lunes, 9 de diciembre de 2013

De bote en bote.

Estos días estoy bastante deshubicada. Con estos puentes tan tremendamente largos, una no sabe que día es. Pues bien, estamos a lunes; aunque llevo dos días creyendo que es domingo. Y hoy, como broche a un finde-puente estupendo, tocaba filosofar de la vida con una de esas personas con las que, sin darnos cuenta, podemos quemar las baterías de los móviles, estar horas y horas hablando de todo en general y de nada en particular.

Y hoy tocaba debatir sobre un tema un poco "escabroso". Creo que todo el mundo me entiende; que todos hemos tenido (o tendremos) etapas en las que no tienes a nadie que te ilusione de verdad, y entonces empiezas a dar tumbos por ahí; sin un punto de partida claro ni rumbo fijo. A mí eso se me ha dado siempre increíblemente bien; me encantaba presumir de que no me hacía falta nadie, de que yo solita, yendo de bote en bote,  me encontraba estupendamente. Pero no, llega un día y te das cuenta de que eso no es verdad. Todo pasa sin que puedas evitarlo; llevas una temporada (más o menos larga) pensando una cosa, y cuando te levantas una mañana decides que eso no puede seguir así. No tiene por qué haber un motivo fijo, de repente quieres cambiar tu propio rumbo, y no hay nada que se te ponga por delante.

No creo que yo sea quién para decir si estas cosas están bien o mal. Creo realmente que todos pasamos por esto; hay quienes deciden cortar antes con la tontería, otros sin embargo lo alargan hasta fin de siglos. Ni bueno ni malo; que cada uno haga lo que le dé la gana. Pero si me atrevo a decir una cosa: cuanto antes seas capaz de ponerle fin, antes conseguirás dormirte por las noches con una sonrisa oreja a oreja y la conciencia tranquila al 100%. Porque aunque esos pequeños momentos en los que vas por ahí, sin tener que dar explicaciones a nadie y haciendo lo que te apetece pueden ser muy divertidos, cuando llega el momento de meterse en la cama hay algo que no te deja ser plenamente feliz. Hay algo que se echa de menos. Y no hablo de alguien, de una relación formal. No, cada persona necesita una cosa diferente, pero está demostrado que, cuantos menos tumbos demos, y cuanto mas claro tengamos nuestro propio rumbo, mejor dormiremos por las noches.

A esta conclusión llegamos en esta tarde tan "de domingo" después de unas cuantas horas de anécdotas y diversas historias.. Interesante, ¿verdad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario