martes, 14 de enero de 2014

Prepárate.

Que me entra la risa. Que si me lo dicen hace un mes ni hubiese escuchado acabar la frase, que me habría dado la vuelta e ido a otra parte. Yo, ¿borde? Creo que puedes preguntar a cualquiera que me conoce bien, que incluso te diría que más de una vez me han dicho lo pesada que resulto cuando quiero.

¿Sabes qué creo? Que puedo ser la persona mas cariñosa del mundo cuando no siento más que, precisamente, cariño (valga la redundancia) por quien tengo a mi lado. Pero cuando hay algo más me encierro en mí misma, o quizá es timidez, pero no me sale. Si me conocieras sabrías que cuánto más dura o fría me vuelvo más me has enganchado,"amigo" mío. Creo que muchas veces me paso de transparente; no te asustes, no soy de las que dan un giro de 180º de un día para otro. No me van los cambios de humor, los malos rollos ni las discusiones a voz en grito. Odio la incertidumbre, las medias tintas; ya te dije que el gris sólo para la ropa, en  la vida soy más de blanco o negro. Y cuando alguien me interesa, en ese momento en que decido que "vas a ser tú", no hay marcha atrás. Soy muy cabezota, qué le vamos a hacer.  Pero es entonces cuando mi carácter cambia un poco, y entonces tú me llamas borde. Entiéndeme; por algo eres especial, por eso te trato distinto al resto. Pero te aseguro que lo último que quiero es que te lleves una impresión equivocada por eso. Quizá es porque no hablamos el mismo idioma muchas veces, quizá porque ya sabes que las mujeres vamos un paso por delante (aunque te cueste reconocerlo), por eso no me entiendes. Pero no te preocupes, te aseguro que no voy a volver a escuchar la palabra borde.

A partir de ahora prepárate, te aviso, porque te vas a hartar antes de lo que crees de "mi yo habitual". Y el que avisa no es traidor.

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