domingo, 1 de diciembre de 2013

Te compadezco.

No sé las veces en estos últimos días que estoy escuchando eso de "Tranquila, poco a poco; no te embales..". Quién me conoce sabe que la calma y la tranquilidad nunca me han caracterizado. Ese es uno de mis defectos: tengo una capacidad asombrosa para pasar del 0 al 100. No es que me sienta orgullosa pero para mí, y mas últimamente, las cosas son blancas o negras. Y eso que el gris es uno de mis colores preferidos, pero a la hora de la verdad en la vida me gusta decidirme, las medias tintas no van conmigo.

Esta última temporada no me reconozco a mi misma. Prefiero creer que, dentro de unos meses, cuando eche la vista hacia atrás, me reiré de este momento, que todo volverá a ser como había sido hasta ahora. Siempre fui muy de "aquí y ahora", pero de verdad os digo que me estoy pasando un poco. Repaso este último mes y me rio. Desde luego la vida te pilla por sorpresa muchas veces. ¿Quién me iba a decir a mí que estaría así hace sólo treinta días? O peor aún, ¿Quién me iba a decir a mí todo lo que iba a pasar desde que acabó el verano? (Con tantas vueltas que da mi vida ultimamente, normal que me esté a punto de volverme loca, ¿no?)

El problema es que me da por creer que lo mismo que me pasa a mí le pasa al resto. Y eso es un gran fallo, de verdad os lo digo. No se puede pretender que todo el mundo pase de la nada al todo en un segundo. Pues bien, dicho así parece la cosa más obvia del mundo, incluso hasta a mí. Pero luego en mi día a día esto se me olvida, y me enfado con el mundo porque no sean iguales que yo, y me vuelvo insoportable al escuchar ese "Despacito y con buena letra" tan desesperante. No me siento orgullosa, pero tampoco puedo, ni quiero, evitarlo. Cambiar a veces puede ser divertido, prefiero pensar eso. Y sólo deseo paciencia al pobrecito que le toque soportar mi temporada "radical".. Pobrecito tú, gracias por aguantarme.

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