domingo, 19 de enero de 2014

Divagando a medianoche.

Supongo que al final del día lo vemos todo mucho más negro. No sé quién fue el primero que dijo que por la noche no hay que pensar en nada agobiante; las preocupaciones deberían sacarse de la cabeza a las ocho de la tarde/nueve como máximo. Ojalá fuese tan fácil, ¿verdad?

Pues aquí estoy; es de noche y lo veo todo probablemente mucho peor de lo que es realmente. Perdóname, ya sé que tú no piensas en esto ni la mitad de lo que lo hago yo, que tú vives muy cómodo dejándote llevar. No me malinterpretes; soy la primera defensora en eso de "no pienses mucho, simplemente vive", pero hoy no es el caso. Y voy a explicártelo, a ver si soy capaz. Te dije ayer que no me gusta la gente que no tiene las cosas claras, que cambian de opinión o de sentimiento hacia alguien cada dos días. Tú me dijiste un simple "Yo soy así y me odio por serlo, pero ¡qué le vamos a hacer!" A ver espera. ¿Qué frase esa esa? Vale, sé que no sabías que yo estaba pensando en nosotros, pero me da igual. No me puedo creer que no sepas qué quieres. Y sé que me vas a decir que hace varios días me dijiste lo que pensabas; pero siento decirte que tengo desde hace mucho pensada la respuesta. Porque me parece terriblemente absurdo que pienses que podemos ser los mejores amigos del mundo, porque sabes que jamás podríamos hablar de otras personas; una cosa es bromear sobre que "he encontrado al amor de mi vida", y otra decirte de verdad que hay otra persona. Imagínalo por un momento, ¿estarías cómodo? Sé perfectamente que no, y lo mismo me pasaría a mí. Y por otro lado creo que te contradices, porque si realmente no quisieses nada no actuarías así, como estos días. Porque esa continua antención, esa tontería que tenemos no es de amigos. Esos celos que te entran tampoco son de amigo, por más que me digas que te suele pasar. Porque no me conoces desde hace tanto como para que te moleste si otro me habla. Por lo tanto sólo te digo que, aunque quizá sea esta noche, que es domingo de estudio y sólo me apetece tirarme por la ventana, creo que por más que crees que lo sabes todo, estás hecho un tremendo lío. Que, o tu concepto de amistad es tremendamente extraño, o te engañaste a ti mismo cuando intentaste ser sincero conmigo. Porque no soy la más experta en psicología masculina, pero hasta ahí llego. Y tengo que decirte que no, que tú y yo amigos no somos. Nos llevamos increíblemente bien, nos podemos contar lo que quieras, hacer jornadas eternas de estudio y divagar sobre todas las cuestiones filosóficas del mundo, pero no. Para bien o para mal hubo "algo" que nos impide tener una amistad en el sentido estricto de la palabra. 

Así que desde aquí sólo te digo que, cuando pase esta época de dormir cinco horas al día y emborracharnos a base de café, te pares a pensar en esto. Que no quiero nada del otro mundo, pero odio las medias tintas, y esto no puede ser más que eso. Así que si realmente eres tan de blanco o negro como dices, demuéstralo, que lo peor que puede pasar es que esto se enfríe y nos echemos de menos. Y como todo en esta vida, acabará pasando.

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