domingo, 22 de diciembre de 2013

En deuda contigo.

El otro día te vi. Bueno, todos sabemos que eso es imposible, pero me gusta pensar que fue así. Estaba agobiada, con mucho miedo; era una de esas noches que cada grano de arena se convierte en una montaña, que necesitarías a toda tu familia a tu lado hasta que volviese a ser de día otra vez. Pues bien, en ese momento yo te vi. Estabas ahí, a los pies de mi cama, y ver tu cara de nuevo supuso el mejor calmante que cualquier enfermera podía haberme dado.

Creo que hay temporadas en que tus recuerdos van y vienen, y últimamente no hay día en que una anécdota tuya no se me venga a la cabeza. Quizá es porque se acerca la Navidad, y entonces recordarte es inevitable. Siempre he pensado que tengo la mejor familia del mundo; somos muchísimos, cada año vienen uno o dos más. No coincidimos muchas veces, dado que cada uno vive en una parte del mapa, pero los días de Navidad son sagrados. Antes contigo todo era más especial; hacías que cada cena todos reunidos, cada villancico cantado con la guitarra, fuese mucho mejor. 

Hace ya tres años que te marchaste, y será que cada vez estoy más sensible, pero cada Navidad se te echa más de menos. No quiero ponerme triste al recordarte, conociéndote sé que eso no te gustaría nada. Sólo me arrepiento a veces de no haberte dicho todo lo que te necesitaba mientras te tenía, que aunque ahora lo sepas porque desde el Cielo puedes verlo todo, a mi nunca se me ocurrió decirte que sin ti ya nada volvería a ser lo mismo. Me enseñaste mucho, eras mi AMIGO, y eso nadie podrá cambiarlo. Me encantaba pensar que entre tú y yo había una conexión especial, que incluso tres años después no puede quitárnosla nadie. Que hay veces que ando más perdida, pero tú sigues ahí; al pie del cañón, como me prometiste que harías, y no has fallado.

Creo que sólo por eso estoy en deuda contigo. Sólo por haber aparecido la otra noche a decirme que todo iba a ir bien, que no me te ibas a separar de mi lado, me toca a mi decirte que a partir de hoy voy a intentar hacer que te pase lo mismo que a mí contigo: que sólo baste con decir mi nombre y te aparezca una sonrisa de oreja a oreja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario