martes, 2 de diciembre de 2014

De defectos y virtudes.

Me acuerdo de esa vez en la que me preguntaron qué era lo que me gustaba más de ti. No me acuerdo de qué contesté. Es curioso, hay veces que no tardamos ni un segundo en responder algo, mientras que pasado un tiempo eso mismo no tiene respuesta.

Ahora, sin embargo, sabría decirte mil cosas que ya no me gustan. Creo que, después de tanto tiempo, te debo, al menos, guardar cariño. Y, ¿sabes? Nunca fui de odiar a nadie. Soy de esas que piensan que hay gente que debe estar en tu vida si te aporta algo, sino, es mejor que se marchen. Y cuando se marchan duele. Eso lo sé demasiado bien. Pero también pienso que si se toma una decisión tiene que ser hasta el final. Y yo decidí quererte y apostarlo todo, y créeme, de eso no me arrepentiré nunca. Pero lo peor viene cuando con eso no te basta, cuando necesitas más. Y sé que no me entiendes, pero para algunas cosas soy bastante exigente y necesito un 101%. No sé si es justo o no, pero soy así. Supongo que también tengo derecho a ser yo misma, después de todo lo que te he dado. No puedo pedirte perdón por eso. Y no, no te creas que te he echado yo, no me hagas ser la mala. Hay decisiones que te ves obligada a tomar, aunque no quieras. No me arriesgo a decir que poner un punto y final es de lo más difícil que he hecho. Y puedes aparecer las veces que quieras, no voy a cambiar. Por más que mi subconsciente lo quiera, ahora ya no. Te dí tanto tiempo de prueba que creo que ya es hora de que mi orgullo salga a flote.

Tu orgullo. Esa sería de las primeras cosas de ti que no me gustan. No he tardado ni un segundo en pensar mi respuesta... Ojalá dentro de un tiempo pueda responder igual de rápido para sacar tu mayor virtud.

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