lunes, 13 de enero de 2014

Vivir.

Nunca me ha gustado la sensación de que otros esperen de ti cosas grandes. Hay gente que nacimos para vivir el día a día, y con eso nos contentamos. Yo de pequeñita aspiraba a llegar a lo más alto; me imaginaba que algún día tendría todo el poder del mundo, ganaría mucho dinero, una casa enorme con vistas al mar y viajaría siempre que quisiese. Sueños.

Ahora sin embargo creo que soy todo lo contrario. No digo que mi plan de vida de cuando tenía quince años ya no me llame la atención, no soy tonta. Simplemente creo que, conforme vas creciendo, algunos cambiamos la manera de ver el futuro. Conozco a gente a la que su faceta profesional le compensa todo el esfuerzo del mundo, y la respeto muchísimo. A veces me encantaría ser como ellos. Pero luego me doy cuenta de que, en algún momento sin darme cuenta, yo cambié. Y pasé de querer tener la cuenta llena de ceros a simplemente VIVIR. No tengo ni idea de qué quiero hacer con mi vida, a dónde quiero encaminarla. Sé que es una decisión importante, pero quizá precisamente por eso no me veo capaz ahora de tomarla. Me gusta pensar que puedo dirigirme hacia donde yo quiera, que el resto pueden aconsejarte pero quién decide eres tú.

Me gustaría poder ver aunque sólo fuese un instante, donde voy a estar de aquí a cinco, diez o quince años; pero también sé que en eso está la emoción. No penséis mucho las cosas, sinceramente creo que así es la manera más fácil de ser feliz. Aprovecha cada oportunidad y disfruta viendo a dónde te lleva la vida, probablemente te sorprendas.

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