, si a nadie le importa?" Tú eres así, siempre con muchas cosas que hacer, siempre que he querido hablar contigo ha sido igual: con un café espresso en la mano, y el mismo tiempo que dedicabas a "nuestro tema" era el que tardabas en tomártelo.

Tú eres así. Algo que me gustaría tener todo el tiempo del mundo para disfrutar, pero que vetetúasaberporqué, por esas prisas que tiene la vida a veces, no puedo aprovecharte lo suficiente.




martes, 6 de mayo de 2014

Quién avisa no es traidor.

Hace tiempo dije que lo peor que puede pasar es que llegues a ese punto en el que te das cuenta de que todo depende de las ganas que tengas. Que todo pende de un hilo; si quieres seguir tirando o decides cortar en seco y seguir con tu vida. 

Pues así es cómo me siento yo ahora. Que puedo entender perfectamente que todo el mundo falla, y no tengo problema en reconocer que yo he fallado más veces que muchos de vosotros. Pero creo que ahí esta la diferencia: en reconocerlo. Que puede parecer que no, pero hace falta valor para ponerte enfrente de la gente que quieres y pedirles perdón. Y esta no es una cualidad que mucha gente tenga, parece ser. Y, vista la situación, sólo puedo asegurarte que esta vez no voy a ir detrás. Es mucho tiempo ya intentando olvidar cada una de tus caídas y decepciones, y ya paso. La gente que más me conoce me dice que soy demasiado buena, y no lo digo "por echarme flores". Pero soy así, y soy incapaz de ser dura con alguien a quién quiero. Pero creo que el problema es que tu actitud me hace tenerte cada día un pelín menos de cariño. Sí, es la cruda realidad.

Quién avisa no es traidor, y yo te lo dije ya hace unos meses. Y hemos llegado a ese punto, todo depende de ti. No me voy a mover ni a poner de mi parte; malas rachas tenemos todos (¡que me lo digan a mí!), pero no es una excusa para comportarte así. Sabes donde estoy, cuando decidas cambiar me avisas.

sábado, 3 de mayo de 2014

Sorpresas a medianoche.

Viernes, 23.30h. Acabamos de venir de la graduación de la primera de nosotras. Ya sabéis, las emociones a flor de piel y esas cosas.

Es viernes por la noche, te apetece quedarte en casa tumbada en el sofá, sin pesar en nada ni en nadie. Y de repente te vibra el móvil. Que queréis que os diga, yo en estos casos siempre sé que es ella. ¿No tenéis esa amiga con la que puedes estar hablando todo el día, que cuando llegáis a casa todavía seguís teniendo cosas de las que hablar? Pues eso. Que no importa que hayamos pasado toda la tarde juntas, que sabía que si mi móvil estaba sonando iba a ser ella, aunque fuese para comunicarme la interesantísima noticia de que se aburría. Pero, ¡Ojalá se estuviese aburriendo! No, el mensaje era uno de esos que te hacen levantarte del sofá, el corazón latiéndote a mil por hora y tener que volverlo a leer. Y ya sabéis, ya no hay quién te duerma, estás toda la noche dándole vueltas al tema, repasando fotos, leyendo conversaciones, y todas esas cosas que haces cuando tienes demasiado tiempo libre un viernes a las dos de la mañana.

Y ahora pienso que no, que no es justo. Que me encanta enterarme, pero ahora no hay quién me quite el tema de la cabeza. Y no en plan melancólico ni deprimente, sólo que me da rabia que al final siempre acabes volviendo. Y es que oye, que me digan que el mundo no es un pañuelo. En tu propia ciudad hay veces que no ves a alguien en tres meses, y sin  embargo de tus noticias me entero. Dentro de poco hace ya un año que nos conocimos... Qué rápido pasa el tiempo, ¿no crees?

Sólo espero que llegue el día en que, ni por un segundo, aparezcas en mi cabeza. Canción, película, foto o cualquier comentario; que nada haga referencia a ti. Y no es porque no me importes, más bien todo lo contrario. Pero alguien dijo que el tiempo ayuda a cerrar las heridas, y yo quiero poder quitarme esta tirita que se despega cada vez que alguien habla de ti. Cicatrizar y que me dé el aire, eso es lo que quiero.

viernes, 2 de mayo de 2014

Cafés a media tarde.

Quedamos a tomar un café, tú te encargas de convencerme de que no se puede conocer a una persona a partir de las doce de la noche y con una copa en la mano. Y me convences. Un café y tres horas más tarde pensé que había sido un desastre total, ¿te acuerdas? Nos hemos reído mil veces de ese día en estos meses. 

Y es que lo que empezó siendo un desastre total y absoluto, ha acabado convirtiéndose en un caso de laboratorio. Porque no hay persona que entienda lo que tenemos, que sepa decir qué somos o que no vea raro nuestros altibajos. Porque los dos sabemos que en una amistad no hay tantas idas y venidas como las nuestras, que un día no podemos separarnos y otro, por un mínimo detalle o por el simple orgullo, estamos sin hablarnos una semana. Que los amigos se quieren y se preocupan por el otro, pero no necesitan someter al tercer grado al otro por cada nueva "historia". Que si eres cariñoso, con un amigo lo eres más. Y no como tú, que te pasas con besos y abrazos al resto, y a mí me mantienes a un metro de distancia por si las moscas.

Pues no, esto no es amistad. Y han ido pasando los meses, y es lo único que sé a ciencia cierta. Hace ya tiempo que desistí de buscar una etiqueta a esto, pasaba de volverme loca. Sé que tú tampoco lo sabes, conmigo no puedes hacerte el listo. Cada vez que oigo ese "es que contigo es especial" no sé si me dan ganas de matarte o de comerte a besos. 

¿Lo ves? Yo tampoco lo tengo nada claro.

miércoles, 30 de abril de 2014

Os echo de menos.

Te echo de menos. Os echo de menos. Nunca me había imaginado cómo sería cuando ya no estuvieseis, pero os aseguro que no había pensado en este vacío. Fuisteis mi vida durante mucho tiempo, más del que mucha gente ha tenido la suerte de disfrutaros. Ayer decía que es amor incondicional, y puede sonar cursi, pero es lo que siento. Me enseñasteis que la vida está para disfrutarla y para hacerla disfrutar a los demás, que sin la verdad y sin querer no se va a ningún sitio. De verdad os digo que no me imagino cómo podré seguir ya siempre sin vosotros. Si pudiese pedir un deseo, hoy sólo pediría pasar un día sola con los dos. ¿Os imagináis?

No sé dónde sería ese sitio, probablemente en esa casa tan enorme y de dónde tengo la mitad de los recuerdos de mi vida. Me levantaría y os encontraría ya en funcionamiento. Tú, abuelo, me sonreirías por encima de las gafas, dejarías el periódico aparte y me pedirías que te contase algo, que te hablase acerca de mis planes. Y sólo podría deciros que ahora estoy asustada, que nunca me acostumbré a los cambios, pero que este es distinto. A ti, abuela, sólo te diría que has sido el mejor ejemplo de alegría que tendré en la vida. Que tu marcha es todavía muy reciente, y que echo de menos planear qué fin de semana iba a ir a verte, o coger el teléfono y escucharte. 

Que sé muy bien que la vida sigue, y sé que vosotros querríais que todos continuásemos con lo nuestro. Pero lo siento, no me sale. Siento que una parte de mí se ha quedado en la semana pasada, que no tengo las mismas ganas. Que GRACIAS, porque me habéis enseñado más de lo que imagináis. Que me siento una chica con mucha suerte por haber tenido los mejores abuelos del mundo.


viernes, 18 de abril de 2014

Torna pronto a casa!

A veces me da por pensar que la vida no es justa. Que hay gente que tiene mucha suerte, mientras que otros nos complicamos y por eso hay días que nos cuesta más sonreír. Hoy es uno de ellos. Sé perfectamente que es poco tiempo sin vernos, que hoy es el primer dia, pero que en el fondo se pasará rápido. 

Pero no es por eso por lo que hoy estoy "menos contenta". Hoy es uno de esos días en que pienso que por qué tuve que conocerte, por qué tuvimos que unirnos de esta manera. De verdad, creo que no es justo. Pienso que seré incapaz de estar tan bien el año que viene, que cada sitio por el que pase me recordará a uno de nuestros planes,que ya no tendré ese comodín para dar vueltas sin rumbo por la ciudad, ni los cafés de dos minutos en cafeterías de abuelos, ni las tardes de compras en los que me toca armarme de paciencia infinita, ni las rutas turísticas por los museos o las películas con manta incluida. Eso por no contar con las infinitas noches de cigarro y copa en mano, mientras debatimos sobre cuestiones filosóficas en las que es imposible que nos pongamos de acuerdo. Porque contigo he tenido una conexión que jamás me imaginé, y por eso creo que alguien nos ha jugado una mala pasada. Porque no es justo llevarnos tan bien y que luego tengas que volverte. Que son dos horas de avión pero, ¿Con quién daré paseos yo ahora por nuestra playa?

Estaciones de autobuses.

Llevo varios días mentalizándome de este momento. Puedo parecer una niña,pero sabía que iba a costarme. Y exacto, cuando te he despedido he sentido el vacio. Y no es por esta semana un poco larga en la que no voy a verte,no. Es porque empiezo a hacerme a la idea de que va a llegar el dia en que te despida para muuuucho tiempo. Me conoces, sabes que siempre que sale el tema bromeo diciendote que "estoy acostumbrada a despedirme,y tu no vas a ser distinto". Cuánto me equivoco. No es que seas distinto, es que contigo hago todo lo contrario a lo que siempre habia dicho. Y no quiero pensar cómo va a ser ese momento en el que realmente no nos veamos en una larga temporada. Me gustaría saber por qué me haces tanta falta, porque sabes que no miento al decir que no eres nada del otro mundo. Sin embargo, si estoy contigo me siento mucho mejor. Un plan contigo es mucho más divertido. Aunque no paremos de enfadarnos, ambos sabemos que juntos podemos. Y hoy, cuando te he visto subiéndote al autobús, pensaba que sólo son nueve días. Nueve días en los que ojalá me mentalice realmente de que, en unos meses, mi vida aquí va a ser así; sin ti. 

martes, 15 de abril de 2014

Dame una pista.

A veces me preocupo. Me preocupo por tu comportamiento, porque creo que las ganas de marearme se te tendrían que haber pasado ya. Antes de nada quiero aclarar una cosa: yo soy consciente de que yo también dejo que actúes así; no me quito mi parte de culpa, sé que a ti no puedo decirte que no.

Pero, ¿Sabes qué es lo que no acabo de entender? Que yo soy la que se supone que quiere. Que tú hace tiempo decidiste que el hecho de no compartir país pesaba más que todos los días que hemos compartido este año; que todas esas horas las dejabas aparte. Y bien, sabes que yo te respeto. Pero, a veces, cuando me siento a pensar, llego a la conclusión de que quizá a mí se me pueda llamar estúpida o inocente, pero lo tuyo es distinto. Porque yo soy incapaz de controlarme, pero tú se supone que sí. Que podías no  querer hacerme daño y tratarme como tratas a todas. Y no me vengas con excusas, que yo estoy delante y creo que hay detalles que marcan la diferencia. Que el hecho de pasarte una noche entera sólo conmigo y todo lo que nos dijimos no puede quedarse ahí. Que lo único que me duele es que parece que no te das cuenta de que quizá merecería la pena.

Sinceramente, creo que tu único miedo es a sufrir, que sabes que podríamos hacernos daño. Dime algo, una mínima cosa, que pueda hacerte cambiar de opinión. Si estos días no te han servido para darte cuenta yo ya no sé que hacer, así que necesito que me des una pista.

lunes, 7 de abril de 2014

Teoría y práctica.

Has sido una de las mejores cosas que me han pasado últimamente. Pero como todo en la vida, también has sido de las cosas que más daño me han hecho. Eso sí, no dudo un segundo al decir que, si pudiese, te recuperaría ya mismo. No voy a mentirte, y a veces digo que ya te he olvidado. Pero luego, en días como hoy, me doy cuenta de que me acuerdo de ti más de lo que debería. Y me asusta pensar que, como dice mucha gente que conozco, todos vamos a tener dos amores en la vida; uno con el que nunca podrás llegar a tener nada, pero no habrá día en el que no te acuerdes de él, y otro será la persona con la que elijas compartir tu vida. En estos últimos meses pensaba que tú no entrabas dentro de ninguna de estas categorías. Que ya había conocido a esa persona de la que me acordaré siempre, pero que por cosas de la vida nunca podré tener algo. Pero hay momentos en los que soy consciente de que nadie ha significado tanto como lo has hecho tú. Que conseguías que cada día fuese mejor, que pensaba que era imposible ser más feliz. Llámame cursi, pero sólo de ti puedo decir estas cosas. Y vas tú y desapareces. De nada me sirve hablar contigo de vez en cuando, decirnos que nos echamos de menos. No, yo quiero volver a tenerte. Que realmente podamos hacer todo eso que un día planeamos. Que no vuelvas a separarte de mí.

Sé que no va a cumplirse, así que sólo espero poder quitarte de la cabeza hoy, aunque sea un rato. Porque no es justo acordarse tanto de alguien que te falló tanto. ¿Ves? La teoría la tengo muy bien aprendida, ahora me falta llevarla a la práctica.

Releyéndote

No quería escribirte ayer. No, ayer fue domingo, y vi normal que me acordase de ti. No me podía dormir, y no tuve mejor idea que ponerme a leer todas nuestras conversaciones. No pongas esa cara, no sé que otra cosa puedo hacer para recordarte. Porque te echo terriblemente de menos. Quizá no fui capaz de reconocértelo directamente a la cara pero odio pensar que no voy a tener a nadie como tú. No soy tan ilusa, no quiero creerme que lo que me pasó contigo va a repetirse, deje de creer en películas hace ya tiempo. Pero, me cuesta aceptar que con nadie volveré a sentir lo mismo. Porque leyendo y releyendo todo lo que día a día nos dijimos no llego a entender cómo desapareciste. Lo digo en serio. Y sí, vives lejos, pero te leo y es como si te tuviese aquí al lado. Muchas veces maldigo esa noche de verano, me cambiaste demasiado, y ahora no puedo olvidarte. Hay otras historias, mejores o más aburridas, pero nadie consigue sacarme eso que tú sí que pudiste.

Sí, hoy es lunes,y te echo terriblemente de menos.

sábado, 5 de abril de 2014

Parafraseando a Andrés



Quién me conozca sabrá que siento absoluta devoción por este hombre. Todo lo que dice es cierto, y si leéis lo que dijo en un concierto estaréis de acuerdo conmigo en que todos deberíamos creer en el amor a primera vista.

Yo  no soy cantante, sí que es verdad que mi visión sobre ciertas cosas muchas veces es demasiado simple. Pero cuando vi a Andrés, subido al escenario, guitarra en mano, diciendo esto, me dí cuenta de que tenía razón.

Creo firmemente que los flechazos existen. A mí me ha pasado. Sólo una vez en toda mi vida; pero después de pasarlo soy consciente de que a todo el mundo debería pasarle eso. Que siempre que compartiéramos nuestra vida con alguien debería ser por un flechazo. Amor a primera vista. Me hace gracia esa manera de llamarlo. Pero cuantas mas veces leo este texto, más me convenzco de que sólo existe este tipo de amor. Que el resto son distintas maneras que tenemos para convencernos de que esa persona es para nosotros, de que el roce hace el cariño, y del cariño al amor hay un paso, pero NO. De verdad os digo que el amor siempre tiene que ser a primera vista, que tienes que sentir mariposas en el estómago, o la sensación de que no queréis separaros del otro. Y sino, parafraseando a Andrés, "no es vuestra persona".

Pensadlo un poco, acabaréis pensando lo mismo que yo.

jueves, 3 de abril de 2014

Eres así, y a ti te lo perdono.

Porque consigues volverme loca. Sí, loca, de los pies a la cabeza. En el mejor y en el peor de los sentidos. 

Porque llegaste hace ya más de cinco meses, sin ninguna intención de quedarte, o eso parecía. Te fui conociendo, y demasiado pronto me diste miedo. Siento tener que usar esta palabra, sé que no suena muy bien. Pero en poco tiempo me dí cuenta de que contigo no iba a ser capaz de poner un límite, que íbamos a pasarlo terriblemente mal, y tremendamente bien a la vez. Porque no acabo de entender cómo, siendo tan diferentes aparentemente, conseguimos seguir aquí todavía. Porque contigo no puedo enfadarme, porque eres de las pocas personas que, dándome una de cal y otra de arena, consigues que no me canse.

 No sé si es bueno o malo, porque después de todo lo que me ha pasado antes de que tú llegases me prometí a mi misma que no volvería a complicarme la vida. Que iría a por aquello que no me produjese dolores de cabeza ni noches en vela, que las películas de Disney no existen. Estaba firmemente convencida, no te creas. Y de repente apareces tú. Porque pensé que tanta casualidad tenía que significar algo decidí dejar mi propósito a un lado, y decidí seguirte. Desde luego que no ha sido como me imaginaba, y todavía no veo el fin a nuestra historia. Porque la gente puede pensar lo que quiera, que a ninguno nos molesta. Porque sólo tu y yo, sabemos de qué va la cosa. Que siempre he dicho que las etiquetas no sirven de nada, aunque a veces me moleste que me marees de esta manera. Pero luego estando contigo se me pasa. Eres así, y a ti te lo perdono. Que si volviese a conocerte ahora quizá no te hubiese permitido tanto, pero nunca fui de arrepentirme. Lo que tengo contigo no lo he tenido nunca con nadie, estoy cómoda así, no tengo ni quiero pensar más. 

Que cuando llegue Julio un pedazo de mí va a irse contigo, pero ambos sabemos que esto no va a acabarse ahí. Que directamente no quiero pensarlo, porque nos quedan tres meses enteros juntos, y en 90 días pueden pasar muchas cosas.

Que te apetezca.

Tener ganas. GANAS, en mayúsculas. Porque nada me parece más importante, y creo que es lo único que te hace querer intentar algo, esforzarte por alguien.

En los últimos días he visto que, suena muy mal y hasta un poco "maleducado", pero que todo es cuestión de que algo o alguien te apetezca. No cuenta mucho lo que la razón te diga, o lo que creas que es conveniente; si le tienes ganas a alguien nada de lo anterior va a pasarte por la cabeza.

Y después de darme cuenta de esto me ha dado por pensar por qué tantas veces nos apetece alguien que en el fondo sabes que va a traerte más quebraderos de cabeza que nadie, que puede que lo acabes pasando mejor de lo que te va a dar tiempo a disfrutarlo, que hay historias en la vida que no pueden ser. No pueden ser, y punto.

 Si alguien sabe la respuesta que me la diga, por favor. Creo que sabiendo esto dejaría de imaginarme un futuro para historias imposibles, o ya no estaría pensando continuamente que los imposibles no existen. Porque en ese momento estaría ganando por primera vez la razón al corazón, y puede que eso a veces no sea tan malo.

viernes, 28 de marzo de 2014

Las cosas claras y el chocolate espeso.

Me cuesta entenderte. A ti y a tus razones, a tus intentos de explicarme el por qué eres así conmigo. 

Pero no puedo quejarme muy alto, porque también te digo que últimamente estoy muy contenta, y mi razón eres tú. Cuando las cosas se dejan claras y pasa la tormenta por fin puedes respirar hondo. Creo que nunca habíamos sido tan sinceros. Y sí, no te creas que, una vez que todo está ya dicho, voy a dejar de comerme la cabeza. ¡Ojalá!

No acabo de comprender por qué te cierras tanto a pasarlo mal, por qué piensas en lo que puedes sentir en cuatro meses y no en lo que sientes hoy. Siempre fuiste demasiado complicado, y pareces orgulloso de serlo. Me gustó aún así escuchar lo que piensas de nuestra historia; dentro de lo malo creo que es lo más bonito que me han dicho nunca.

"Ha sido de las mejores tardes de mi vida", me dijiste al despedirme. ¿Sabes qué? Una vez más, opino lo mismo.

Hazme un favor.

"Me enseñaste de todo excepto a olvidarte..."

Esta frase me viene a la cabeza muchas veces. Porque pienso que, si contigo aprendí tantas cosas, podías haberme dado instrucciones sobre cómo borrarte de mi cabeza. Porque no me parece justo.

 En ocasiones creo que volverás; en ese momento en que esté a punto de olvidarte, tal  y como lo has hecho esta última vez. Sabes que me asusto pensando que cada uno tendremos nuestra vida, que de aquí a varios años seremos sólo un vago recuerdo para el otro; que seguiremos intentando ser felices cueste lo que cueste, que ya no necesitarás de mí. Sé que esto es natural, que "a todo el mundo le pasa", que no por esto se acaba el mundo. Pero siempre te dije que soy de ese tipo de personas a las que les cuesta acostumbrarse a los cambios. Es mi culpa, tú no puedes hacer nada. Pero si no es mucho pedir, quiero que me hagas un favor. Llámame masoquista, pero todavía no quiero olvidarte; así que no desaparezcas.

 Vuelve; aunque sea cada 29 de Febrero, no me importa. Pero quiero saber que tardaremos en olvidarnos. Que "fue corto pero intenso", que a día de hoy todavía nos importamos un poco. Bueno, que me dices, ¿harías eso por mí?

Con nombre y apellido.

Llevo varios días comentando en voz alta que echo de menos alguna historia interesante. Recalco el "interesante", porque hace mucho que lo corriente dejó de llamarme la atención. Llamadme estúpida, pero soy incapaz de fijarme en algo "normal", como dicen mis amigas. Sí, últimamente sólo me ilusiono con aquello que tiene la fecha de caducidad pintada en mayúscula y fosforito. Pero parece que no me importa.

 Y es que esto tiene su causa, con nombre y apellido. Tú, y sólo tú, sabes que desde ese momento yo aparté mi cordura a un lado. Que dejó de importarme lo conveniente y lo seguro para lanzarme al vacío; y si es sin paracaídas mejor, más emocionante. Puede sonar inmaduro, lo sé. Pero hay gente que preferimos caernos de continuo, que de tantas veces tenemos ya práctica en levantarnos. Que dejamos el orgullo a un lado, y nos sale de nosesabedónde el espíritu aventurero, y allá vamos

Y todo esto por ti. Yo antes no era así, puedes preguntarlo a quien quieras. No sé si estoy contenta o no con mi cambio, pero es la única forma que tengo de recordarte.

miércoles, 12 de marzo de 2014

PCV.

Un día blanco, otro negro. Hoy un extremo, y probablemente mañana estará en el contrario. Podéis pensar que cómo es posible ser así, pero de verdad os digo que lo único que yo pienso es cómo podría vivir sin una persona así. Porque sí, es ella, y no necesita ningún tipo de explicación. 

Cada día me doy cuenta de que de ella necesito todo: desde las horas de charlas interminables, los enfados repentinos que se solucionan a los cinco minutos, las noches de fiesta, de esas que sabes cómo empiezan pero no cómo van a acabar, su sentido común y esa terrible sinceridad que hasta duele a veces. Porque sí, porque cuánto más tiempo pasamos juntas, más me convenzo de que haré lo que sea para que esto no cambie nunca. Porque hay amistades que una vez que llegan, pasas a considerarte una chica con mucha suerte. No exagero, y quién la conozca sabrá que estoy en lo cierto. Eso sí, no os engañéis; somos ella y yo, y nadie puede quitarnos eso. Gracias siempre P.

lunes, 10 de marzo de 2014

Quiero recordártelo

Recuerdo el primer día que te vi, nunca imaginé que ese momento me cambiaría tanto. Porque hay veces que no somos conscientes, que queremos volver atrás para repetir esa sensación de conocer a alguien por primera vez, sabiendo que es imposible.

Pero también te digo que nunca imaginé que fueses así. Porque sí que es cierto que hasta ahora congeniábamos bien, que creía que nuestros caracteres tan distintos se complementaban hasta alcanzar un equilibrio que parecía capaz de sortear cualquier terremoto. Pero no. No sé quién fue el primero que rompió ese pacto implícito, ni tampoco sé si esto llegó a existir alguna vez. Quizás fueron ilusiones mías. Quizás nosotros veíamos algo que nadie más era capaz de ver, en nuestro afán por intentar normalizarlo todo después de aquello de lo que tú y sólo tú eres culpable. Porque quiero recordarte que toda esta situación empezó por tu culpa. Que sé que ahora no podemos cambiarlo, y que quizá yo la he estropeado más, si eso era posible. Que un día me dijiste que seguiríamos ahí pasase lo que pasase, y desde aquí quiero recordártelo.

Pero no voy a ser capaz de decírtelo jamás a la cara. Porque eso es nuestro principal fallo; que desde que tú lo cambiaste todo, los dos decidimos que una parte de la verdad jamás saldría a la luz. Nunca me han gustado esas cosas; pero aquí estoy; metida en el juego. Quién gane o pierda creo que a ninguno nos importa, creo que sólo queremos seguir ahí, o al menos intentarlo lo máximo posible.

domingo, 9 de marzo de 2014

No me gustas.

Orgullo. Maldita palabra. No me gusta en ninguno de los sentidos; ni al decirlo ni al escribirlo. Y supongo que la única razón de esto es porque todo lo que lleva detrás me repugna. sé que es algo que a mí me falta de principio a fin, que en toda mi vida no he mostrado ni un ápice, pero siento reconocer que no lo echo de menos. Porque con cuánta más gente orgullosa me cruzo, más me doy cuenta de que así no se llega a ningún sitio. Que siento haberte fallado, pero no voy a rogar que me perdonas. Que si tú quieres seguir así lo que nos queda de año enhorabuena, no voy a impedírtelo. No va conmigo ir detrás de nadie, y no precisamente por orgullo; simplemente creo que nadie se merece ese comportamiento. Que depende única y exclusivamente de ti, está en tus manos, yo me retiro.

Apática

Llevo mucho sin escribir aquí. Supongo que hay temporadas para todo, y llevo unas semanas bastante perezosa. No me justifico, pero tampoco tengo mucho que contarte. Que si me fijo en cómo me va últimamente, o en cómo le va a la gente de mi alrededor, mis ganas disminuyen más todavía. La vida es bastante aburrida, un asco muchas veces. Que te cansas de esperar algo "normal", que las historias a través del teléfono pierden su emoción al poco tiempo de empezar, y que me choca cómo la vida nos sorprende tan a menudo a veces y tan poco otras. 

Aquí sigo esperándote, no te preocupes; no tengo intención de irme muy lejos, así sabrás dónde puedes encontrarme. Tómate tu tiempo, a día de hoy no tengo mucha prisa.

lunes, 24 de febrero de 2014

Hoy quiero darte los buenos días

Hoy me he levantado con mucho mas sueño de lo normal. No he dormido nada, mi madre me pregunta y soy incapaz de decirle que he soñado contigo, que por eso no puedo hoy casi ni abrir los ojos. Pesadilla mejor dicho, nada de sueño. Y no es que pasase nada malo, pero para mí la sensación de que apareces ya es mala señal. 

Porque ha pasado ya mucho tiempo, pero sigo pensando en ti, No como lo hacía antes; yo empecé hace ya mucho a vivir mi vida, pero tu sombra sigue ahí. Porque es asqueroso, pero por más que veo a gente creo que nadie te supera. Porque las comparaciones son odiosas, y más cuando siempre sales ganando. Y ahí es donde yo me preocupo, ¿Cómo no va a haber nadie mejor que tú, que me has hecho más daño que nadie hasta ahora? ¿Voy a tener siempre tu recuerdo, persiguiéndome y recordándome esa etapa en la que fui tan feliz?

 Porque esa es otra cosa; creo que te quiero tanto porque, aunque viviese engañada, conseguías que tuviese ganas de salir de la cama, de empezar el día sólo para hablar contigo. Que sé que para otros eso no vale nada, pero siempre valoré cosas insignificantes a los ojos del resto. Que quizá quiero dejar de soñar contigo para aceptar que no voy a encontrar a nadie como tú. Será más alto, más guapo o con menos gracia (todavía) al vestir, más cariñoso o menos sincero... Pero nunca como tú. Que te convertiste en esa persona que se enquista, que sé que vivirás siempre conmigo, pero que lo nuestro jamás volverá a ser. De eso me doy cuenta, y me cuesta sonreír. 

Y desde la distancia, hoy mayor que hace unos días, que te tenía conmigo, te deseo los buenos días.

sábado, 22 de febrero de 2014

Buon viaggio

Creo que nunca serás capaz de imaginarte lo que ha sido para mi decirte adiós. O no ir a decírtelo hoy cara a cara. Pero, ¿sabes qué pasa? Que creo que a uno de los dos le toca ser racional ahora. Que nadie sabe las ganas que tengo de volver a verte, aunque te mire y sólo me salga odiarte, tú y yo sabemos que no hay otro sitio mejor que la calle si estamos juntos. Pero lo siento cariño, si tú decides lanzarte a la piscina voy a ser yo la que te agarre por atrás diciéndote "basta". Porque así somos, cuando tú quieres yo huyo, y cuando yo te busco tú desapareces del mapa. Así somos; hielo y fuego, que en algún momento decidieron arriesgarse a ver si eran capaz de no fundirse o desaparecer estando juntos. Y creo que ambos vimos que no puede ser. Que te recordaré siempre; que odio cuando hablas de ella, y sé que no soportas que yo mencione a otros. Pero c`est la vie, mon amour. Espero por mi bien no verte pronto. Porque dejé pasar al huracán una vez, pero creo que dos ya se consideraría suicidio. No me olvidaré de ti, eso es lo único que he podido prometerte. Que tengas buen viaje de vuelta a casa.

Caradura, pero con clase

Te pido que me esperes abajo, que no quiero tener ese momento incómodo de encontrarte en tu cuarto. Conforme voy yendo para allá quiero darme la vuelta mil veces, me repito a mi misma que nadie va a salir de esto impune, que quizá sería mejor reprimir mis ganas de verte y encerrarme en casa. Pero me conoces bien, y sabes que soy incapaz de no verte. Y voy acercándome y creo verte ahí a lo lejos. Y sólo pienso lo distinto que te recordaba; estás más alto, más mayor. Y eso que sólo han pasado cuatro meses... Somos iguales, no nos sale ni darnos ni un beso ni un abrazo; me preguntas que quiero hacer, y con tu voz mucho más ronca de lo normal se rompe el silencio.

Sabes que sólo he venido para quedarme tranquila, porque no quiero tener dentro de mí siempre tantísimas dudas. No quiero tu cariño, ni tu perdón, y te aclaro mil veces que no quiero que te hagas la víctima. Somos mayorcitos, yo no sé muy bien por qué estás aquí, pero sí sé por qué lo estoy yo. No podía dejar pasar la oportunidad de pasar un rato contigo, necesitaba despedirme de una vez por todas de ti y esa sonrisa que durante tanto tiempo me hizo perder la razón. Es raro, pero mientras tú hablas a mí me sale reírme; y es que alucino con tu caradura, y no puedo parar de repetírtelo. No entiendo cómo eres capaz de decirme todo lo que me dices, sin cambiar el gesto y cómo si estuviésemos hablando del menú del día. Te quiero y te he querido, pero también soy capaz de decirte que tienes un problema grave. Que me ataré a mi cama si hace falta, pero no quiero llamarte para que vengas a verme. Y no por cortar con este triángulo amoroso que parece salido de un guión de ciencia ficción, sino por mí misma. Quiero seguir con mi vida anterior a conocerte, asumir que esto se ha acabado, que no volveré a verte ni a escuchar tu voz. Que hubiese hecho todo lo posible porque lo nuestro saliese bien, pero ahora sé que nunca hubo algo "nuestro" tal y como me imaginaba. Que no quiero ser la aventura de nadie, aunque sabes que siempre serás especial. Quiero cumplir uno de mis propósitos para el 2014, y aprender a vivir sin ti.

Llega la noche, y hoy te recuerdo

Es de noche, y me  acuerdo de ti. ¿Sabes? Hacía mucho que no eras lo último en lo que pensaba antes de dormirme, pero supongo que tenerte tan cerca hace que millones de recuerdos vengan a mi cabeza. Es curioso, te he visto muy poco y sin embargo parece que te he tenido una vida entera. 

Porque bastaba con mirarte para entenderte, porque incluso en idiomas diferentes no hacían falta segundas explicaciones. Porque sí, porque quisiste llegar una noche de verano, como un barco que encuentra un puerto para pasar la noche y decide no echar el ancla; que sabe que lo suyo será un visto y no visto, y no quiere causar muchos desperfectos. Pero ahí, amigo mío, creo que es donde tu plan falló. Porque los causaste, tanto que después no he vuelto a pasar la ITV, y he ido perdiendo una convocatoria tras otra, examen tras examen; fíjate, quizá quería parecerme a ti, quizá quería vivir al límite. Pero ahora veo que no puedo hacer eso. Llámame inocente, de acuerdo, pero quise confiar en ti. Me equivoqué hasta lo más profundo, pero volvería a hacerlo, no cambiaría ni un punto ni una coma, ni una mirada ni una sonrisa, ni un enfado con su reconciliación. Porque no te tuve mucho fisicamente pero conseguiste sacar una parte de mí que hasta ahora no desconocía, y sólo por eso te doy las gracias. Tú tienes tu vida y yo la mía, y espero de verdad que nuestros caminos sigan así. Recuérdame como eso que me dijiste esa tarde, que fui la única historia aparte con la que te apeteció continuar, incluso a 2000 kilómetros de distancia. 

Es triste, pero sé que no puedo esperar más de ti. Hasta aquí hemos llegado, aquí acaba nuestra historia.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Caer y levantarse

Hay veces que la vida decide jugártela. Sí, no preguntéis por qué, hay gente con más suerte que otra, gente a la que todo le sonríe, mientras que a ti parece que te ha mirado un tuerto. Quiero aclarar que no soporto a la gente victimista, no aguanto la autocompasión. Será por qué en mi casa siempre me han enseñado a valorar lo que uno tiene y a levantarse cuando por alguna razón te caes al suelo. Desde siempre me han dicho que cada uno somos responsables de lo que hacemos, y que si vamos por ahí sin pensar en nada acabará pasándonos factura.

Creo que ya estoy muy mentalizada de que a lo largo de los años recibiremos mil golpes, y que lo correcto es saber levantarse sin hacer de ello un mundo. Pero todos sabemos que eso a veces cuesta, y mucho. Que lo único que nos sale es lamentarnos, creer que no hay nadie con peor suerte que nosotros, encerrarnos en nuestro cuarto y llorar, ¿verdad? Pues esto es lo que me apetece a mí ahora, lo único que me apetece. Así que sólo puedo pedir paciencia para aquellos que, contra viento y marea, intentan tirar de mí para que no me hunda. No sé que haríamos en la vida si no tuviésemos amigos, lo digo en serio. Sólo puedo dar las gracias, no me sale nada más.

martes, 18 de febrero de 2014

Sorpresas te da la vida

Necesito decirte una cosa. Bueno, necesito decirte mil y una cosas, pero muchas de ellas ya las sabes. Tengo que reconocerlo; me has sorprendido. Creo que eres la persona con la que más me he equivocado, creía que te conocía y has resultado ser totalmente distinto a como yo te imaginaba, pero sí que es cierto que esta vez me has sorprendido "para bien". Nunca; repito, nunca imaginé que serías capaz de venir a verme. JAMÁS. Y sí, tengo que reconocer que casi muero cuando vi que la pantalla del teléfono se encendía y que eras tú, pensé que me daba un infarto al escuchar tu voz después de cuatro meses, pero no te veía capaz después de todo de cogerte un avión y venir, asi que olé por ti.

Creo que sabes que no espero ya nada, que todo acabó hace tanto que me parece una historia del siglo pasado. Que me gustaría tenerte tal y como creía que te tenía durante ese tiempo, pero que ahora que sé la verdad tengo demasiado asumido que nos montamos una película, pero no de las de Disney (¡Ojalá!). Que cuando alguien es capaz de decepcionarte tanto como lo has hecho tú ya sólo queda la indiferencia; total y absoluta. Que agradezco tus palabras, tu "interés" repentino en mi vida de ahora pero que cuando hablas no te reconozco. O quizá es simplemente que, durante el poco tiempo que estuvimos juntos, me creé una imagen de ti alejada a más no poder de la realidad. Sí, ya te dije ayer que en parte yo tengo culpa; por ser tan estúpida e inocente, por creerte sin dudar ni un segundo en lo que me contabas. No se puede ir así por la vida, ahora lo sé. 

Te dije ayer que creo que no quiero volver a saber más de ti; tú me dijiste que antes de verano sabía que volvería a verte. Fuiste el huracán que arrasó con esa calma que andaba buscando, y ahora no sé ni donde me encuentro. Fue el destino, quiero pensar eso.

lunes, 17 de febrero de 2014

Hai capito?

No quiero mentirte, hay veces que me sorprendo a mi misma pensando qué es lo que te llevará a actuar así conmigo. Por qué te has impuesto este "ni contigo ni sin ti" que no nos deja ni respirar. 

Porque me da la sensación de que tienes miedo de que me vaya, de perderme; corrígeme si me equivoco. Porque tus celos y piques absurdos han llegado a resultarme divertidos, no quiero negarlo. Pero eso no quita que, cuando me ponga a pensar, no entienda nada. Complicado se queda corto a tu lado. Y creo que sabes que tienes la total capacidad para confundirme, porque sabes que de ti me dejo. Que no importa que sienta odio a veces por cómo eres, que me reviente este tira y afloja interminable; tú eres tú y sabes que puedes. Tan simple como eso, nosotros somos nosotros y, aunque desde fuera parezca tremendamente aburrido por ese "algo" que nunca acaba, yo aquí sigo. No quiero decir que aquí me tienes disponible para ti para ese momento en el que decidas dejar de llevarte un poco; no, sólo digo que sé que de ti no voy a cansarme, que quiero seguir siendo ese papel que se supone que ocupo en los meses que te estás aquí. Que maldigo el momento en que empecé a hablarte, porque ni te imaginas cuántos quebraderos de cabeza me hubiese ahorrado. Pero aquí estamos, los dos en el mismo barco por ahora, y espero que ninguno decida bajarse en el próximo puerto. Quiero que "esto", sea lo que sea "esto" que tenemos, dure... ¿Te queda claro?

Prohibido decirnos "adiós"

Porque hay veces que conoces a una persona y no puedes hacer otra cosa más que pensar que a veces la vida se equivoca. Que hay gente que deberíamos conocer en otra etapa, o que quizá sería mejor no haber coincidido. Me explico, no es que me arrepienta; más bien todo lo contrario. Pero hay ocasiones en las que  conoces a alguien y sabes que son relaciones que tienen escritas la fecha de caducidad en la frente. Es cierto que hoy en día estás a unas horas de avión de distancia, pero no nos engañemos, no es lo mismo. 

Porque hay veces que creo que lo pasaré tan mal despidiéndome de ti que sería mejor no haberte conocido. Sé que una de las cosas que más me definen es eso de "piensa y disfruta del presente", pero inevitablemente la cabeza se me va a Julio, y quiero morir. Siempre fui muy exagerada, pero cuando alguien te toca de verdad, no puedes querer más que que jamás se separe de ti. Y yo he tenido la suerte de este año conocer a gente increíble, pero que vienen con billete de vuelta. Intento no pensarlo, lo prometo, ojalá pudiese retrasar al máximo que llegue este verano. Creo que es la primera vez que no sueño con que llegue el calor; esta vez no. Prometo aprovecharos al límite, que no quede ningún plan en el tintero; pero sobretodo prometo que en verano no será un adiós, sólo un simple "hasta pronto".

domingo, 9 de febrero de 2014

La cruda realidad.

Nos agarramos a un clavo ardiendo. Todos y cada uno; sin excepción, yo la primera. Es curioso ver cómo en algunas épocas intentamos verle lo bueno a cosas que nunca nos habían llamado la atención antes, y que en otras circunstancias no lo harían... Poco a poco y sin darnos cuenta dejamos de ser nosotros mismos y nos convertimos en otro yo, con todo aquello que se supone que nos convendría.

Tú y yo sabemos que, por muy mal que suene, también te ha pasado alguna vez. Que también has intentado dar una oportunidad a eso que de entrada veías que no iba mucho con tu forma de ser. Pero ambos sabemos que es incapaz de sostenerse en el tiempo. Que fingir pasa factura, y llegará el día en que te levantes y la chica que veas en el espejo se encuentre lejos de la imagen que tenías de ti misma. Y tratas de volver al punto dónde estabas antes, tratando principalmente de hacer el mínimo daño posible. No entiendes que, a la hora de decir adiós a alguien, es imposible quedar bien. Que cuando te habías hecho a la idea de que esa persona iba a estar a tu lado, el hecho de que de repente se vaya le convierte automáticamente en mala persona. Se siente, es así. Hace falta ser valiente para marcharse, no te digo que no. Pero por experiencia te digo que no sirve de nada intentar permanecer en algo que no encaja contigo. Que siempre he sido una soñadora, pero creo que debes sentir esa chispa que hace que no quieras otra cosa que no sea estar con él, que claro que creo en "la primera vista", que si no te entra por los ojos estás perdida. Llamadme superficial, es la cruda realidad. Es un binomio, los dos lados de la balanza.

Así que, como algunos dicen, "mejor sola que mal acompañada". Busca aquello que mejor encaje contigo y te haga ser feliz, sólo se trata de eso.

sábado, 8 de febrero de 2014

Piensa lo que quieras

Lo siento, pero no. Hasta aquí hemos llegado. Me puedo imaginar perfectamente lo que piensas de mí, y sé también que no puedo hacer nada para cambiarlo. De verdad, no es cuestión de orgullo, te aseguro que yo "de eso" no tengo. Es simplemente que te has llevado el récord en "darme pereza". Perdóname si suena demasiado fuerte, sabes que no tengo nada en contra de ti. No puede haber un mejor ejemplo de ese "No es por ti, es por mí", y no es una excusa barata. Creo que no puedo dar una explicación coherente, pero quien me conoce ya sabe que esa no es una palabra que me defina ahora mismo.

"No has sido tú", quizá sentiste demasiado rápido, o en muy poco tiempo sabías que querías algo serio; perdóname pero resulta que yo contigo he sido todo lo contrario. Y me da rabia pensar que probablemente hubiese sido la historia más "normal" o "sana" que he tenido hasta ahora, pero debe ser que me gusta lo peligroso. Pero pensar en que alguien a la semana quiere empezar ya algo, que le sale preguntar por cada mínimo detalle; hace que crezca una barrera que me impide mostrarme tal y como soy. No sé en qué momento te imaginaste que me gusta tener a alguien que cuestiona todo detrás de mi. Has conseguido que pareciese que llevábamos juntos diez meses en vez de diez días. Convertirlo todo en una rutina, es justo de lo que intento huir siempre.

Sí, probablemente pensarás que soy bipolar, que estoy loca o que tengo la edad mental de una niña de cinco años. Pero es que no quiero tener que darte ninguna explicación. Dijiste que ahora ves que lo que dice todo el mundo de mí es cierto... Tengo que reconocer que eso ha sido lo único de la conversación que me ha llamado la atención. Primero porque no sabía que "todo el mundo" sabe como soy, y no sé si tengo que asustarme o sentirme halagada. Y segundo, porque no puedo imaginarme qué es lo que dirán de mí. Pero mira, así, "sea lo que sea" eso que cuentan, has podido comprobarlo en persona. Y llámame pasota, pero me da exactamente igual. Sólo me pondré nerviosa al verte, pero conociéndome luego hasta soy capaz de ir a saludarte.

"Ha sido un placer", bonita despedida.

viernes, 7 de febrero de 2014

"No es por ti, es por mí"

Está comprobado: Siempre vamos a querer lo que no tenemos. Y sé que esto es una verdad universal, que a todo el mundo le ocurre; pero cuando te pasa a ti es cuando realmente te planteas el por qué de esto. Yo no puedo decir que esté orgullosa de perseguir siempre aquello que no tengo, y una vez lo consigo querer algo nuevo. Soy una caprichosa, lo reconozco. 

Por eso te digo, que tu único fallo ha sido ponérmelo todo en bandeja, eso conmigo es fracaso total. Adoro los retos, creo que te lo dije, muchas veces me dicen que parezco la "Defensora de las Causas Pérdidas", y lo fácil y cómodo nunca me llamó la atención. Sé que tú no tienes la culpa, son maneras distintas de ser. Hechos tan simples como querer verme todos los días, o someterme al tercer grado por cada cosa que hago (sin ti) han hecho que mi ilusión se esfume más rápido que la pólvora. Dijiste que era rara, bonita palabra. Siento corregirte, me considero especial. Probablemente mi manera de ir por la vida, ese o todo o nada, no me lleve demasiado lejos, pero me gustaría no tener que cambiarlo.

No sé que imagen tendrás de mí ahora, pero creo que es una mala señal el hecho de que tampoco me importe mucho. Soy así, y no voy a pedirte perdón por ello.

sábado, 1 de febrero de 2014

Pilla-pilla.

Y no lo entiendo. No sé por qué contigo todo es así, jugando continuamente al escondite, cuando tú vienes yo me voy, y viceversa. No sé si tú sueles ser así siempre, y si consigues algo. Pero conmigo las cosas no funcionan igual. 

Siempre fui muy radical, y la paciencia no es una de mis virtudes. Blanco o negro, ya lo sabes.Y me da rabia pensar por qué ha ocurrido todo así; por qué en este momento en el que la emoción por ti ya se me ha pasado, es cuando tú has decidido contar conmigo para todo, hacerme partícipe de cada mínimo detalle de tu vida cotidiana, e incluso ya has pasado a decirme que me echas de menos. No lo entiendo. Sabía que contigo no iba a ser fácil, que ninguno lo teníamos claro, pero ahora veo que no nos podemos poner de acuerdo. Creo que ha sido cuando ya no me tenías detrás cuando tú has decidido venir a buscarme. Y es curioso, porque no te imaginas lo que hubiera dado porque estuvieses así hace unas semanas. Pero ahora ya sé que contigo fue eso; la emoción por la novedad de una historia distinta, quizá un intento de sustituir esa anécdota todavía reciente. 

Que tú forma de ser tan complicada nunca conseguiría encajar con la mía, que desgraciadamente tendríamos fecha de caducidad, esa que de vez en cuando sale en nuestras conversaciones y que por más que lo intentemos siempre va a estar. Que creo que llega un momento en que tenemos que dejar esta tontería, esas indirectas o mis enfados absurdos,dejar este pilla-pilla; porque nos tenemos el uno al otro y eso es suficiente. 

Me cuesta por orgullo cerrar tu puerta pero creo que  la vida se trata de tomar decisiones, y quiero arriesgarme. Deséame suerte.