lunes, 16 de diciembre de 2013

Llega la Navidad.

Se acerca la Navidad y es imposible no acordarme de ti. Va a hacer tres años y, aún así, lo recuerdo como si fuese ayer. Mejor dicho, te recuerdo como si fuese ayer. Me acuerdo perfectamente de tu mirada, tenías los ojos mas claros y, a la vez, más profundos del mundo. Recuerdo que con nadie se podía hablar con tanta sinceridad, nadie ha sido tan franco conmigo; creo que de ti aprendí que las cosas están bien o están mal, que lo más importante en la vida era estar tranquilo contigo mismo.

Me acuerdo de esas noches en que tú te quedabas de madrugada, en el sofá, y a mí me encantaba apoyarme en ti y verte, estando contigo las horas se pasaban volando. Me enseñaste que todo en la vida se gana con esfuerzo, creo que nadie ha llegado a esperar tanto de mí como lo hacías tú. Nunca podrás llegar a imaginarte cómo te echo de menos, no hay un día que no te nombre o recuerde algo tuyo, o no hay vez que entre en vuestra casa y te imagine ahí sentado en tu esquina sonriendo al vernos llegar. Eras una de esas personas que muy poca gente tiene la suerte de cruzarse en su vida, enseñabas mucho con muy pocas palabras, y un abrazo tuyo consolaba mas que el de ningún otro.

Me encantaría que estuvieses orgulloso de mí. Me encantaría poder contarte todo lo que me preocupa, todo lo que me da miedo, todo con lo que soñaba y luego se perdió por el camino.  

Me encantaría algún día poder parecerme a ti.

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