lunes, 31 de agosto de 2015

Rectificaciones de última hora.

NOTA MENTAL: NOS GUSTA QUE NOS SORPRENDAN.

Me ha costado escribir esta frase, no voy a mentiros. Porque no sé hasta qué punto puedo hablar en plural, y no me refiero a que a todos nos gustan las sorpresas, porque me parece bastante obvio, sino más bien a ese tipo de personas que somos de extremos completamente. Que si antes estábamos acostumbrados a A) y de repente llega B), que no te lo esperabas ni por asomo pero resulta ser todo lo contrario a lo que tenías, vas y te lanzas.

¿Esto es bueno? A veces pienso que sí. No responder  a ningún tipo de patrón es divertido, ¿no? A mi me  gusta que me sorprendan, me gusta la gente completamente distinta a lo que buscas, que sólo por ver un mínimo detalle inesperado te dé por pensar "venga, vamos a seguir con esto, a ver a dónde va". Mis amigas se ríen y me dicen que cuando llegará una historia "normal", y a mí me entra la risa, porque tienen toda la razón del mundo. Dicho así puede parecer lo mejor, pero tiene su parte mala, y es bastante grande. En primer lugar, porque es lo menos importante, es malo de cara a los demás. No exagero cuando digo que desde hace un tiempo me importa absolutamente NADA lo que los demás piensen de mí, no soy de perder el tiempo pensando eso porque sé que la gente se aburre demasiado. Me interesa la opinión de los que quiero y me conocen bien (que cada vez son menos), punto. Y en segundo lugar, porque las sorpresas pueden ser malas. Y ¡ay amigo! ¿Qué pasa cuando descubrimos algo que ni por asomo nos esperábamos? Ese es uno de esos momentos en que te arrepientes de gritar al mundo que quieres algo nuevo a lo de antes.
 
Y es que siempre pasa; aquello que en un principio te sorprende para bien, de eso que cada día te preguntas cómo lo has hecho para tener tanta suerte, siempre, SIEMPRE, acaba sorprendiéndote para mal. Y te quedas ahí, plantada, con cara de imbécil, y maldiciendo no haber sido más lista y haberlo visto venir. Porque sí, porque me gusta la gente que desconcierta, pero no la bipolaridad. Esos que, de la noche a la mañana, hacen que te preguntes en qué momento les viste algo. Esos ni en pintura, que ya has visto bastante.
 
NOTA MENTAL: NOS GUSTA QUE NOS SORPRENDAN PARA BIEN.

VIVIR.

Qué bonito es vivir. VIVIR, con letra grande. Porque coincidiréis conmigo en que esto es algo que no todo el mundo puede. Porque hay algunos que simplemente se dedican a pasearse de un sitio a otro, llenos de inseguridades, de miedos y de preguntar por qués al futuro (siempre sin respuesta, claro).

Y es que no sé qué día decidí dejar de pensar. Miro hacia atrás y no recuerdo en qué momento me convencí que dejarse llevar era la manera más bonita de disfrutar de la vida. Y, no os creáis, tengo días en que me preguntó todo tipo de por qués, cómos y cuándos (sin respuesta, claro). Los tengo, y sólo me apetece enfadarme con el mundo porque sí, porque me da la gana. Y también hay días en que me maldigo a mi misma por dejarme llevar tanto, por no querer pensar y recibirlo luego todo de golpe.

Pero (aunque ahora mismo no soy capaz), creo que ser así tiene más parte buena que mala. Porque no se puede querer saber  las respuestas de todo, adelantarse al futuro con planes absurdos, darle mil vueltas a las cosas planteándonos mil y una opciones imposibles. ¿De qué te sirve? No nos engañemos, saber las respuestas está muy bien, cuando la respuesta es la que nosotros queremos oír. Sino (yo al menos) estamos todavía mas amargados que antes.

Así que hoy a mi misma me digo: VIVE. Sigue dejándote llevar. Piensa lo justo para saber dónde quieres estar mañana, no más. Disfruta de cada momento como si no fuese a volver nunca, porque cada instante que pierdes pensando en un por qué (del que, siento ser pesimista, no tendrás tu ansiada respuesta "correcta") es otro que podrías aprovechar en ilusionarte por algo que sí que tienes y a día de hoy te hace feliz.

¿Mañana? Levántate y repítete lo mismo: VIVE.