domingo, 5 de enero de 2014

En stand by.

No quiero pensar en cómo será cuando volvamos a vernos, si tendremos ese momento incómodo de dos besos/un abrazo o será cómo si nos hubiéramos visto ayer. No quiero pensarlo, porque en parte me agobio. 

Me agobio porque me cuesta hacerme a la idea de que volveré a esa incertidumbre, que todo será forzado al principio, que ninguno sabremos cómo actuar. Porque tú y yo sabemos que como amigos no funcionaríamos por más que lo intentásemos; no quiero ser antipática, pero escuchar tus nuevas ilusiones o tus comeduras de cabeza me parece un imposible. 

Hay gente a la que sólo puedes ver de una manera, y aunque siempre he dicho que no puedo recriminarte nada, prefiero no enterarme si vuelves a tener una ilusión. En todo caso quiero ilusionarme yo primero, y que así no me duela el orgullo.

¿Ves? Ya estoy otra vez adelantando acontecimientos. Ni tú, ni yo, ni nadie puede decir qué es lo que pasará entre nosotros. Que quiero poner de mi parte para que no desaparezcas de mi vida, llegaste en un momento en el que necesitaba un colchón, y sin quererlo te convertiste en mi clavo ardiendo. Poco a poco eso ha ido cambiando, hasta este stand by. No sé si debo llamarlo así, pero creo que me aventuro mucho si digo que todo ha acabado. Porque me conozco, y creo que a ti un poco también.

Así que dejémonos de elucubraciones; que pase lo que tenga que pasar. Tiempo al tiempo, y ahora lo digo de verdad. Curar las heridas que siguen todavía abiertas; creo que ahora es lo más adecuado. Sé que me entiendes, y por eso mismo no puedo tener nada en tu contra, porque me pongo en tu situación y creo que yo estaría igual que tú.

Me caes bien, qué quieres que te diga. Preferiría odiarte, desearte lo peor del mundo, pero estaría fingiendo. Así que sólo puede decir que, de una manera u otra, me aseguraré de que no desaparezcas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario