sábado, 30 de noviembre de 2013

Reencuentros.

Adoro estos días. Ya me he levantado pensando que hoy va a ser especial. ¿No os pasa? Yo hay días que, sin hacer nada del otro mundo, sé que van a  ser increíbles.

Pues hoy es una de esas veces. Hoy acaba Noviembre (¡POR FIN!), es sábado y hoy voy a volver a ver a una de mis mejores amigas. Sólo hace un mes que no nos vemos, realmente no es que sea una eternidad. El otro día que hablaba sobre ELLAS decía que cada una es distinta y especial a su manera. Pues bien, esta es una de esas que cuando no está aquí hablamos lo justo y necesario (Cada dos semanas un "¿Sigues viva?",nada más). Sin embargo, cuando llega es como si el  tiempo no hubiese pasado en absoluto, enseguida estamos montando nuevos planes, y nos contamos todas las novedades de nuestras apasionantes vidas en menos de media hora. Somos muy distintas, pero con ella me doy cuenta de lo bien que viene a veces tener a gente así a tu lado. Es una de esas amistades que han empezado a distancia, y no me puedo sentir más orgullosa.

Lo que os decía, que hoy va a ser un día genial.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Cuestión de asumirlo.

Una vez leí que hay personas que se enquistan. Sí, hablaba de esas personas que, sin nosotros esperarlo, muchas veces no podemos olvidar. Y aunque parece que esa historia acabó hace mucho, de repente un día vuelve a aparecer. Marcan un antes y un después en tu vida, sin que tú puedas evitarlo.

Habrá gente que piense que esto es bonito, puede ser hasta romántico. La idea de pensar que hay personas que jamás podremos olvidar, que pueden irrumpir en nuestra vida en cualquier momento, que nosotros perderemos el sentido común por ellas, puede parecer de película, de estas de viernes por la tarde con tu mejor amiga y kilos de helado. Gracias a Dios no somos todos iguales, los gustos son los gustos, porque a mí pensar en esto me da un miedo terrible. Adiós películas, adiós romanticismo.. ¿Qué voy a tener a alguien ahí, siempre, que nunca podré olvidar?... Prefiero ni pensarlo, porque en serio que solamente imaginarme que puede ser cierto hace que se quite cualquier tipo de ilusión que pueda tener para el futuro.

Sin embargo sí que creo que hay una persona en nuestra vida con la que siempre compararemos al resto. No tiene que ser necesariamente nuestro primer amor; precisamente muchas veces la primera persona que nos gusta no supone un punto de inflexión, ya que eres tan pequeño que todavía estás aprendiendo a querer. Pero da igual, el primero, el cuarto o el noveno; todo el mundo tendremos a ese alguien especial, que aunque vuestra historia esté completamente acabada, no quieras volver con él ni en pintura, desees lo peor para su madre/padre/hermana, etc, no lo podrás olvidar. Quizá no ha sido tu mejor historia, ni la más larga, ni en la que te has mostrado totalmente como tú eres, pero vetetúasaberporqué ha significado más que el resto.

A mí no me parece nada romántico, que queréis que os diga. Ni romántico, ni emocionante, ni de película. No, simplemente tienes que vivir sabiendo eso, punto. Lo superarás una vez tengas asumido que esto es así; no pretendas evitarlo, ni negarlo, acéptalo y así podrás ser la persona más feliz del mundo, sea con quién sea. Hay cosas que son inevitables, pero intenta hacer que formen parte de ti sin que te impidan ser feliz; al contrario, sonríe, porque de todo se saca siempre algo positivo. Al menos sucedió, no lo olvides.

martes, 26 de noviembre de 2013

ELLAS.

Hoy iba por la calle, en estos días de invierno en los que lo único apetecible es cubrirte con veinte mantas y no moverte de la cama, y me iba fijando en la gente con la que me cruzaba. No, ya sé que suena muy obvio, pero normalmente voy andando pensando en "vetetúasaberqué", sin darme cuenta de nada y sin observar a absolutamente nadie. Pero hoy sí; iba viendo a esos que iban y venían, y pensaba en lo que diferentes que somos. 

Ya sé que no he descubierto un mundo diciendo esto, pero me parece muy curioso ver que cada uno tiene una forma de ser única, con sus peculiaridades y virtudes, y somos nosotros mismos los que a lo largo de la vida vamos eligiendo a aquellos con ese carácter que más nos complementa. No sé quien se inventó eso de que "los polos opuestos se atraen", pero no me parece del todo cierto. Personalmente, nunca he congeniado con alguien que sea 100% contrario a mí. Ni lo he hecho, ni tengo ganas de hacerlo. Tengo la suerte de tener a mis amigas, y podría decir con seguridad que ninguna se parece a la otra. Me gusta pensar que puedo contar con todas, absolutamente para todo, pero cada una es especial en lo suyo. Está con la que puedo contar desde para dar un paseo de diez minutos al final del día hasta para irme de viaje "romántico", aquella que conoces desde hace poco pero te da la sensación que es tú otro yo muchas veces, aquellas a las que ves un día a la semana y te basta y te sobra para poneros al día, aquellas amistades que se mantienen desde el colegio, aquellas que aparecen en la universidad y se acaban convirtiendo en imprescindibles inevitablemente.. No podría imaginarme a día de hoy sin ninguna de ellas.

Creo que tenemos mucha suerte al poder elegir a aquellas personas que van a estar a tu lado ahí, pase lo que pase, etapa tras etapa, haciéndoos mayores juntas. Porque no hay nada que pueda compararse a una amistad. Y digo AMISTAD, en mayúsculas. Aquellos que tenéis tanta suerte como yo de tenerlas ya sabéis de lo que hablo. Porque una vez que las conoces no quieres que se separen de ti jamás.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Sol y sombra.

1591,31 Kilómetros nos separan. Nunca fui mucho de Ciencias Exactas pero hay números que, una vez que se aprenden, son difíciles de olvidar. Casi 1600 kilómetros es muchísima distancia, pero muchas más cosas se interponían entre tú y yo. No sé si mejores o peores, pero desde luego más difíciles de cambiar.

Cada uno en un lado del Mediterráneo, tú tan de isla; yo tan de ciudad. Tú tan madrugador, mientras que yo resucito cuando el sol desaparece. Tú tan de café cortado y sin azúcar, el mío con leche y kilos de sacarina. Azúcar, eso que a mí me sobraba y debía darte muchas veces. Tú y tu papel de chico duro, 24horas/día,7días/semana. Creo que nunca acabé de acostumbrarme. Tú y tu manía de construirte un caparazón que te mantuviese a salvo de todo y de todos, incluida yo. Yo y mi fé ciega en que conseguiría romperlo algún día. Tú tan de construir mansiones en el cielo, pero sin cimientos; yo tan de saber cúal sería el primer ladrillo que colocaríamos, y si era en la Tierra mejor. Tú tan de chocolate con leche, yo tan de chocolate negro. Tú y tu orgullo al reconocer que estabas cambiando, yo y mi empeño en hacerte ver que estaba encantada de cambiar por ti. Tú y tu capacidad para inventarte historias absurdas, sin hacerme caso cuando te decía que dejases los guiones para otros, que la imaginación y los celos nunca traen nada bueno. Yo y mi confianza plena en qué te fiabas de mí.

¿Qué son 1591,31 kilómetros en comparación a todo esto?

Hay veces que no nos damos cuenta de todo lo que nos separa de alguien, y preferimos centrarnos en lo bonito que es todo aquello que nos une. Yo soy de esas, no me gusta fijarme en lo malo. Pero está claro que, aunque las mansiones en el cielo nos alegran los días a cualquiera, la caída es mucho peor que la emoción que nos daba vivir en las nubes. De todo se aprende, y eso es lo importante. Fué bonito mientras duró, quédate con eso.

El Interrail de la vida.

Hay quien dijo que lo mejor sucede cuando menos te lo esperas. La vida hay veces que sorprende, y mucho. Te levantas un día y de repente empiezan a ocurrir cosas. Inesperadas o previsibles, nos pueden gustar más o menos, pero el "destino" siempre actúa. Destino, que poco me gusta esa palabra. No soy de las que creen que hay un algo superior (llamémoslo como sea) que hace que las cosas pasen. No, creo que, si bien hay cosas que no podemos controlar, la mayor parte de las situaciones que se nos presentan en la vida vienen como consecuencia de nuestros actos. No sé a vosotros, a mi me da miedo sólo de pensarlo a veces; me hace sentirme demasiado responsable en momentos en que prefiero no pensar mucho en qué es lo que estoy haciendo con mi vida.

Bueno que me enrollo, a lo que iba. Quería hablar de esas cosas que nos llegan de repente. A mi me parece bonito, para qué mentir. No es que me suelan pasar muchas cosas, que va. Básicamente nunca me pasa nada, hasta que de repente un día te pasa todo de golpe. Cuando creías que iba a venir una temporada calmada, rodeada de tus amigas y poco más, aparece alguien para derrumbarlo todo. Desastre total. Visto y no visto, pasa como un huracán, y sólo te da tiempo a verlo cuando ya se ha ido. Tremendamente fugaz, desordenando todo de arriba a abajo. De esos golpes siempre pensé que tardaría un tiempo en curarme. No me van las tiritas, prefiero que me dé el aire; creo que así se cicatriza mejor. Pero ahí, en ese momento en que decides volver a tu etapa calmada que estabas buscando cuando acababa el verano, llega ese maldito destino y decide volvértela a jugar. 

Está claro que nunca se sabe, y es cierto que hay trenes que sólo pasan una vez. Pero me llama la atención ver cómo la vida juega con nosotros, convirtiendo cada día en un constante "¿Y qué pasará hoy?" o ese común "¿Y por qué a mi nunca me pasa nada interesante?".. No tengo ni idea de por qué pasan estas cosas. Sólo creo que cuando las cosas empiezan a suceder no podemos quedarnos de brazos cruzados. No tengas miedo, échale una carrera  a la vida, súbete a ese tren.. ¿Quién sabe dónde y cuando parará?


                                    

viernes, 22 de noviembre de 2013

HUIR.

Supongo que a todos nos ha pasado, antes o después, las ganas de coger un coche,tren o avión e irte a donde surja. Sin plan, ni guía turística, ni horarios; solamente desconectar. Creo que Noviembre siempre se me hace el mes más largo: Septiembre guarda los restos del verano, las últimas fiestas, los reencuentros, lucir el moreno que nos ha costado dos meses conseguir.. Septiembre nos recuerda que el verano ha acabado, pero mantiene la ilusión de que nos espera un año estupendo, en tu ciudad y con tu gente de siempre. Llega Octubre y esa emoción va decayendo. El ritmo de las clases se intenta combinar con las primeras fiestas que aparecen, el frío no ha llegado todavía.. A mí me gusta; Octubre es mi mes, que queréis que os diga. Pero acaba Halloween y empieza mi temido Noviembre. No, no me gusta, esos treinta días antes de Navidad se me hacen eternos. El frío polar llega finalmente, comienza a ser más difícil ver a tus amigos, los días cada vez son más cortos.. El penúltimo mes del año debería desaparecer del calendario.

Así que en días como estos sólo pienso en cuánto me gustaría desaparecer. No me gustan las cosas planificadas; mi viaje ideal sería coger un coche, un saco de dormir por si acaso, ropa de abrigo y de verano a la vez (nunca se sabe cuanto pueden durar estos planes) y salir a la carretera. Donde sea, pararte en ese pueblo que te llama la atención por sus casas todas iguales pegadas al río, esa ciudad de la que tanto oíste hablar pero nunca tuviste tiempo de ver, o descansar en cualquier camping perdido en un rincón del mundo. Sin horarios, olvidando cualquier guía turística o lista de sitios que visitar cada mañana o tarde. 

La compañía también es importante. Una vez en mi vida haré un viaje de estos sola, eso lo tengo claro. Pero para el resto de veces que surjan creo que lo haría sólo con una persona, dos como muchisísimo. Prefiero asegurarme la diversión antes que meterme en un coche con cinco más y acabar hasta las narices por discusiones absurdas. A veces soy demasiado independiente, lo sé. Pero me encanta, no os voy a mentir.

Sé que ahora mismo es imposible coger el coche y huir al fin del mundo. Por lo tanto sólo sueño pensando en que llegará un momento en que realmente pueda hacerlo de verdad. Esperemos que sea pronto, por si acaso mi mochila ya está preparada

miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿Preparada?

Hoy hablando con una amiga estabámos debatiendo sobre esa eterna duda que creo que todas las personas, chicos o chicas (aunque creo que somos más nosotras las que damos más vueltas), se han llegado a plantear en algún momento de su vida. Me refiero a ese momento en que, estando con alguien, te das cuenta de que uno de los dos siente mas que el otro; vamos, que no estáis en igualdad de condiciones. Y como sólo puedo hablar de lo que conozco, me centro en el caso en que nosotras damos el 200% mientras que ellos se conforman con un simple 50%.

Si nunca os ha pasado sóis muy, muy afortunadas, porque no es un plato de buen gusto. Cuando realmente eres consciente de que tú darías el riñón, el hígado y medio cuerpo porque lo vuestro funcionase, él regatea el tiempo que está contigo pero se está perdiendo un partido de fútbol, o dormir su siesta o salir de fiesta con sus amigos hasta las siete de la mañana y casi con más alcohol que sangre encima. Pues cuando has llegado a esa estupenda situación tienes dos opciones: hablarlo, dejar las cosas claras, o bien hacerte la que no ve nada; que oye, en la ignorancia se vive tremendamente bien. Pues mi querida amiga optó por lo segundo.Sí, prefirió confiar en que él rectificaría y cambiaría, y eligió callarse.Y aunque te quitas el marrón de empezar esa conversación tan incómoda en que te sientes ridícula mientras él "hace que te escucha", también es cierto que llega un punto en que o revientas, o revientas. Y no hay más.

Pues bien, lo que empezó como un consultorio sentimental acabó con un "Si ya lo sé, pero es que...." Que sí, que te mueres de la rabia sólo con ver como tú diste tanto mientras él sólo se conformaba con recibir. Que te entiendo. Que será que la mala suerte se pega, pero yo también he pasado por eso. Y, ¿sabes qué pienso realmente? Que no hace falta que explotes. No, sería absurdo. Dedícate a vivir tu vida, estate agradecida porque eso acabase a tiempo, que la vida es corta y hay que disfrutarla. Queriendo, claro, pero también dejándose querer. Así que be ready baby, las mejores cosas llegan cuando menos te lo esperas.

martes, 19 de noviembre de 2013

M.





Me cuesta encontrar la manera de empezar a escribir sobre ti. Muchas veces cuando me preguntan digo que eres "mi otro yo". Y es que realmente tengo la sensación de que no podía haber tenido más suerte. Creo que eres tan especial que no encuentro el mejor adjetivo para describirte. Sólo puedo decir que, a día de hoy, no sabría que hacer si no te tuviese. Y no, no quiero que suene a típico ataque amoroso, como cuando dos mejores amigas de pequeñas se prometen que siempre serán BFF, que jamás podrán separarse la una de la otra. NO, contigo es distinto.

Nos guste o no, podremos estar más unidas o sin hablarnos años, pero siempre nos tendremos ahí. Y eso es lo buenísimo de la familia. Pero lo que realmente me hace sentirme la más feliz del mundo muchas veces es saber que poquisíma gente me entiende como tú. No, no exagero. Creo que con nadie me siento tan cómoda hablando de TODO, con nadie he compartido tantas cosas, desde mil noches de fiesta (a cada cual mas surrealista) hasta terribles momentos de bajón, donde sólo el que estuvieses ahí para mi significaba un mundo.

Así que gracias Macs. No se me ocurre nada mejor que decirte. Gracias por nunca, nunca, nunca juzgarme en nada. Gracias por escucharme, por intentar animarme, por poder tener conversaciones interminables sin cansarnos, por ser la persona con la que iría a cualquier sitio sin dudarlo un segundo. Gracias por ser tú, sólo eso.

No cambies nunca, por favor. Y si decides cambiar, escaparte a cualquier rincón del mundo, no lo dudes: Haremos eso con lo que alguna vez hemos soñado, llegaremos al aeropuerto y pediremos "dos billetes para el primer avión que salga, por favor". Sea donde sea, llévame contigo.

Here we are.

Otra noche más, aquí estamos. Tú y yo, cada día más lejos. Hace no tanto este era mi momento preferido del día, aprovechábamos hasta que se nos cerraban los ojos, nos contábamos desde lo más insignificante hasta nuestros sueños para el año que viene. Cómo han cambiado las cosas, ¿no crees?

Ahora aquí me tienes; son las tantas, pero hoy no hablo contigo. Hace días, muchos ya, que desapareciste, y aunque cada vez te pienso menos, llega la noche y los recuerdos vuelven. Y de verdad que me sorprende acordarme de tantas cosas, habiéndonos visto tan poco y cuando ahora me doy cuenta de que realmente no te conocía tanto. Pero sí, me acuerdo de ti, y hay noches que todavía lloro. No me averguenzo, lloro de rabia, lloro por tu capacidad de volver a tu vida anterior sin mí y no echarme de menos. Lloro porque me duele pensar que jamás volveré a verte. No, no te creas que volvería contigo, cada vez me doy más cuenta de que nunca quisiste entregarte del todo, que únicamente te dejabas querer. Sólo lloro porque odio pensar que has sido tan importante para mí y que nunca volveré a saber de ti. Olvidémonos del destino, esas frases hechas son para aquellos que no quieren atreverse en el momento, para aquellos como tú.

No volveré a verte. Duele, como la verdad más dura de asumir. Lo repito a veces en alto para créermelo. No quiero mentir, aunque no vuelva a verte, a día de hoy no puedo decir que te deseo lo mejor. No puedo, ni quiero. Simplemente quiero que llegue la noche y tenga algo en que pensar, algo que me haga irme a la cama con una sonrisa de oreja a oreja. Sólo quiero poder llegar a desearte algún día que la vida te vaya bien.

domingo, 17 de noviembre de 2013

27.08.2013

Dime el por qué. Sólo quiero saber eso, creo que no te estoy pidiendo mucho.

Por qué decidiste escribirme hace ya tres meses, cuando solamente habíamos coincidido dos horas en un bar de una isla minúscula del Mediterráneo. Por qué quisiste conocerme, por qué me diste la oportunidad de conocerte. Por qué tuvimos ganas de arriesgarnos. Por qué te metiste en un avión y viniste hasta aquí. Por qué esos días fueron tan increíbles. Por qué estoy convencida de que jamás volverá a repetirse algo igual. Por qué te decías a ti mismo que lo nuestro estaba destinado a salir bien. Por qué me lo decías a mi, tanto que me lo acabé creyendo. Por qué poco a poco hiciste de tus problemas los míos, por qué me elegiste para confiar todo aquello que te hacía muy difícil volver a sonreír. Por qué conseguiste que me enganchase a ti, por qué no me frenaste cuando planeábamos un futuro juntos.

Si, son demasiadas preguntas, lo sé. Pero, ¿sabes qué es lo peor de todo? Que también sé que jamás tendré una respuesta. Quizá es mejor no saberlo, quizá así no me haces más daño. Porque creía que te conocía, pero está claro que me equivoqué. Porque me resulta difícil de entender que quisieses desaparecer justo cuando todo empezaba a ser de verdad. Porque me asombra esa cobardía, esa retirada tan inesperada, esas pocas ganas de arriesgarte.

Siempre me han dicho que el rencor es malo, y no quiero concederte el honor de ser el primero por el que sienta eso. No, quiero recordarte como lo que has acabado siendo, eso que a mí me daba tanto miedo y se ha acabado haciendo realidad: Has sido mi anécdota, esa historia que se quedará siempre ahí, con la incógnita de qué podría haber sido, con la pena de no saber quiénes habríamos llegado a ser juntos.  Quiero sonreír al recordarte, quiero darte las gracias. Gracias por darme a mí misma la oportunidad de querer. Volvería a hacer todo tal y como lo hice, no me arrepiento de nada. Y si, no funcionó, pero solo porque tú no quisiste. Y eso es lo único que me consuela, que eres mi anécdota, esa historia que nunca llegó a empezar, pero sólo porque tú no quisiste seguirme  queriendo. Y eso, amigo mío, no podrás olvidarlo nunca.

Amante del riesgo.

Domingo.Una semana. Creo que no hace falta decir mucho más.

Y si ayer decía eso de cómo van cambiando las cosas, hoy me doy más cuenta todavía. Porque si pienso en lo que quería hace siete días veo que no tiene nada que ver con lo quiero hoy. Que sí, que echar de menos a alguien, o la incomprensión constante por no saber los motivos (o lo que es peor, saber que nunca vas a enterarte del por qué) no quita que, cuando ves las cosas con un poco de perspectiva, entiendes que eso no funcionaba bien. Es duro echar de menos, es duro creerte eso de "algo mejor está por llegar", pero ¿ Para qué conformarnos con el aprobado pudiendo llegar al notable, e incluso al codiciado sobresaliente?

Ese cambio de mentalidad cuesta, a mí la primera. A veces no vemos lo contentas que estaríamos intentando llegar a lo más alto, a aquello que realmente nos haría las más felices del mundo. Hay que valorarse, mucho, porque sino lo haces tú ten clarísimo que no lo va a hacer nadie. Y será un asco, pero esto es la vida oye, que le vamos a hacer.

Así que sí, quizá sólo con el tiempo consigo no entretenerme pensando en qué pudiese haber pasado, qué habríamos llegado a ser (maldita imaginación y qué malo es el aburrimiento) y recordarlo todo como la primera de una de esas historias bonitas que nos ocurren a lo largo de la vida. Que fue la primera, pero me niego rotundamente a que sea la última.

Mientras tanto, a seguir disfrutando. Y siempre pensando que nunca hay que conformarse, que si algo no te gusta siempre tendrás la oportunidad de cambiarlo, que vales muchísimo y que te mereces que te ocurra lo mejor del mundo. Pero eso sí, sé valiente; arriésgate, tu mejor historia puede llegar en cualquier momento.



sábado, 16 de noviembre de 2013

Volver a ser un niño.

Me asusto a veces viendo cómo van cambiando las cosas. Lo mires por donde lo mires; la gente viene y va, las relaciones no son las mismas.. Y pensaréis que soy bastante ilusa si pretendo que las personas no cambien con el paso del tiempo. Pues sí oye, que le vamos a hacer. Soy una ilusa de los pies a la cabeza. Mi madre siempre me dice que a ver cuando bajo de mi nube, que en la vida no es todo de color de rosa. Sin embargo, tengo 22 años y me niego a conventirme en uno de esos que nunca tienen ilusión por nada, que todo lo aceptan tal y como viene. Siempre fui un poco "defensora de causas pérdidas" (que suena muy bonito pero luego te la acabas pegando, no os creáis), pero me gusta pensar que hay determinadas cosas de la vida en las que el tiempo no pinta nada de nada.

Me encantaría mantener siempre la ilusión de un niño pequeño. Esa cara de emoción cuando descubren algo, la capacidad para imaginarse mundos paralelos que a nosotros los mayores nos suenan ridículos mientras los vamos contando, o ese amor incondicional que sienten por todo, desde su peluche preferido hasta su madre, su hermano o su compañero de aventuras de la guardería. Imaginad que tuviésemos esa ilusión para todo, que cuando nos enfadásemos con una amiga nuestra pusiésemos todo el empeño del mundo en arreglarlo, porque realmente creemos que esa amistad es imprescindible, que da igual todos los baches que vengan, que con ella saltarlos va a ser mucho más fácil. Imaginad por un momento que nos esforzásemos al 200% en cada relación, que nunca nos cansásemos de la otra persona, que estuviésemos dispuestos a darlo todo, siempre, que nunca tirásemos la toalla.

Yo sé que hay gente que es así, que no soy un bicho raro que sigo creyendo en estas cosas. La pena es que cada vez quedamos menos. Es mucho más cómodo no esforzarse, dejar que la gente entre y salga de tu vida, asumir que todo es pasajero y que ningún tipo de relación en la vida puede durar eternamente. Así que desde aquí solo puedo brindar por aquellos que nunca se rinden, que aunque alguna vez caigan sean capaz de levantarse ellos solitos, que aunque tengan mal ojo y se fijen en la persona equivocada nunca pierden la esperanza y siguen pensando que alguna vez encontrarán su para siempre.

Hoy es sábado, así que sin dudarlo esta noche brindaré por todos nosotros, para que nadie quiera hacernos bajar de nuestra nube, que ahí arriba se vive muy, pero que muy bien. 






viernes, 15 de noviembre de 2013

Viva Disney.

Ya está. Creo que lo he decidido, que no volveré a cambiar de idea (al menos en las próximas 24 horas, que dado a mis cambios de humor estos días es bastante, os lo aseguro). Pero creo que he llegado a la conclusión de que por primera vez en muuuucho tiempo tengo que pasar página. Pasar página, cambiar capítulo, cerrar el libro o quemarlo en la hoguera. Como queráis decirlo. Me he dado cuenta de que no se puede seguir así. Supongo que habrá mas gente como yo, de esa que se ilusiona muy rápido y si hace falta se va a la luna y vuelta sin ni siquiera la otra persona nos lo haya pedido. O sí, quien sabe, que hay gente que pide mucho (y luego ellos no dan nada, por supuesto):
Pues no. Esto se ha acabado, no me digáis cómo he llegado a esto, porque no hay una razón concreta, simplemente que una se cansa. Sí que es cierto que nunca me arrepiento de este tipo de cosas, si te salió entregarte tanto fue porque tú solita quisiste, nada más. Lo que pasa es que después de analizarlo todo, de verlo fríamente pasados los primeros días, te das cuenta de que te mereces mucho más. Que no te basta con alguien que esté ahí, para escribirle o desahogarte cuando lo necesites (siempre que no lo pilles en horario de siesta o preparándose para salir), no te sirve un simple “me acuerdo de ti” o “te echo de menos”. NO.
Tengo una amiga que siempre que hablamos de estas cosas me dice que las películas de Disney han hecho mucho daño, que el príncipe azul no existe, que cuando me cansaré de buscarlo. Y oye, que yo no quiero un príncipe azul. Lo preferiría verde en todo caso, pero ni por esas. No quiero un príncipe, no quiero nadie que venga a rescatarme. Quiero alguien normal. Simplemente una persona que esté dispuesto a arriesgarse tanto o más que yo, alguien que no mida el tiempo que pasa escribiéndote o que dé importancia a todas tus meteduras de pata sin que tú puedas comentar ninguna de las suyas. Porque creo que el único secreto está en darse a la otra persona, darse siempre y cuando tú también recibas. No puedes ir por la vida imaginándote un futuro cuando el otro no sabe qué va a querer mañana. También os digo que dicho asi parece sencillo, pero para mí llevarlo a la práctica va a ser una odisea. No quiero flores, frases que te dejen con la boca abierta o regalos todos los días. No, sólo quiero que esté dispuesto a arriesgarse lo mismo que yo, que no quiera mil planes a largo plazo pero dé todo lo posible porque haya un futuro más o menos claro.
No sé si pido mucho, me da a mí que de esos habrá uno entre un millón. Sólo espero que tenga la suerte de ser la primera en encontrármelo. No quiero una escena de esas de película, me da igual donde y cómo sea, sólo quiero no perder la ilusión y seguir creyendo en que los finales felices existen.

Para ti.

Para ti.
Porque sería muy injusto que una de las primeras cosas que escribiese no fuese sobre ti. Porque no encuentro una palabra adecuada que describa lo nuestro; pasan días, meses, años y aquí seguimos. Da igual lo que se nos ponga delante, que juntas podemos. Aunque parezca que el hecho de ir creciendo, cada una con sus peculiaridades y formas opuestas de ver la vida pueda alejarnos, al final me doy cuenta de que te sigo necesitando mucho más que el primer día. Porque eso de `los polos opuestos se atraen´ en nosotras se cumple a la perfección. Que da igual donde estemos, hay cosas en las que no puede influir el tiempo.
Para ti, porque aunque imposible que me parezca a veces, no nos hemos matado todavía. Para ti, por tu paciencia y tu disponibilidad para atender mis interminables enfados contra el mundo sea cuando sea. Porque siempre he pensado que la vida es una aventura, y contigo el camino se hace más fácil.

Innovando.

Tengo que reconocer una cosa: A mí nunca se me ha dado muy bien esto de escribir. Muchas de mis amigas escriben muy, pero que muy bien, y yo me dedicaba a leerlas y decir “A mí también me pasa lo mismo!” Pero hay veces que tienes que probar cosas nuevas. No os penséis que soy de esas que defienden eso de que hay que experimentar todo en esta vida, porque NO. Jamás haré puenting sólo para hablar del maravilloso momento en que crees que te vas a empotrar pero una cuerda sujetada por un monitor a quien estás confiando tu vida te salva. No, no,no.                                                                 
                                                                                               
  Tampoco me van experiencias tipo “21 días seguidos de fiesta”, que los años pasan para todos y mi cuerpo a los siete días ya está muriéndose en cualquier esquina. Me refiero a probar esas cosas `normalitas´, que pueden ayudarte a mejorar tu estado de ánimo, o al menos a descargar tu rabia contra alguien, que creo que no se puede ir pegando por ahí a quien tenemos al lado. Así que aquí estoy. Intentando “calmarme un poco”, a ver si aguanto sentada en el mismo sitio más de media hora, a ver si consigo transmitir lo que pienso sin volverme loca. Porque esta es una de esas etapas en la vida en que una piensa que puede volverse loca. No, sé que suena a chiste pero ¿No os ha pasado nunca eso de notar que la última gota está a punto de colmar ese vaso, enorme y con 8500 millones de gotas ya dentro? Pues así estoy yo.
                                                    
 Asqueroso, pero en vez de rebelarme contra el mundo me ha dado por escribir, que creo que es mejor para todos. Y lo digo por las santas de mis amigas, aquellas que sí o sí les toca aguantarme todos los días. Para ellas es mejor esto de que “intente escribir” antes que estar dándoles la chapa con mis idas y venidas sobre el mismo tema. Así pues, aquí estamos; espero que me dure la emoción, y así, a la vez que mejoro mi expresión escrita (un recuerdo a esas redacciones del cole), me desahogo tanto que ya no me quedarán cosas de las que quejarme cuando vuelva a aparecer tras esta “temporada antisocial”. Espero no aburrir mucho. Y sino, no problem, deseadles paciencia a mis querídisimas amigas, y listo.

Se nos va de las manos.

Porque hay veces que sin darme cuenta llego a un límite que yo misma creía imposible. Porque sí, huyo de lo convencional, no me gustan las etiquetas y me encanta la adrenalina generada por no saber qué va a pasar a continuación.
Pero eso muchas veces pasa factura. No siempre es fácil ir buscando tu propia aventura, el juego de ir persiguiendo al destino puede salirnos muy caro. Es entonces cuando me pregunto si será hora de cambiar de estrategia o llegará el momento en que no necesitaré una aventura digna de película de Spielberg. Mientras tanto aquí seguimos, en busca de un nuevo guión, ya veremos si será la típica comedia romántica americana o una nueva historia de ciencia ficción.

Y que `nos quiten lo bailao´.

Hoy quiero brindar por esas primeras veces. Más en especial me refiero a la primera vez que sentimos algo por alguien. Correspondido o no, creo que es de las mejores sensaciones del mundo. Para bien o para mal, porque no podemos olvidar que nunca nadie podrá quitarnos lo bonito que es querer a alguien. Es cierto que en el caso de que la otra persona no sienta lo mismo,a nosotras nos toca pasar unos días/semanas/meses (demasiado excesivo para mi gusto, pero hay de todo oye) bastante cuestaabajo. De esos de “sofá-peli-manta”, añadiendo helado de chocolate y nuestra lista de reproducción de canciones deprimentes. Que sí, que aunque parezca mentira a muchas nos gusta estar un período, más o menos corto, recordando todo lo que ha sido y llorando por todo lo que pudo llegar a ser.
Pero ¿sabéis qué pienso? Que eso también es bueno. Sí,llorar es bueno, lo digo por experiencia. No todo son risas, fiestas, bailes y eso de “evitar todo aquello que nos hace sufrir” al final te das cuenta que no sirve de nada. Porque sí, se pasa muy mal, pero se sale. Se dice que en la vida `todo llega y todo pasa´, y quién lo dijo tenía mucha razón. Pero añadiría también que `todo llega y todo pasa´, pero todo tiene un principio inesperado y un final cuando y donde queramos nosotros poner el broche. La actitud cuenta, y en estos casos es importante que salga de nosotros eso de “basta ya de autocompadecerme”,tan recurrente algunas veces. Que todo cuesta, y mucho, para que engañarnos, pero ¿Acaso queréis acabar llorando todo el día por las esquinas?
En los momentos difíciles es cuando se demuestra la calidad humana de las personas. Suena muy filosófico, pero tenemos que demostrar, primero a nosotros mismos y luego al resto del mundo, que podemos con esto y más.Que nunca hay que arrepentirse, que de todo se aprende, y que esto por lo que hoy lloramos lo recordaremos un día sonriendo, porque aprendimos que siempre hay algo mejor por llegar.
Así que ya sabes, dobla la manta, apaga la tele y ponte guapa ¿Preparada para comerte el mundo?