martes, 31 de diciembre de 2013

A por otros 365.

Ya está aquí: último día del año 2013. Podría decirte esto hoy o en cualquier otro momento, pero recuerdo que hace 365 tú me hiciste lo mismo. 

Ya no sé los años que llevamos juntas, no sabría decir en qué momento ese tú y yo se convirtió en nosotras. Porque muchas veces he dicho que hay amigas de todo tipo y para mil cosas diferentes, pero tú eres mi todoterreno, esa tienda 24 horas a la que vas un domingo de noche o el miércoles cuando ni siquiera las calles están puestas. No podría decir cuantas historias hemos pasado, pero si pudiese remarcar alguna aventura, y más en este año que se nos acaba hoy, diría que los días que pasamos este verano, lejos de todo el mundo, ha sido de lo mejor que nos ha pasado. Porque daría lo que fuese por repetirlo, por todo lo que surgió en esa semana, que me ha hecho madurar de repente, y tú a mi lado.

Ya no sé que más decirte que no te haya dicho ya, pero sólo quiero pensar que, si este ha sido increíble; el que viene va a ser insuperable. Porque sabes que aquí seguiremos, siempre. Hoy no vamos a estar juntas, pero sabes que soy la primera en desearte lo mejor del mundo para el 2014. 500 kilómetros más al norte, pero mi primer baile va por ti.

 Desde el rompeolas, me acuerdo de ti.



lunes, 30 de diciembre de 2013

Porque sí.





Porque sí. Porque me apetece escribirte. Sabes que me ha dado por esto hace muy poco, pero sé a ciencia cierta que eres la primera en leerme. Porque eres mucho más pequeña que yo (aunque algunos locos lleguen a confundirnos), y sin embargo consigues enseñarme más de lo que te imaginas.

Porque de pequeñas me costaba aguantarte, la idea de tener a alguien que me imitaba muchas veces conseguía sacarme de quicio. Luego nuestros caracteres se fueron amoldando, y ahora no me imagino hacer algo sin tu opinión, o el simple detalle de escucharme siempre. Porque hay gente que dice que eres fría, yo les diría que todo está en pillarte el truco; creo que quien te conozca no puede dejarte ir. Porque me encanta consultarte todo, desde un conjunto para salir un sábado, que me pases fotos y música "de esa que me gusta", o la última aventura que me ha pasado. Porque la diferencia de edad no se nota casi nada, y eres mucho mejor que una amiga muchas veces.

Porque hay personas que simplemente enganchan, y tú eres una de ellas.

Haciendo balance.

En estos últimos días del año creo que no soy la única que se pone melancólica pensando en todo eso que nos ha pasado y que ya no va a volver, en cómo hemos cambiado y en quiénes nos hemos convertido.Tengo que reconocer que hace 365 días no me imaginaba ni por un segundo todo lo que me iba a pasar. El 2013 ha sido bastante sorprendente.

He aprendido que hay amistades que duran para siempre, mientras que otras sin embargo pasan por tu vida sin que casi te dés cuenta. He aprendido que jamás puedes juzgar a nadie, porque la gente te acaba sorprendiendo cuando menos te lo esperas. Que tienes que evitar que llegue ese momento en que vuelves a querer dar una buena primera impresión, que tienes que estar siempre preparada porque no sabes en qué momento va a llegar ese tren al que tienes que subirte sin dudarlo un segundo. También he aprendido que todo acaba saliendo al contrario de como te lo esperabas, que nunca apuestes por nadie para siempre, y que tienes que tener cuidado a la hora de abrirte desde cero con una persona. Que el destino no existe, y que cuando antes dejes de creer en las historias de películas, antes dejarás de sufrir esperando que empiece la tuya; que sólo se trata de disfrutar de la vida, porque cada minuto es único y lo peor que puedes hacer es lamentarte por aquello que no hiciste. Que al final siempre acabamos haciendo eso que nos sale sin pensar, que mirar los pros y contras de algo nunca da buen resultado, y que es mejor dejar los cálculos y cuentas para la gente de Ciencias; tú y yo no servimos para eso. Que es mejor decir siempre lo que piensas; porque lo peor que puedes hacer es quedarte con dudas y tener que interpretar una y mil veces una conversación, una mirada o un gesto. He aprendido también que no sirve de nada hacer planes a largo plazo, porque en algún momento llegará ese terremoto que arrasará con todo y te tocará volver a empezar. Que nunca es suficiente, que siempre puedes dar más de ti; sin embargo nunca pidas ser más feliz, ya que en conformarse con poco está la clave.

Sé que pido un imposible y que nada puede repetirse; así que sólo puedo mirar hacia atrás y sonreír por este 2013. No sé si tengo que dar las gracias a alguien o si me lo he buscado yo solita, pero desde luego ha sido estupendo. Ojalá todos los que vengan desde ahora sean así y consigan arrancarme tantas sonrisas como este.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Desde fuera.

Hay muchas veces que nos hace falta una opinión de fuera, de alguien que nos conoce y que ve las cosas con un enfoque diferente. Reconozco que siempre he ido un poco a mi bola en estas cosas, que basta con que alguien me diga algo para que yo acabe haciendo todo lo contrario. Nunca me ha costado reconocer cuando me he equivocado, cuando por cabezonería y llevar la contraria me he estampado contra el muro más grande que había en el camino. Pero cada uno es como es, y con veintidos años creo me cuesta imaginarme de otra manera.

Estos días me he dado cuenta de cuánto nos hace falta la opinión de los demás. No sólo por sentirnos un poco comprendidos, o porque alguien nos escuche durante más de cinco minutos; creo que cualquiera necesita escuchar distintas interpretaciones de una misma historia, oír consejos (mejores o peores) de gente que nos aprecia, y que quizá por experiencias de la vida sabe más que nosotros.

No me importa decirlo: GRACIAS. Te lo creas o no, tus palabras me hicieron verlo todo de otra manera. No sé si estaba equivocada o no, pero a partir de ahora (y entre uno de mis muchísimos propósitos de Año Nuevo) prometo no preocuparme tanto. No he sido consciente hasta ahora de lo poco que podemos saber sobre qué querremos mañana, así que bye bye planes.

Sé muy bien que no me hace falta que sea el primer día de otro año para empezar con este "nuevo yo", pero dejadme dos días más así, que ya todos sabemos que cambiar la mentalidad cuesta, ¡y mucho! ;)

Ahora si que sí.

Porque cerrar puertas cuesta, y mucho. Siempre es mas fácil dejarse llevar, apartar la razón a un lado y vivir cada segundo como si fuese el último. Pasar página con un dedo, pero sujetando con el otro por si acaso, para que el capítulo no acabe nunca; esa soy yo. Pero gracias a ti ya tengo propósito de Año Nuevo bien claro; perder el miedo al folio en blanco, empezar historias nuevas, porque sí que creo que lo mejor está por llegar. Nunca pensé que te diría esto, pero gracias. Me has abierto los ojos, y aunque tomar la decisión cuesta, ahora lo tengo claro. 
Bienvenido 2014, te espero con ganas.

domingo, 22 de diciembre de 2013

En deuda contigo.

El otro día te vi. Bueno, todos sabemos que eso es imposible, pero me gusta pensar que fue así. Estaba agobiada, con mucho miedo; era una de esas noches que cada grano de arena se convierte en una montaña, que necesitarías a toda tu familia a tu lado hasta que volviese a ser de día otra vez. Pues bien, en ese momento yo te vi. Estabas ahí, a los pies de mi cama, y ver tu cara de nuevo supuso el mejor calmante que cualquier enfermera podía haberme dado.

Creo que hay temporadas en que tus recuerdos van y vienen, y últimamente no hay día en que una anécdota tuya no se me venga a la cabeza. Quizá es porque se acerca la Navidad, y entonces recordarte es inevitable. Siempre he pensado que tengo la mejor familia del mundo; somos muchísimos, cada año vienen uno o dos más. No coincidimos muchas veces, dado que cada uno vive en una parte del mapa, pero los días de Navidad son sagrados. Antes contigo todo era más especial; hacías que cada cena todos reunidos, cada villancico cantado con la guitarra, fuese mucho mejor. 

Hace ya tres años que te marchaste, y será que cada vez estoy más sensible, pero cada Navidad se te echa más de menos. No quiero ponerme triste al recordarte, conociéndote sé que eso no te gustaría nada. Sólo me arrepiento a veces de no haberte dicho todo lo que te necesitaba mientras te tenía, que aunque ahora lo sepas porque desde el Cielo puedes verlo todo, a mi nunca se me ocurrió decirte que sin ti ya nada volvería a ser lo mismo. Me enseñaste mucho, eras mi AMIGO, y eso nadie podrá cambiarlo. Me encantaba pensar que entre tú y yo había una conexión especial, que incluso tres años después no puede quitárnosla nadie. Que hay veces que ando más perdida, pero tú sigues ahí; al pie del cañón, como me prometiste que harías, y no has fallado.

Creo que sólo por eso estoy en deuda contigo. Sólo por haber aparecido la otra noche a decirme que todo iba a ir bien, que no me te ibas a separar de mi lado, me toca a mi decirte que a partir de hoy voy a intentar hacer que te pase lo mismo que a mí contigo: que sólo baste con decir mi nombre y te aparezca una sonrisa de oreja a oreja.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Cuánto más lejos, ¿mejor?

Creo que hay veces que es bueno echar de menos. Sí,me gusta la sensación de querer tener a alguien al lado y saber que todavía te queda tiempo para poder disfrutar de ella.

Me gusta poder valorar lo que te necesito, o descansar por un tiempo de todo eso tuyo que consigue sacarme de mis casillas muchas veces. Porque está genial tenerte cerca, pero quien dijo que la distancia no era buena creo que estaba bastante equivocado, o que no nos conocía a nosotros. Porque juntos lo pasamos estupendamente, nos faltan horas para comentarlo todo y más, pero cada uno necesita su espacio.

Quizá en estos días me quejo porque me encantaría ir a dar un paseo contigo, o encontrarte por la calle y conocer un poco mas Valladolid, pero me encanta pensar que cuando vengas tendrás ganas de que estemos juntos.

Sólo esa idea compensa los miles de kilómetros durante estas tres semanas, te lo aseguro.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Te he pillado el truco.

Fue una despedida corta y sincera. Como lo es todo contigo, no sueles dar opción a malinterpretar, y nunca te quedas con nada a medio decir. Eran tus últimas horas aquí y sí, me puse pesada, para qué negarlo. Pero tienes que reconocer que últimamente es lo que funciona entre tú y yo. Una de cal y otra de arena, aquí se cumple a la perfección. Me he acostumbrado, y no voy a mentirte, me gusta.

Has conseguido traer una calma que hacía tiempo que me faltaba, contigo hace falta paciencia, y eso es algo que nunca viene mal. Pero todo esto lo compensas con un interés diferente, que hacía mucho que nadie mostraba. Porque no eres de esos que enseñan todas sus cartas al principio; poco a poco voy conociendo una faceta tuya que hace que me enganches más. Los temas de conversación nunca faltan, casi tenemos que guardar el turno para hablar. Frases tan espontáneas que hacen que aparezca una sonrisa casi sin quererlo, o encuentros sobre la marcha que alegran las vueltas a casa.

No te esperaba en absoluto, y sé con certeza que tú a mi tampoco. Pero aquí estamos, sea a lo que sea, y mientras tú te dejes no voy a soltarte, eso tenlo claro.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Llega la Navidad.

Se acerca la Navidad y es imposible no acordarme de ti. Va a hacer tres años y, aún así, lo recuerdo como si fuese ayer. Mejor dicho, te recuerdo como si fuese ayer. Me acuerdo perfectamente de tu mirada, tenías los ojos mas claros y, a la vez, más profundos del mundo. Recuerdo que con nadie se podía hablar con tanta sinceridad, nadie ha sido tan franco conmigo; creo que de ti aprendí que las cosas están bien o están mal, que lo más importante en la vida era estar tranquilo contigo mismo.

Me acuerdo de esas noches en que tú te quedabas de madrugada, en el sofá, y a mí me encantaba apoyarme en ti y verte, estando contigo las horas se pasaban volando. Me enseñaste que todo en la vida se gana con esfuerzo, creo que nadie ha llegado a esperar tanto de mí como lo hacías tú. Nunca podrás llegar a imaginarte cómo te echo de menos, no hay un día que no te nombre o recuerde algo tuyo, o no hay vez que entre en vuestra casa y te imagine ahí sentado en tu esquina sonriendo al vernos llegar. Eras una de esas personas que muy poca gente tiene la suerte de cruzarse en su vida, enseñabas mucho con muy pocas palabras, y un abrazo tuyo consolaba mas que el de ningún otro.

Me encantaría que estuvieses orgulloso de mí. Me encantaría poder contarte todo lo que me preocupa, todo lo que me da miedo, todo con lo que soñaba y luego se perdió por el camino.  

Me encantaría algún día poder parecerme a ti.

Impredecibles.

Me encanta la capacidad de desconcertarnos que tienen algunas personas. Me vuelve loca y me gusta a la vez. Me parece muy aburrida la gente predecible, esa que toda su vida gira alrededor de la misma rutina, que se ve a lo lejos qué es lo que van a hacer a continuación, que nunca hacen algo simplemente porque cada minuto es único, y hay que aprovecharlo.

Sin embargo, tengo que reconocer que me gusta comerme la cabeza, dar una y mil vueltas sobre la misma anécdota hasta que llego a una conclusión mas o menos comprensible para el sentido común. Porque creo que a todos nos gusta que nos sorprendan, sea de la forma que sea; no saber cómo va a reaccionar la otra persona, la incertidumbre que da a veces no poder hacer planes de futuro a largo plazo, o la sensación de que hay que aprovechar al máximo el ahora, porque no sabemos qué va a pasar mañana. Desconcierta, y mucho, pero estas cosas son las que nos hacen darnos cuenta de que no podemos controlar nada ni a nadie, que cada uno somos "de nuestro padre y nuestra madre", y que lo bonito está en congeniar con esas personas y pillarles el truco.

Puede ponerme de los nervios a veces, lo reconozco, pero esas mil interpretaciones (normalmente acompañada de tus amigas, leyendo la conversación una y otra vez, y cada una diciendo una cosa distinta), yo no las cambiaría por nada del mundo.

viernes, 13 de diciembre de 2013

P.

Si tuviese que decir un sólo adjetivo para describirla creo que podría estar horas pensando, que no sabría cual elegir. Es una de esas personas que llega de casualidad, así de repente, y sin darte cuenta se convierte en un imprescindible en tu vida.

Porque mentiría si dijese que no la necesito. Es como un imán, tiene la capacidad de llevarte al fin del mundo sin que te dés cuenta, de convertir un viernes de exámenes en la mejor de las noches. Siempre he dicho que es mejor pillarle de buenas, no querría tener que enfrentarme a ese tremendo carácter. Pero se hace querer. Dura por fuera, pero en el fondo sé que, aunque me llame pesada muchas veces, ella también es cariñosa como la que más. Si tendría que destacar algo sería su capacidad de demostrar con hechos lo que es una amistad; pocas veces le he escuchado decir algo, y sin embargo no dudo que sería de las primeras en estar ahí, fuese para lo que fuese. Porque cuando dice lo que piensa no lo adorna con palabrería, y aunque a nadie nos gusta oír la cruda realidad a veces, valoro muchísimo la gente que es capaz de decirla.

Sí, llegó mas tarde que el resto, pero se ha colado en los primeros puestos de las personas más importantes en mi vida. Quizá porque me veo reflejada en ti te quiero tanto, no sabría decir un motivo; lo único que tengo claro es que, con gente como tú, la vida se hace mucho más divertida.

Y recuerda; si tropezamos por el camino nos levantaremos juntas, siempre.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Porque cada minuto es único.

Creo que la única ventaja de jugar con fuego es que uno aprende a no quemarse.

Hace mucho aprendí que hay noches que son acerca de cambiar el juego, que todos nos volvemos locos alguna vez. Que la vida es en sí una locura, porque sino todo sería como un puñado de domingos por la tarde. Que la tentación se vence sólo cayendo en ella, y hasta que no aprendamos esto creo que no empezaremos a vivir de verdad. Que no pasa nada por caer y levantarse una y otra vez, que la vida consiste en tropezar y seguir, aunque sólo sea por la curiosidad y las ganas de saber qué va a ser lo siguiente que nos espera. Que tenemos que asumir que lo bueno nunca dura eternamente, y si es así, es que no es totalmente real; que todo se compone de momentos increíbles y otros menos buenos, y que es en estas situaciones donde tenemos que demostrar que tenemos el coraje suficiente, que nos atrevemos a continuar para ver la luz al final del túnel. Que hay muchas veces que tú misma necesitas chocarte contra el muro, que no te sirve de nada tener a alguien como parachoques continuamente. Que aparecerán personas que te marcarán profundamente; algunas permanecerán a tu lado como el perro mas fiel, otras desaparecerán al primer bache, y que lo verdaderamente importante es aceptar que aquellos que se van es porque nunca nos quisieron de verdad. Que no pasa nada por depender de alguien en algún momento de nuestras vidas, que a todos nos gusta saber que alguien nos necesita. Que muchas veces hay que saltarse las reglas, que lo esencial es que, al caer la noche, tu duermas con la conciencia tranquila. Que lo que opinen los demás de ti tiene que entrarte por un oído y salirte por el otro. Que la familia es lo que más vale, y que nunca hay que alejarse demasiado de ellos. Que hay amigos que forman parte de tu familia, que lo que más nos atraerá de alguien serán sus defectos, porque las virtudes aburren.

Que nunca dejaremos de aprender, y que cuanto mas abiertas tengamos nuestras puertas mas disfrutaremos de la vida. Que hay veces que la razón no ayuda en absoluto, que sólo tenemos que dar al botón de On y empezar a vivir.

Primer propósito de Año Nuevo.

Hoy, por primera vez en mucho tiempo, me he levantado con una sonrisa, la misma con la que me ayer me metía en la cama. No sé si tengo un único motivo, o si tengo mil razones que me hacen sonreír, aunque muchas veces no me dé cuenta. Pero hoy me apetece contar al mundo que todos, aunque no os lo creáis, tenemos mil y una cosas en nuestra vida que tienen la capacidad de arrancarnos la más bonita de las sonrisas. 

El simple hecho de levantarnos, de tener a nuestra familia ahí para darles los buenos días. Yo tengo que reconocer que me suelo levantar con el pie izquierdo el 99% de los días, que hasta que pasa media hora es mejor que no pronuncie palabra. Pero ellos ahí siguen, y seguirán siempre; y aunque no sepamos valorarlo muchas veces, tenemos mucha suerte. ¿Y qué me decís de los amigos? Hay momentos de la vida en que parece que tu amigo es más que tu hermano, que le cuentas todo,TODO, y que no se te ocurre una persona mejor para compartir las aventuras que te van pasando. Luego hay gente que tiene a alguien que le quiere mucho, muchísimo, y que juntos se han propuesto compartirlo todo, durante el máximo tiempo posible. Los que tienen eso tienen demasiada suerte. A veces me dáis envidia; otras creo que sola se vive muy bien también, que teniendo gente a tu lado que consigue que te rías, que cada día te demuestran un poco más todo lo que están dispuestos a hacer por ti, eres la persona mas afortunada del mundo. Y tenemos que valorarlo, hay gente que no corre la misma suerte que tú, que vive sólo, o que no ha tenido la oportunidad de conocer a verdaderos amigos.

Así que, desde aquí, quiero que pienses un poco en todo esto. Que si quisiésemos tenemos millones de razones para levantarnos todos los días con el pie derecho, y que deberíamos hacerlo. Prometo ponerlo en práctica, será uno de mis primeros propósitos para el 2014, ¡aquí queda dicho!

martes, 10 de diciembre de 2013

Que te vaya bonito.

Me gusta poder escribirte, dirigirme a ti como si algún día fueses a leer todo esto. Bueno, si te digo la verdad creo que no sería capaz de decir todo lo que digo si supiese que tú vas a leerlo. Me gusta el hecho de poder desahogarme, de escribirte todas aquellas cosas que se me quedaron por el camino. Creo que hay instantes en la vida en que deberían darnos la opción de darle al botón de Reset. No me gusta dejar cosas en el tintero, pero contigo o tuve otra opción; o mejor dicho, no me dejaste otra opción.

Me gustaría poder decirte que has conseguido volverme loca, me has convertido en alguien que cambia de estado de ánimo cada media hora. Yo antes no era así. No quiero seguir igual, y me gustaría volver a ese momento en que empezaste a cambiarme. Mi principal fallo fue no negarte nada, dicen que de buena a tonta hay un paso; ahora me doy cuenta. Me encantaría tener la capacidad de mostrar mi carácter, ese que sólo aparece una vez cada cuatro años, como el 29 de febrero. Me encantaría que no me hubieses conocido tanto, la sensación de que hay alguien tan lejos que sabe todo de mí hace que sienta algo extraño que nadie me había hecho sentir. 

Pasado este tiempo me atrevería a decir que lo que más me duele es que me mintieras, tú que presumías de que la verdad y tú ibais siempre de la mano. Porque sí, no nos engañemos; quizá he sido la última en enterarme, pero tú lo sabías todo desde el principio. ¿Para qué esa necesidad de hacerme quedar como una imbécil? Sólo espero que en algún instante de estos días te hayas parado a pensar. No quiero ser una ilusa, no quiero saber si te has acordado de mí, no creo que haya pasado muchas veces por tu cabeza. Pero no va conmigo desearte que te vaya mal, y me gustaría que, dado que lo nuestro fue como un huracán que arrasó en un visto y no visto, al menos hayas aprendido para la próxima. Porque alguien me dijo alguna vez que a las chicas hay que tratarnos como princesas, y puede que te rías pero una pequeña parte de ti sabe que es cierto. Así que amigo mío, sinceramente espero que la vida te enseñe a portarte como un caballero. Siento un vacío tremendo al pensar que habrá alguien que consiga arrancarte todas esas sonrisas que yo no pude, que alguien pasará a ser tu chica favorita, esa frase con la que me saludabas la mayor parte de los días, y que hacía que salir de la cama no costase tanto. Pero eso ya acabó, no te preocupes que lo he entendido hace ya mucho. Ahora sólo quiero que llegue el día en que realmente pueda decirte que ojalá la vida te trate bien.

10-N.

Un mes. Cuatro semanas. Treinta días.

Hoy es nuestro primer aniversario, pero al revés. Hoy hace un mes que decidiste ponernos fin, que ya no querías quererme más. No voy a mentirte, en un día como hoy, un millón de recuerdos vienen a mi cabeza. Me acuerdo de la primera vez que te ví, de cuando tres horas más tarde te mandé un sms desde el único punto de la calle donde encontré wifi, y que tú me respondiste al minuto. Me acuerdo de llegar de esas vacaciones, encender el móvil y ver que me habias escrito todos los días, de nuestras primeras conversaciones, de esa noche que confesaste no querer perder el tiempo, que a ti te iban las cosas serias.

Y míranos ahora. Si me llegan a decir hace un mes que hoy estaríamos así, nunca me lo hubiese creído. Parecíamos perfectos; pero me doy cuenta de cuánto engañan las apariencias. Lo parecías, desde luego, y al final has resultado ser un completo desconocido. Hoy no va a ser fácil, y sólo quiero que este día que acaba de empezar acabe pronto. Sí, lo siento, recordarte todavía duele.

Quiero quedarme con lo bueno que pasamos que, aunque hoy me cueste bastante verlo, fue mucho. Me enseñaste que en la vida hay que arriesgarse, que mucha gente puede sorprenderte y decepcionarte, pero que de todo puedes sacar algo que te arranque una sonrisa. Sonreír hoy quizá va a ser difícil pero no me importa, tu herida no se ha cerrado del todo, pero eso significa que me marcaste más de lo que me gustaría reconocer. Ese es un privilegio que no concedo a muchos, siéntete orgulloso.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Hablando de cromos.

¿Quién se inventó eso de "un clavo saca a otro clavo"? Tengo curiosidad. Y ultimamente más que nunca esta frase me llama la atención. Puedo afirmar, sin ninguna duda, que yo siempre había sido de las que, cada vez que alguien soltaba esto, empezaba a soltar un rollo tremendo, defendiendo que nunca vería "bien" conocer a alguien para olvidarte de otra persona y blablabla.

Pero mentiría si, a día de hoy, criticase esto. Esta última temporada he conseguido cambiar mil de mis principios, de esos que creía que serían eternamente inamovibles. Sí que es cierto que dicho asi suena demasiado mal, pero el sentido de la frase ahora la entiendo. Fuera de si está bien o mal, creo que muchas veces la única manera de olvidar a alguien que se va es encontrando a otra persona. Dentro de esto diría que hay "grados"; no me parece lo mismo si eres tú quién ha hecho que el otro se vaya o, si por el contrario, te levantas una mañana y te encuentras con que la otra persona ya no quiere lo mismo que tú. Yo estoy hablando de este último caso. Pues bien, aquí si que creo que la forma mas sencilla de quitarnos su imagen de la cabeza es si tenemos la de otra persona para ponerla en su lugar. Puedo entender que haya gente que diga que esto no es del todo correcto, repito que yo antes también lo veía así. Pero un día te das cuenta de que en la vida te encontrarás con personas de las cuales borrar su imagen es bastante complicado. Por lo tanto la solución mas sencilla creo que no se trata de  borrarla, sino de poner otra encima.  Son como esos cromos que pegamos en nuestras carpetas cuando somos pequeños; pasados unos meses no hay quien los despegue. ¿Quién quiere dedicar horas y horas a rascar con la uña hasta quitar la última gota de pegamento? Que yo sepa nadie. Es mucho mejor pegar otro encima, más nuevo, más bonito y que conjunte mejor con el resto de los cromos de la carpeta.

Hay circunstancias en la vida que te hacen cambiar. Antes o después, mas rápido o mas lento, pero a todos nos llega. Y yo en este tema he cambiado bastante de parecer. El otro día lo hablábamos, que olvidarte así porque sí de alguien es tremendamente complicado, muchas veces esa pequeña ilusión ayuda mucho más de lo que nos podemos imaginar. Y, ¿Quién sabe si se convertirá en una parte importante de nuestra vida en un futuro? Hay cosas que, desgraciadamente, nos hacen la vida un poco mas difícil sin que nosotros podamos hacer nada para evitarlo. Pero si hay una pequeña parte, un mínimo problema que podemos hacer que desaparezca, ¿Cómo vamos a ser tan masocas de no intentarlo al menos? Quizá antes no lo entendía, o estaba ciega y prefería no verlo, pero ahora que me ha pasado no tengo ninguna duda: Nunca hay que cerrarse puertas, al contrario; mejor tener siempre todas las ventanas abiertas. Recuerda, las mejores cosas son las más inesperadas, aquellas que te sorprenden un martes cualquiera a las cuatro de la tarde.

De bote en bote.

Estos días estoy bastante deshubicada. Con estos puentes tan tremendamente largos, una no sabe que día es. Pues bien, estamos a lunes; aunque llevo dos días creyendo que es domingo. Y hoy, como broche a un finde-puente estupendo, tocaba filosofar de la vida con una de esas personas con las que, sin darnos cuenta, podemos quemar las baterías de los móviles, estar horas y horas hablando de todo en general y de nada en particular.

Y hoy tocaba debatir sobre un tema un poco "escabroso". Creo que todo el mundo me entiende; que todos hemos tenido (o tendremos) etapas en las que no tienes a nadie que te ilusione de verdad, y entonces empiezas a dar tumbos por ahí; sin un punto de partida claro ni rumbo fijo. A mí eso se me ha dado siempre increíblemente bien; me encantaba presumir de que no me hacía falta nadie, de que yo solita, yendo de bote en bote,  me encontraba estupendamente. Pero no, llega un día y te das cuenta de que eso no es verdad. Todo pasa sin que puedas evitarlo; llevas una temporada (más o menos larga) pensando una cosa, y cuando te levantas una mañana decides que eso no puede seguir así. No tiene por qué haber un motivo fijo, de repente quieres cambiar tu propio rumbo, y no hay nada que se te ponga por delante.

No creo que yo sea quién para decir si estas cosas están bien o mal. Creo realmente que todos pasamos por esto; hay quienes deciden cortar antes con la tontería, otros sin embargo lo alargan hasta fin de siglos. Ni bueno ni malo; que cada uno haga lo que le dé la gana. Pero si me atrevo a decir una cosa: cuanto antes seas capaz de ponerle fin, antes conseguirás dormirte por las noches con una sonrisa oreja a oreja y la conciencia tranquila al 100%. Porque aunque esos pequeños momentos en los que vas por ahí, sin tener que dar explicaciones a nadie y haciendo lo que te apetece pueden ser muy divertidos, cuando llega el momento de meterse en la cama hay algo que no te deja ser plenamente feliz. Hay algo que se echa de menos. Y no hablo de alguien, de una relación formal. No, cada persona necesita una cosa diferente, pero está demostrado que, cuantos menos tumbos demos, y cuanto mas claro tengamos nuestro propio rumbo, mejor dormiremos por las noches.

A esta conclusión llegamos en esta tarde tan "de domingo" después de unas cuantas horas de anécdotas y diversas historias.. Interesante, ¿verdad?

viernes, 6 de diciembre de 2013

Sonrisas de oreja a oreja.

"Hoy estoy un poco sólo para ti".

Por más que lo leáis una o veinte veces, a mí también me da la sensación de que esta frase está mal dicha. Pero, qué le vamos a hacer, no se le puede pedir peras al olmo, de verdad os lo digo. Fuera del sentido gramatical, cuando lo leí, entendí en un microsegundo lo que quería decir. Y automáticamente se lo enseñé a mi mejor amiga, por si eran alucinaciones mías. Pero no, gracias a Dios todavía sé leer.

Total, que yo no respondí a esa pequeña parte, y continué con la conversación como si estuviese acostumbrada a leer eso cada vez que salgo. Pero, conforme iba pasando la noche, no podía seguir manteniendo esa fachada de chica "dura" y le pregunté, si realmente había puesto eso de verdad. Y, ¿Sabéis de qué me doy cuenta? Que cuando alguien es muy natural, o muy sincero, estas cosas no las entienden. Yo también soy así, si escribo algo es porque realmente lo pienso, así que no veo el sentido de la gente que dice estas cosas sólo por el hecho de quedar bien. Pues eso es lo que pasó. Puso una cara un poco extraña, pensando que era una de esas preguntas trampa que hacemos a veces las chicas, y tardó un poco en contestar. Y finalmente dijó algo así como "Claro que sí, si he salido de casa era porque me apetecía estar contigo, por nada más". En ese instante mi cara se volvió roja como un tomate,  fue uno de esos momentos de "Tierra, ¡trágame!" en toda regla.

Pero luego me di cuenta de que eso es lo realmente bonito. ¿Por qué tenemos que sonrojarnos al escuchar este tipo de cosas? Me encanta la espontaneidad, para bien o para mal, quiero saber siempre la verdad. Y ahora que el juego me está saliendo bien, quiero aprovecharlo. Dejar de pensar si durará dos,cinco o veinte meses; disfrutarlo ahora mismo, nada más.

Quiero hacer una mención especial a esa cara de tonta que se nos pone sin que podamos evitarlo. Porque, si queremos sinceridad, creo que no hay nada más verdadero que esa sonrisa de oreja a oreja que nos aparece cuando nos dice algo ese alguien especial. Por muchas noches como ayer, y por saber valorar esas cosas que hacen marcar la diferencia.

Que malo es malacostumbrarse.

Que malo es acostumbrarse. Acostumbrarse y, si aún encima estás mal acostumbrado, es todavía peor. Creo que a todos nos ha pasado en algún momento. Yo me he dado cuenta hace muy poquito tiempo; ya os digo que en esta temporada me estoy conociendo demasiado "deprisa". Pues eso, yo os quería hablar de lo malo que es habituarse a un tipo de personas, a relacionarte con el mismo tipo de gente (de chicos en este caso).

Antes siempre veía normal ciertos comportamientos masculinos. Digo normal, pero no que lo viese bien; simplemente que como eso es lo que ves a tu alrededor, lo que en un principio te podía parecer un poco maleducado, al final lo ves como algo habitual. Ejemplos como acompañarte a casa, dejarte pasar primero,  el simple hecho de invitarte a un café, cederte su abrigo por si tienes frío, etc, a mí hace unos meses me sonaban de esas anécdotas de la época de mis padres o mis abuelos. De verdad os digo que me había resignado a la idea de que yo jamás encontraría a alguien así.

Pero de repente llega. Sin esperarlo en absoluto; viene y cambia tus esquemas. Porque te das cuenta de que la caballerosidad existe, no era una cosa típica de hace treinta años. No; existe, y a las chicas nos encanta. Puede sonar cursi, pero ver que alguien se preocupa realmente por ti, y que durante el tiempo que sea te trata de una manera especial gusta a cualquiera. Incluso a mí, yo que siempre (SIEMPRE) me había reído de esas cursiladas cuando me las contaban mis amigas, yo que presumía de ser un poco chicazo muchas veces; sin necesitar que nadie me acompañase a casa o me dejase su abrigo. Pues sí, a día de hoy tengo que reconocer que estos detalles me encantan. Alguien dijo que eran los pequeños detalles los que marcan la diferencia, y para mí esto hoy es más cierto que nunca.

Brindemos por los caballeros. Sí, porque hay cosas que no deberían cambiar nunca. Brindemos para que no desaparezcan. Yo haré un segundo brindis, para que no desaparezcas tú.

martes, 3 de diciembre de 2013

Hoy&Ahora: Vive.

Alguien me dijo una vez que todo se compone de temporadas muy buenas, otras poco interesantes y otras menos buenas. En cada una aprendemos unas cosas, otras nos enseñan aquello que nunca querríamos haber aprendido. Sin embargo ,creo que lo que más nos puede ayudar siempre es tener a nuestro lado a esa gente que te muestra qué es lo que más te conviene, y está ahí para sujetarte cuando decides separarte del camino correcto, y acabas tirada en la cuneta, con heridas y llena de barro. Pues el otro día, una de esas personas que llegan muy de repente y en poco tiempo se hace un hueco pequeñito en ti, me hizo ver una cosa en la que nunca había caído. O quizá es que nunca me había planteado nada desde ese punto de vista. 

Estábamos hablando de relaciones, para variar. Sí, estoy muy monotemática últimamente, lo sé. Me explicaba que en la vida no todo es cuestión de mirar las cosas con una perspectiva de futuro, a largo plazo. A ver si me explico bien, que dicho así suena un poco extraño. Cuando empezamos algo con alguien/estamos en proceso de empezarlo/llevamos 3 años y 9 meses juntos; todos siempre estamos buscando una cierta seguridad de que eso va a continuar en el futuro. Esto es cierto, y suena bastante obvio. Sin embargo, esta persona me decía que no tiene por qué ser así siempre. Que tú, si te apetece, no tienes que buscar esa seguridad; quizás a veces lo mejor que te puede pasar es simplemente eso: Que ahora mismo está pasando. ¿Qué más da si a primera vista parece que no puede haber un futuro claro? ¿Vas a perder por eso la oportunidad de disfrutarlo el tiempo que dure?

No me estoy refiriendo con esto a estas aventuras de dos o tres días. Que todo puede ser, pero no es eso lo que mi amigo trataba de explicarme. No, sólo quería hacerme ver que hay veces en la vida en que algo llama a tu puerta para que lo aproveches al máximo, como si cada minuto fuese el último, como si cada día tuviese que valer por tres. Que hay situaciones en las que es mucho mejor no plantearse qué es lo que puede pasar, o si desde el principio tiene la fecha de caducidad escrita en grande. Nunca se sabe qué es lo que puede pasar, a dónde nos va a llevar la vida, o si todo da un giro de 180º y tus peores miedos desaparecen.

Sinceramente, este planteamiento me parece un poco complicado para personas como yo. Me encanta vivir el momento, pero me da un miedo terrible saber que hay un 90% de posibilidades de que al subirme a este tren, acabe cayendo al precipicio. Una vez dije que se trataba de vivir al límite, sin preocuparme de "¿Qué pasará pasado mañana?" o del qué diran. Ahora puedo demostrarlo. Sólo hay que olvidarse de esas malditas seis letras que forman ese futuro y disfrutar de este momento.

-"Me da miedo arriesgarme, ¿Y si sale mal?
- Ya, pero ¿Y si sale bien?"

domingo, 1 de diciembre de 2013

Tal vez te acuerdes de mí.


Tres semanas. 21 días. A ratos me parece que hace siglos de ese domingo, otros sin embargo lo recuerdo tan bien que me parece que fue ayer. Me acuerdo que tuve que ser yo la que te preguntó por qué todos sabían algo que yo desconocía, y me acuerdo también de esa cobardía tuya, tanta que tuve que preguntarte yo si lo que querías realmente era ponerle fin a "lo nuestro". Y digo "lo nuestro" porque ahora mismo no sabría decir que fue lo que tuvimos.

Ayer hablando con una amiga, llegábamos a la conclusión de que lo peor que te puede pasar con una persona es acabar sintiendo decepción, y que más tarde llegue la indiferencia. ¿No os parece muy triste, cuando has querido a alguien, que te acabe sin importar que hace con su vida? Pues ahora mismo yo he llegado a ese punto. Y de verdad que preferiría estar triste, llorando por las esquinas, que llegar a sentirme tan decepcionada como estoy contigo.

A día de hoy, no sé nada de ti; pero créeme cuando te digo que no lo echo de menos. Me has fallado tanto, llegué a esperar tanto de ti, que ahora creo que me he quitado un gran peso de encima. Duele sentirse así, y a veces desearía seguir contigo, pero si algo me has enseñado con tus actuaciones ha sido que si no empiezo por quererme yo, no lo va a hacer nadie. Así que aquí estoy, aprendiendo a quererme bien.

Te dije que espero poder desearte algun día que la vida te trate bien, pero sabes que no miento; quiero que sufras un poquito más, que te dés cuenta de que así no se puede seguir, y que de cara a la siguiente sepas tratarla como cualquier Chica (con mayúscula) se merece. Ahora mismo sólo estoy contenta pensando que, si después de 21 días siento esto, quiza en unos meses los malos recuerdos se esfuman y sólo me acuerdo de nuestras bromas que nadie más entendía, de tu manera de mirarme, de nuestras discusiones en tres idiomas a la vez y de esos días juntos que aprovechamos como si fuesen años. 

Recuerdos. Eso es todo lo que nos queda al final del camino. Eso es lo que somos.
"Elija bien. Lo único que nos queda son los recuerdos. Al menos que sean lindos, ¿no?"
Recuerdos. Con ellos nos debe valer, bastar y sobrar.






Te compadezco.

No sé las veces en estos últimos días que estoy escuchando eso de "Tranquila, poco a poco; no te embales..". Quién me conoce sabe que la calma y la tranquilidad nunca me han caracterizado. Ese es uno de mis defectos: tengo una capacidad asombrosa para pasar del 0 al 100. No es que me sienta orgullosa pero para mí, y mas últimamente, las cosas son blancas o negras. Y eso que el gris es uno de mis colores preferidos, pero a la hora de la verdad en la vida me gusta decidirme, las medias tintas no van conmigo.

Esta última temporada no me reconozco a mi misma. Prefiero creer que, dentro de unos meses, cuando eche la vista hacia atrás, me reiré de este momento, que todo volverá a ser como había sido hasta ahora. Siempre fui muy de "aquí y ahora", pero de verdad os digo que me estoy pasando un poco. Repaso este último mes y me rio. Desde luego la vida te pilla por sorpresa muchas veces. ¿Quién me iba a decir a mí que estaría así hace sólo treinta días? O peor aún, ¿Quién me iba a decir a mí todo lo que iba a pasar desde que acabó el verano? (Con tantas vueltas que da mi vida ultimamente, normal que me esté a punto de volverme loca, ¿no?)

El problema es que me da por creer que lo mismo que me pasa a mí le pasa al resto. Y eso es un gran fallo, de verdad os lo digo. No se puede pretender que todo el mundo pase de la nada al todo en un segundo. Pues bien, dicho así parece la cosa más obvia del mundo, incluso hasta a mí. Pero luego en mi día a día esto se me olvida, y me enfado con el mundo porque no sean iguales que yo, y me vuelvo insoportable al escuchar ese "Despacito y con buena letra" tan desesperante. No me siento orgullosa, pero tampoco puedo, ni quiero, evitarlo. Cambiar a veces puede ser divertido, prefiero pensar eso. Y sólo deseo paciencia al pobrecito que le toque soportar mi temporada "radical".. Pobrecito tú, gracias por aguantarme.