jueves, 9 de enero de 2014

The sky is the limit.

La gente habla de poner un límite. De saber hasta dónde eres capaz de llegar, hasta dónde puedes llegar a darte, hasta dónde eres capaz de soportar el dolor. Y escuchando estas cosas realmente pienso, ¿Eres capaz de controlarte tanto, de conocerte tanto? Si la respuesta es sí, tengo que reconocer que me sorprendes.

Porque entiendo que decirlo suena muy bien, que a todos nos gusta hacer que somos tipos duros, que podemos controlar nuestros sentimientos, que no nos atamos emocionalmente con nadie, que nadie es lo suficientemente importante como para pasarlo mal por él. Dicho así parece que poder evitar el dolor es la cosa más sencilla del mundo, y últimamente se escucha mucho. Pero sinceramente, no entiendo la moda de hoy en día de hacerse el racional. Porque puedo entender que en la vida la razón tiene su papel, que no podemos ir por ahí sin pensar en las consecuencias de nuestros actos; pero esto me parece ya bastante. Espero que quede alguien como yo, que me niego absolutamente a adoptar esa postura. 

Porque todavía no llego a entender las ventajas de no darte al 200%, de equivocarte una y mil veces, de mirar al pasado y sonreír por haber madurado tanto. Y quizá me equivoco, pero creo que si no quieres volverte loco, no puedes controlarte al vivir. Los límites en la vida no existen, sólo están aquellos que nos hemos impuesto como excusa para evitar caernos, para evitar hacer el ridículo cuando los demás tenían razón. Y ¿sabes qué pienso? Que esto es lo tremendamente ridículo. Que todavía no he visto qué hay de malo en que otros vean que eres humano, que te equivocas. Que es mucho más bonito vivir sin pensar en el daño que pueden hacernos, esa es la única forma de vivir de verdad. Que la oportunidad pasa una vez, y por pensar tanto quizá no eres capaz de verla.

Así que realmente espero que, como todo son rachas, todo esto de controlar lo que das y te dan se pase pronto. Mientras tanto sé que quedamos unos pocos que nos negamos a pensar mucho. Que preferimos andar por la vida sin mirar las ventajas y los inconvenientes y arrepentirnos, porque creemos que sólo así aprenderemos de verdad. Que preferimos abrirnos, aún con miedo a que nos hagan daño, pero sólo así sentir algo, aunque sólo sea por un instante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario