domingo, 17 de noviembre de 2013

Amante del riesgo.

Domingo.Una semana. Creo que no hace falta decir mucho más.

Y si ayer decía eso de cómo van cambiando las cosas, hoy me doy más cuenta todavía. Porque si pienso en lo que quería hace siete días veo que no tiene nada que ver con lo quiero hoy. Que sí, que echar de menos a alguien, o la incomprensión constante por no saber los motivos (o lo que es peor, saber que nunca vas a enterarte del por qué) no quita que, cuando ves las cosas con un poco de perspectiva, entiendes que eso no funcionaba bien. Es duro echar de menos, es duro creerte eso de "algo mejor está por llegar", pero ¿ Para qué conformarnos con el aprobado pudiendo llegar al notable, e incluso al codiciado sobresaliente?

Ese cambio de mentalidad cuesta, a mí la primera. A veces no vemos lo contentas que estaríamos intentando llegar a lo más alto, a aquello que realmente nos haría las más felices del mundo. Hay que valorarse, mucho, porque sino lo haces tú ten clarísimo que no lo va a hacer nadie. Y será un asco, pero esto es la vida oye, que le vamos a hacer.

Así que sí, quizá sólo con el tiempo consigo no entretenerme pensando en qué pudiese haber pasado, qué habríamos llegado a ser (maldita imaginación y qué malo es el aburrimiento) y recordarlo todo como la primera de una de esas historias bonitas que nos ocurren a lo largo de la vida. Que fue la primera, pero me niego rotundamente a que sea la última.

Mientras tanto, a seguir disfrutando. Y siempre pensando que nunca hay que conformarse, que si algo no te gusta siempre tendrás la oportunidad de cambiarlo, que vales muchísimo y que te mereces que te ocurra lo mejor del mundo. Pero eso sí, sé valiente; arriésgate, tu mejor historia puede llegar en cualquier momento.



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