domingo, 19 de enero de 2014

Maneras de tener.

Me hace gracia cómo hay gente que llega de repente y decide quedarse. O quizás eres tú la que decides que se quede en tu vida, a toda costa. Da igual dónde, cómo o por qué; hay veces que sabes que sin ella todo sería diferente.

A mí me ha pasado eso contigo. No tengo ni idea de cómo quiero tenerte; en eso tú y yo nos parecemos, vamos cambiando de opinión cada dos días aproximadamente. Hay veces que pienso que tú y yo sólo podemos ser de una manera, de nuestra manera, tal y como estábamos hasta hace nada. Pero sin embargo otros días veo que no puedo poner una etiqueta a lo que somos; simplemente van pasando los días y cada vez voy conociéndote un poco más, poco a poco te vas abriendo y tengo que reconocer que me gusta que sea conmigo. Nunca me ha gustado tener que poner un nombre concreto a cada situación o etapa de nuestra vida. ¿Para qué? Os aseguro que eso no sirve de nada. Porque hay cosas que con palabras no se pueden explicar, que por más que trates de decirlo sabes que nadie más que tú lo entiende. A mí no me importa en absoluto no poder "ponernos un nombre", qué quieres que te diga. Porque ni un extremo ni el otro; no somos amigos literalmente; ni nos conocemos de hace tanto, ni nos unen tantísimas cosas. Tampoco, por más que me gustaría muchas veces, nos encontramos en el lado opuesto, tú decidiste liarte la cabeza y, a raíz de eso, yo empecé a ver que no sabía cómo quería tenerte.

Y al final llego a la conclusión de que no me importa seguir así; un día queriendo algo y al siguiente todo lo contrario. Te tengo de alguna manera, y sé que mientras estés aquí tú no quieres que eso cambie; ya te encargaste de aclarármelo. No te preocupes, por ahora hoy te prometo no irme a ningún sitio. ¿Mañana? Eso no puedo asegurártelo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario