sábado, 1 de febrero de 2014

Pilla-pilla.

Y no lo entiendo. No sé por qué contigo todo es así, jugando continuamente al escondite, cuando tú vienes yo me voy, y viceversa. No sé si tú sueles ser así siempre, y si consigues algo. Pero conmigo las cosas no funcionan igual. 

Siempre fui muy radical, y la paciencia no es una de mis virtudes. Blanco o negro, ya lo sabes.Y me da rabia pensar por qué ha ocurrido todo así; por qué en este momento en el que la emoción por ti ya se me ha pasado, es cuando tú has decidido contar conmigo para todo, hacerme partícipe de cada mínimo detalle de tu vida cotidiana, e incluso ya has pasado a decirme que me echas de menos. No lo entiendo. Sabía que contigo no iba a ser fácil, que ninguno lo teníamos claro, pero ahora veo que no nos podemos poner de acuerdo. Creo que ha sido cuando ya no me tenías detrás cuando tú has decidido venir a buscarme. Y es curioso, porque no te imaginas lo que hubiera dado porque estuvieses así hace unas semanas. Pero ahora ya sé que contigo fue eso; la emoción por la novedad de una historia distinta, quizá un intento de sustituir esa anécdota todavía reciente. 

Que tú forma de ser tan complicada nunca conseguiría encajar con la mía, que desgraciadamente tendríamos fecha de caducidad, esa que de vez en cuando sale en nuestras conversaciones y que por más que lo intentemos siempre va a estar. Que creo que llega un momento en que tenemos que dejar esta tontería, esas indirectas o mis enfados absurdos,dejar este pilla-pilla; porque nos tenemos el uno al otro y eso es suficiente. 

Me cuesta por orgullo cerrar tu puerta pero creo que  la vida se trata de tomar decisiones, y quiero arriesgarme. Deséame suerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario