viernes, 28 de marzo de 2014

Las cosas claras y el chocolate espeso.

Me cuesta entenderte. A ti y a tus razones, a tus intentos de explicarme el por qué eres así conmigo. 

Pero no puedo quejarme muy alto, porque también te digo que últimamente estoy muy contenta, y mi razón eres tú. Cuando las cosas se dejan claras y pasa la tormenta por fin puedes respirar hondo. Creo que nunca habíamos sido tan sinceros. Y sí, no te creas que, una vez que todo está ya dicho, voy a dejar de comerme la cabeza. ¡Ojalá!

No acabo de comprender por qué te cierras tanto a pasarlo mal, por qué piensas en lo que puedes sentir en cuatro meses y no en lo que sientes hoy. Siempre fuiste demasiado complicado, y pareces orgulloso de serlo. Me gustó aún así escuchar lo que piensas de nuestra historia; dentro de lo malo creo que es lo más bonito que me han dicho nunca.

"Ha sido de las mejores tardes de mi vida", me dijiste al despedirme. ¿Sabes qué? Una vez más, opino lo mismo.

Hazme un favor.

"Me enseñaste de todo excepto a olvidarte..."

Esta frase me viene a la cabeza muchas veces. Porque pienso que, si contigo aprendí tantas cosas, podías haberme dado instrucciones sobre cómo borrarte de mi cabeza. Porque no me parece justo.

 En ocasiones creo que volverás; en ese momento en que esté a punto de olvidarte, tal  y como lo has hecho esta última vez. Sabes que me asusto pensando que cada uno tendremos nuestra vida, que de aquí a varios años seremos sólo un vago recuerdo para el otro; que seguiremos intentando ser felices cueste lo que cueste, que ya no necesitarás de mí. Sé que esto es natural, que "a todo el mundo le pasa", que no por esto se acaba el mundo. Pero siempre te dije que soy de ese tipo de personas a las que les cuesta acostumbrarse a los cambios. Es mi culpa, tú no puedes hacer nada. Pero si no es mucho pedir, quiero que me hagas un favor. Llámame masoquista, pero todavía no quiero olvidarte; así que no desaparezcas.

 Vuelve; aunque sea cada 29 de Febrero, no me importa. Pero quiero saber que tardaremos en olvidarnos. Que "fue corto pero intenso", que a día de hoy todavía nos importamos un poco. Bueno, que me dices, ¿harías eso por mí?

Con nombre y apellido.

Llevo varios días comentando en voz alta que echo de menos alguna historia interesante. Recalco el "interesante", porque hace mucho que lo corriente dejó de llamarme la atención. Llamadme estúpida, pero soy incapaz de fijarme en algo "normal", como dicen mis amigas. Sí, últimamente sólo me ilusiono con aquello que tiene la fecha de caducidad pintada en mayúscula y fosforito. Pero parece que no me importa.

 Y es que esto tiene su causa, con nombre y apellido. Tú, y sólo tú, sabes que desde ese momento yo aparté mi cordura a un lado. Que dejó de importarme lo conveniente y lo seguro para lanzarme al vacío; y si es sin paracaídas mejor, más emocionante. Puede sonar inmaduro, lo sé. Pero hay gente que preferimos caernos de continuo, que de tantas veces tenemos ya práctica en levantarnos. Que dejamos el orgullo a un lado, y nos sale de nosesabedónde el espíritu aventurero, y allá vamos

Y todo esto por ti. Yo antes no era así, puedes preguntarlo a quien quieras. No sé si estoy contenta o no con mi cambio, pero es la única forma que tengo de recordarte.

miércoles, 12 de marzo de 2014

PCV.

Un día blanco, otro negro. Hoy un extremo, y probablemente mañana estará en el contrario. Podéis pensar que cómo es posible ser así, pero de verdad os digo que lo único que yo pienso es cómo podría vivir sin una persona así. Porque sí, es ella, y no necesita ningún tipo de explicación. 

Cada día me doy cuenta de que de ella necesito todo: desde las horas de charlas interminables, los enfados repentinos que se solucionan a los cinco minutos, las noches de fiesta, de esas que sabes cómo empiezan pero no cómo van a acabar, su sentido común y esa terrible sinceridad que hasta duele a veces. Porque sí, porque cuánto más tiempo pasamos juntas, más me convenzo de que haré lo que sea para que esto no cambie nunca. Porque hay amistades que una vez que llegan, pasas a considerarte una chica con mucha suerte. No exagero, y quién la conozca sabrá que estoy en lo cierto. Eso sí, no os engañéis; somos ella y yo, y nadie puede quitarnos eso. Gracias siempre P.

lunes, 10 de marzo de 2014

Quiero recordártelo

Recuerdo el primer día que te vi, nunca imaginé que ese momento me cambiaría tanto. Porque hay veces que no somos conscientes, que queremos volver atrás para repetir esa sensación de conocer a alguien por primera vez, sabiendo que es imposible.

Pero también te digo que nunca imaginé que fueses así. Porque sí que es cierto que hasta ahora congeniábamos bien, que creía que nuestros caracteres tan distintos se complementaban hasta alcanzar un equilibrio que parecía capaz de sortear cualquier terremoto. Pero no. No sé quién fue el primero que rompió ese pacto implícito, ni tampoco sé si esto llegó a existir alguna vez. Quizás fueron ilusiones mías. Quizás nosotros veíamos algo que nadie más era capaz de ver, en nuestro afán por intentar normalizarlo todo después de aquello de lo que tú y sólo tú eres culpable. Porque quiero recordarte que toda esta situación empezó por tu culpa. Que sé que ahora no podemos cambiarlo, y que quizá yo la he estropeado más, si eso era posible. Que un día me dijiste que seguiríamos ahí pasase lo que pasase, y desde aquí quiero recordártelo.

Pero no voy a ser capaz de decírtelo jamás a la cara. Porque eso es nuestro principal fallo; que desde que tú lo cambiaste todo, los dos decidimos que una parte de la verdad jamás saldría a la luz. Nunca me han gustado esas cosas; pero aquí estoy; metida en el juego. Quién gane o pierda creo que a ninguno nos importa, creo que sólo queremos seguir ahí, o al menos intentarlo lo máximo posible.

domingo, 9 de marzo de 2014

No me gustas.

Orgullo. Maldita palabra. No me gusta en ninguno de los sentidos; ni al decirlo ni al escribirlo. Y supongo que la única razón de esto es porque todo lo que lleva detrás me repugna. sé que es algo que a mí me falta de principio a fin, que en toda mi vida no he mostrado ni un ápice, pero siento reconocer que no lo echo de menos. Porque con cuánta más gente orgullosa me cruzo, más me doy cuenta de que así no se llega a ningún sitio. Que siento haberte fallado, pero no voy a rogar que me perdonas. Que si tú quieres seguir así lo que nos queda de año enhorabuena, no voy a impedírtelo. No va conmigo ir detrás de nadie, y no precisamente por orgullo; simplemente creo que nadie se merece ese comportamiento. Que depende única y exclusivamente de ti, está en tus manos, yo me retiro.

Apática

Llevo mucho sin escribir aquí. Supongo que hay temporadas para todo, y llevo unas semanas bastante perezosa. No me justifico, pero tampoco tengo mucho que contarte. Que si me fijo en cómo me va últimamente, o en cómo le va a la gente de mi alrededor, mis ganas disminuyen más todavía. La vida es bastante aburrida, un asco muchas veces. Que te cansas de esperar algo "normal", que las historias a través del teléfono pierden su emoción al poco tiempo de empezar, y que me choca cómo la vida nos sorprende tan a menudo a veces y tan poco otras. 

Aquí sigo esperándote, no te preocupes; no tengo intención de irme muy lejos, así sabrás dónde puedes encontrarme. Tómate tu tiempo, a día de hoy no tengo mucha prisa.