miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿Preparada?

Hoy hablando con una amiga estabámos debatiendo sobre esa eterna duda que creo que todas las personas, chicos o chicas (aunque creo que somos más nosotras las que damos más vueltas), se han llegado a plantear en algún momento de su vida. Me refiero a ese momento en que, estando con alguien, te das cuenta de que uno de los dos siente mas que el otro; vamos, que no estáis en igualdad de condiciones. Y como sólo puedo hablar de lo que conozco, me centro en el caso en que nosotras damos el 200% mientras que ellos se conforman con un simple 50%.

Si nunca os ha pasado sóis muy, muy afortunadas, porque no es un plato de buen gusto. Cuando realmente eres consciente de que tú darías el riñón, el hígado y medio cuerpo porque lo vuestro funcionase, él regatea el tiempo que está contigo pero se está perdiendo un partido de fútbol, o dormir su siesta o salir de fiesta con sus amigos hasta las siete de la mañana y casi con más alcohol que sangre encima. Pues cuando has llegado a esa estupenda situación tienes dos opciones: hablarlo, dejar las cosas claras, o bien hacerte la que no ve nada; que oye, en la ignorancia se vive tremendamente bien. Pues mi querida amiga optó por lo segundo.Sí, prefirió confiar en que él rectificaría y cambiaría, y eligió callarse.Y aunque te quitas el marrón de empezar esa conversación tan incómoda en que te sientes ridícula mientras él "hace que te escucha", también es cierto que llega un punto en que o revientas, o revientas. Y no hay más.

Pues bien, lo que empezó como un consultorio sentimental acabó con un "Si ya lo sé, pero es que...." Que sí, que te mueres de la rabia sólo con ver como tú diste tanto mientras él sólo se conformaba con recibir. Que te entiendo. Que será que la mala suerte se pega, pero yo también he pasado por eso. Y, ¿sabes qué pienso realmente? Que no hace falta que explotes. No, sería absurdo. Dedícate a vivir tu vida, estate agradecida porque eso acabase a tiempo, que la vida es corta y hay que disfrutarla. Queriendo, claro, pero también dejándose querer. Así que be ready baby, las mejores cosas llegan cuando menos te lo esperas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario