miércoles, 8 de enero de 2014

Un ratito más.

Es curioso, a veces me sorprendo a mí misma pensando en cómo hubiese sido todo si las cosas hubieran funcionado. Si tú hubieras sido claro conmigo desde el principio, si yo me hubiese arriesgado a dejar aquello que tenía por intentarlo contigo. Y en ocasiones pienso que quizá fui demasiado cobarde, me dejé arrastrar por el camino fácil, e intenté jugar a dos bandas.

Es curioso, yo que pensé que nunca conseguirías hacerme daño, y ahora mírame; estoy enganchada a ti y tu sonrisa. A esos ratos de banco y café, de cigarro y copa mirándote por la ventana, a esas conversaciones casi inexistentes. No soy consciente de en qué maldito momento mi cabeza decidió que quería no dejar de pensar en ti, pero pagaría todo el oro del mundo por dar marcha atrás. No, no me arrepiento de haberte seguido hasta el fin del mundo, pero reconozco que este juego no ha acabado en empate; porque a mí todavía me tiemblan las piernas al verte.

Es curioso, me pregunto si alguna vez dejaré de pensar en ti. Y, ¿sabes qué creo? Que la teoría la tengo muy bien aprendida, pero en la práctica prefiero tenerte en mi cabeza un ratito más. Que siempre fui muy niña, y los juegos me enganchan, aunque sepa que te estoy dejando ganar. Y a ratos me harto de ti y de mí, de nuestras idas y venidas, de explicaciones inexistentes y miradas que lo dicen todo. Que son ya dos años en los que tu nombre se me escapa casi en todas las conversaciones con mis amigas, dos años de visitas sólo para sentarme y observarte.

¿Qué quieres que le haga? Tienes un imán difícil de explicar al resto. Que quizá ahora ni puedo ni quiero, pero que llegará un día en que pasar por esa calle no suponga mariposas en el estómago, ni hablar de ti hará que se me escape una sonrisa. Que llegará un día en que conseguiré superarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario