viernes, 30 de mayo de 2014

Tonta entre los tontos.

"Tú no eres para mí". Recuerdo que cuando empezó a sonar esta canción yo la cantaba a todas horas. Quizá no se la dedicaba a nadie en especial, pero me encantaba ir cantándola por todos los espejos de la casa.

Y ahora pienso que ayer, cuando me levanté, la música volvía a sonar en mi cabeza. Y me pregunté si sería cierto, si realmente tú no eres para mí. Incluso el más tonto podría decirme que sólo me hace falta abrir los ojos para responder a mi pregunta. Pero yo soy peor todavía, y pienso que los que no se enteran son ellos. Porque puede ser que las señales digan eso, pero al mirarme dices todo lo contrario. Siempre he sido de las que pensaban que transmite mucho más lo que no se dice, que lo que se llega a decir. Porque de tu boca pueden salir muchas cosas, pero los ojos no mienten. Así que, me conoces, no me creo las opiniones ni los consejos de la gente; soy de esas que necesitan empotrarse sola  contra el muro.

No me importa cómo sea el choque, sé que nunca podría llevar la cabeza alta si supiese que no hice todo lo posible por intentarlo. 

Es así, imposible de no querer.

Dicen que una vez que la conoces no te quedas indiferente. Que ella llega a tu vida y pasa como un huracán, revolviendo de arriba a abajo todas tus principios y tus "yo nunca". 

Ella es así. Es todo eso que nunca imaginabas. Es la combinación perfecta; puede parecer fría en un primer momento, pero una vez que traspases su coraza te darás cuenta de que es pura apariencia. Puedes pensar qué fue lo que le llevo a tomar esta actitud, quién le hizo el suficiente daño que le hizo cambiar a esa imagen de chica dura.

Ella tiene la sonrisa puesta de oreja a oreja todo el día, pase lo que pase, y sea con quien sea. Ella es así, nunca mostrará que es débil, que tiene miedo, tanto o más que tú y que yo juntos. No te dirá nunca que le has decepcionado, porque quiere aparentar que nada le afecta. Aunque luego cuando llega la noche llora, a oscuras en su habitación, maldiciéndose a sí misma por ser incapaz de decir lo que siente.

Ella es así, la más alegre y fiel de las personas que conozco. Se sube a cualquier tren que pasa por su puerta, y no cree en las segundas oportunidades, más bien es de las que lo sigue intentando hasta el que llegue ese día. Ese día en que se levanta y decide poner el punto final. Sin explicaciones ni vuelta atrás. Bye bye baby.


domingo, 18 de mayo de 2014

`Quédate a mi lado´

No te creas que me he olvidado, todavía me acuerdo de ti. 

De las discusiones interminables, en las que tú eras negro y yo blanco, en las que el único remedio era o matarnos a golpes o comernos a besos. De nuestros planes para el futuro; tú vivirías en el norte, en una casa a las afueras de la ciudad, y tu plan preferido sería leer el periódico con el mar de fondo, y yo me enfadaba porque nunca entraba en ellos. Y te reías. Eso es de lo que más me acuerdo. De cómo nos reíamos a carcajadas, sin ningún motivo, sólo por la ilusión de estar juntos, y la sensación de que algo así no podía acabar nunca. 

De las veces que apostábamos quién cocinaba mejor, y acabábamos uniendo la comida con la cena, salvo los domingos en los que volvíamos a repetir `La vida es bella´o ´Quédate a mi lado´, cantando a voz en grito la canción, y tú mirando para otro lado para que no te viese llorar. Soy un chico duro, eso decías. 

De las noches de fiesta, de ese hacer que no nos veíamos para ver quién era el primero que se acercaba a saludar. Fuimos así, todo era como un juego. "La vida hay que tomársela a broma, no sirve de nada preocuparse, todo acaba saliendo bien". Y yo te creía. 

Que me hubiese ido al fin del mundo si me lo hubieses pedido. Que para ti nunca nada era suficiente para demostrarme lo que me querías. Éramos así. Y fíjate ahora, ¿dónde quedaron todas esas promesas?  Tiramos tanto de la cuerda que al final entre nosotros se interpuso la falta de ganas, y la curiosidad por vivir solos. Murió esa ilusión que antes te sacaba la sonrisa por las mañanas. Se acabaron las llamadas a deshora, y llegó el silencio.


jueves, 15 de mayo de 2014

Cerrando heridas

"A veces no sé si meter el dedo en la llaga es la única forma de cerrar la herida..."

Esta frase no puede ser más cierta. Y es que muchas veces creo que recordar es la única manera de olvidar. No creo en absoluto en la filosofía de quemar el libro y tirarlo a la hoguera nada más acabar su última página. Creo que lo mínimo que puedes hacer es dedicar un poco de tiempo a cerrar la tapa con cuidado, buscarle un buen sitio en la estantería y luego elegir qué libro va a ser el siguiente. Pero no hay ninguna prisa. Es más, creo que cuánto más rápido vayas peor vas a elegir.

Así que hazme caso, aunque a veces parezca doloroso, meter el dedo en la llaga y enfrentarte a la realidad es la única manera de curar esa herida. Las tiritas no sirven de nada, al final se acaban cayendo. Hace falta ser valiente, no digo que no, para poder mirar de frente a esa historia, convivir con ella y aceptar, de un modo u otro, su final. Pero alguien dijo una vez que ser valiente es la única manera real de vivir. Nadie habló de que fuese fácil o difícil. Simplemente se trata de que vivas, como tú quieras. Te equivocarás mil veces, y habrá días en que sólo quieras borrar algunos recuerdos de tu cabeza, que desees volver atrás para actuar de otra manera y no volver a hacer como lo hiciste. Sin embargo, sería raro que no tuvieses esos días. No te preocupes, después de un día malo vendrá otro muchísimo mejor. Se trata sólo de creérselo y seguir viviendo.

sábado, 10 de mayo de 2014

Espresso italiano, por favor.

"-¿Quedamos a tomar un café?
- Sí, perfecto, ¿Dónde siempre en quince minutos?"

Esta conversación podría tenerla con cualquiera. A casi todo el mundo le gusta quedar para ponerse al día, sentarse y tener un rato para hablar. Es gracioso, pero a ti no. Para ti, y de donde tú vienes, el hecho de tomar un café significa lo mismo que para nosotros beber un vaso de agua de pie en la cocina de nuestra casa; algo que se hace rápido, de camino a hacer otra cosa, algo que no requiere de ninguna conversación de por medio.

Y pensando un poco en todas las veces que me he tenido que beber un café ardiendo en un minuto (o menos), de pie en la barra de cualquier bar, me he dado cuenta de que esto refleja mucho de cómo somos tú y yo, de cómo somos nosotros. Hasta en esto somos diferentes. Desde el primer momento yo he querido hablarlo todo; sacar tiempo para sentarnos "a aclarar las cosas", mientras que tú nunca te has pensado nada de lo nuestro.

"Porque no me gusta tener que ponerle nombre a lo que somos, si tú y yo sabemos lo que hay ¿Por qué pararnos a explicar a los demás lo que tenemos, si a nadie le importa?" Tú eres así, siempre con muchas cosas que hacer, siempre que he querido hablar contigo ha sido igual: con un café espresso en la mano, y el mismo tiempo que dedicabas a "nuestro tema" era el que tardabas en tomártelo.

Tú eres así. Algo que me gustaría tener todo el tiempo del mundo para disfrutar, pero que vetetúasaberporqué, por esas prisas que tiene la vida a veces, no puedo aprovecharte lo suficiente.




martes, 6 de mayo de 2014

Quién avisa no es traidor.

Hace tiempo dije que lo peor que puede pasar es que llegues a ese punto en el que te das cuenta de que todo depende de las ganas que tengas. Que todo pende de un hilo; si quieres seguir tirando o decides cortar en seco y seguir con tu vida. 

Pues así es cómo me siento yo ahora. Que puedo entender perfectamente que todo el mundo falla, y no tengo problema en reconocer que yo he fallado más veces que muchos de vosotros. Pero creo que ahí esta la diferencia: en reconocerlo. Que puede parecer que no, pero hace falta valor para ponerte enfrente de la gente que quieres y pedirles perdón. Y esta no es una cualidad que mucha gente tenga, parece ser. Y, vista la situación, sólo puedo asegurarte que esta vez no voy a ir detrás. Es mucho tiempo ya intentando olvidar cada una de tus caídas y decepciones, y ya paso. La gente que más me conoce me dice que soy demasiado buena, y no lo digo "por echarme flores". Pero soy así, y soy incapaz de ser dura con alguien a quién quiero. Pero creo que el problema es que tu actitud me hace tenerte cada día un pelín menos de cariño. Sí, es la cruda realidad.

Quién avisa no es traidor, y yo te lo dije ya hace unos meses. Y hemos llegado a ese punto, todo depende de ti. No me voy a mover ni a poner de mi parte; malas rachas tenemos todos (¡que me lo digan a mí!), pero no es una excusa para comportarte así. Sabes donde estoy, cuando decidas cambiar me avisas.

sábado, 3 de mayo de 2014

Sorpresas a medianoche.

Viernes, 23.30h. Acabamos de venir de la graduación de la primera de nosotras. Ya sabéis, las emociones a flor de piel y esas cosas.

Es viernes por la noche, te apetece quedarte en casa tumbada en el sofá, sin pesar en nada ni en nadie. Y de repente te vibra el móvil. Que queréis que os diga, yo en estos casos siempre sé que es ella. ¿No tenéis esa amiga con la que puedes estar hablando todo el día, que cuando llegáis a casa todavía seguís teniendo cosas de las que hablar? Pues eso. Que no importa que hayamos pasado toda la tarde juntas, que sabía que si mi móvil estaba sonando iba a ser ella, aunque fuese para comunicarme la interesantísima noticia de que se aburría. Pero, ¡Ojalá se estuviese aburriendo! No, el mensaje era uno de esos que te hacen levantarte del sofá, el corazón latiéndote a mil por hora y tener que volverlo a leer. Y ya sabéis, ya no hay quién te duerma, estás toda la noche dándole vueltas al tema, repasando fotos, leyendo conversaciones, y todas esas cosas que haces cuando tienes demasiado tiempo libre un viernes a las dos de la mañana.

Y ahora pienso que no, que no es justo. Que me encanta enterarme, pero ahora no hay quién me quite el tema de la cabeza. Y no en plan melancólico ni deprimente, sólo que me da rabia que al final siempre acabes volviendo. Y es que oye, que me digan que el mundo no es un pañuelo. En tu propia ciudad hay veces que no ves a alguien en tres meses, y sin  embargo de tus noticias me entero. Dentro de poco hace ya un año que nos conocimos... Qué rápido pasa el tiempo, ¿no crees?

Sólo espero que llegue el día en que, ni por un segundo, aparezcas en mi cabeza. Canción, película, foto o cualquier comentario; que nada haga referencia a ti. Y no es porque no me importes, más bien todo lo contrario. Pero alguien dijo que el tiempo ayuda a cerrar las heridas, y yo quiero poder quitarme esta tirita que se despega cada vez que alguien habla de ti. Cicatrizar y que me dé el aire, eso es lo que quiero.

viernes, 2 de mayo de 2014

Cafés a media tarde.

Quedamos a tomar un café, tú te encargas de convencerme de que no se puede conocer a una persona a partir de las doce de la noche y con una copa en la mano. Y me convences. Un café y tres horas más tarde pensé que había sido un desastre total, ¿te acuerdas? Nos hemos reído mil veces de ese día en estos meses. 

Y es que lo que empezó siendo un desastre total y absoluto, ha acabado convirtiéndose en un caso de laboratorio. Porque no hay persona que entienda lo que tenemos, que sepa decir qué somos o que no vea raro nuestros altibajos. Porque los dos sabemos que en una amistad no hay tantas idas y venidas como las nuestras, que un día no podemos separarnos y otro, por un mínimo detalle o por el simple orgullo, estamos sin hablarnos una semana. Que los amigos se quieren y se preocupan por el otro, pero no necesitan someter al tercer grado al otro por cada nueva "historia". Que si eres cariñoso, con un amigo lo eres más. Y no como tú, que te pasas con besos y abrazos al resto, y a mí me mantienes a un metro de distancia por si las moscas.

Pues no, esto no es amistad. Y han ido pasando los meses, y es lo único que sé a ciencia cierta. Hace ya tiempo que desistí de buscar una etiqueta a esto, pasaba de volverme loca. Sé que tú tampoco lo sabes, conmigo no puedes hacerte el listo. Cada vez que oigo ese "es que contigo es especial" no sé si me dan ganas de matarte o de comerte a besos. 

¿Lo ves? Yo tampoco lo tengo nada claro.