viernes, 28 de marzo de 2014

Las cosas claras y el chocolate espeso.

Me cuesta entenderte. A ti y a tus razones, a tus intentos de explicarme el por qué eres así conmigo. 

Pero no puedo quejarme muy alto, porque también te digo que últimamente estoy muy contenta, y mi razón eres tú. Cuando las cosas se dejan claras y pasa la tormenta por fin puedes respirar hondo. Creo que nunca habíamos sido tan sinceros. Y sí, no te creas que, una vez que todo está ya dicho, voy a dejar de comerme la cabeza. ¡Ojalá!

No acabo de comprender por qué te cierras tanto a pasarlo mal, por qué piensas en lo que puedes sentir en cuatro meses y no en lo que sientes hoy. Siempre fuiste demasiado complicado, y pareces orgulloso de serlo. Me gustó aún así escuchar lo que piensas de nuestra historia; dentro de lo malo creo que es lo más bonito que me han dicho nunca.

"Ha sido de las mejores tardes de mi vida", me dijiste al despedirme. ¿Sabes qué? Una vez más, opino lo mismo.

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