viernes, 15 de noviembre de 2013

Viva Disney.

Ya está. Creo que lo he decidido, que no volveré a cambiar de idea (al menos en las próximas 24 horas, que dado a mis cambios de humor estos días es bastante, os lo aseguro). Pero creo que he llegado a la conclusión de que por primera vez en muuuucho tiempo tengo que pasar página. Pasar página, cambiar capítulo, cerrar el libro o quemarlo en la hoguera. Como queráis decirlo. Me he dado cuenta de que no se puede seguir así. Supongo que habrá mas gente como yo, de esa que se ilusiona muy rápido y si hace falta se va a la luna y vuelta sin ni siquiera la otra persona nos lo haya pedido. O sí, quien sabe, que hay gente que pide mucho (y luego ellos no dan nada, por supuesto):
Pues no. Esto se ha acabado, no me digáis cómo he llegado a esto, porque no hay una razón concreta, simplemente que una se cansa. Sí que es cierto que nunca me arrepiento de este tipo de cosas, si te salió entregarte tanto fue porque tú solita quisiste, nada más. Lo que pasa es que después de analizarlo todo, de verlo fríamente pasados los primeros días, te das cuenta de que te mereces mucho más. Que no te basta con alguien que esté ahí, para escribirle o desahogarte cuando lo necesites (siempre que no lo pilles en horario de siesta o preparándose para salir), no te sirve un simple “me acuerdo de ti” o “te echo de menos”. NO.
Tengo una amiga que siempre que hablamos de estas cosas me dice que las películas de Disney han hecho mucho daño, que el príncipe azul no existe, que cuando me cansaré de buscarlo. Y oye, que yo no quiero un príncipe azul. Lo preferiría verde en todo caso, pero ni por esas. No quiero un príncipe, no quiero nadie que venga a rescatarme. Quiero alguien normal. Simplemente una persona que esté dispuesto a arriesgarse tanto o más que yo, alguien que no mida el tiempo que pasa escribiéndote o que dé importancia a todas tus meteduras de pata sin que tú puedas comentar ninguna de las suyas. Porque creo que el único secreto está en darse a la otra persona, darse siempre y cuando tú también recibas. No puedes ir por la vida imaginándote un futuro cuando el otro no sabe qué va a querer mañana. También os digo que dicho asi parece sencillo, pero para mí llevarlo a la práctica va a ser una odisea. No quiero flores, frases que te dejen con la boca abierta o regalos todos los días. No, sólo quiero que esté dispuesto a arriesgarse lo mismo que yo, que no quiera mil planes a largo plazo pero dé todo lo posible porque haya un futuro más o menos claro.
No sé si pido mucho, me da a mí que de esos habrá uno entre un millón. Sólo espero que tenga la suerte de ser la primera en encontrármelo. No quiero una escena de esas de película, me da igual donde y cómo sea, sólo quiero no perder la ilusión y seguir creyendo en que los finales felices existen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario