miércoles, 18 de diciembre de 2013

Te he pillado el truco.

Fue una despedida corta y sincera. Como lo es todo contigo, no sueles dar opción a malinterpretar, y nunca te quedas con nada a medio decir. Eran tus últimas horas aquí y sí, me puse pesada, para qué negarlo. Pero tienes que reconocer que últimamente es lo que funciona entre tú y yo. Una de cal y otra de arena, aquí se cumple a la perfección. Me he acostumbrado, y no voy a mentirte, me gusta.

Has conseguido traer una calma que hacía tiempo que me faltaba, contigo hace falta paciencia, y eso es algo que nunca viene mal. Pero todo esto lo compensas con un interés diferente, que hacía mucho que nadie mostraba. Porque no eres de esos que enseñan todas sus cartas al principio; poco a poco voy conociendo una faceta tuya que hace que me enganches más. Los temas de conversación nunca faltan, casi tenemos que guardar el turno para hablar. Frases tan espontáneas que hacen que aparezca una sonrisa casi sin quererlo, o encuentros sobre la marcha que alegran las vueltas a casa.

No te esperaba en absoluto, y sé con certeza que tú a mi tampoco. Pero aquí estamos, sea a lo que sea, y mientras tú te dejes no voy a soltarte, eso tenlo claro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario