sábado, 22 de febrero de 2014

Llega la noche, y hoy te recuerdo

Es de noche, y me  acuerdo de ti. ¿Sabes? Hacía mucho que no eras lo último en lo que pensaba antes de dormirme, pero supongo que tenerte tan cerca hace que millones de recuerdos vengan a mi cabeza. Es curioso, te he visto muy poco y sin embargo parece que te he tenido una vida entera. 

Porque bastaba con mirarte para entenderte, porque incluso en idiomas diferentes no hacían falta segundas explicaciones. Porque sí, porque quisiste llegar una noche de verano, como un barco que encuentra un puerto para pasar la noche y decide no echar el ancla; que sabe que lo suyo será un visto y no visto, y no quiere causar muchos desperfectos. Pero ahí, amigo mío, creo que es donde tu plan falló. Porque los causaste, tanto que después no he vuelto a pasar la ITV, y he ido perdiendo una convocatoria tras otra, examen tras examen; fíjate, quizá quería parecerme a ti, quizá quería vivir al límite. Pero ahora veo que no puedo hacer eso. Llámame inocente, de acuerdo, pero quise confiar en ti. Me equivoqué hasta lo más profundo, pero volvería a hacerlo, no cambiaría ni un punto ni una coma, ni una mirada ni una sonrisa, ni un enfado con su reconciliación. Porque no te tuve mucho fisicamente pero conseguiste sacar una parte de mí que hasta ahora no desconocía, y sólo por eso te doy las gracias. Tú tienes tu vida y yo la mía, y espero de verdad que nuestros caminos sigan así. Recuérdame como eso que me dijiste esa tarde, que fui la única historia aparte con la que te apeteció continuar, incluso a 2000 kilómetros de distancia. 

Es triste, pero sé que no puedo esperar más de ti. Hasta aquí hemos llegado, aquí acaba nuestra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario