lunes, 31 de agosto de 2015

VIVIR.

Qué bonito es vivir. VIVIR, con letra grande. Porque coincidiréis conmigo en que esto es algo que no todo el mundo puede. Porque hay algunos que simplemente se dedican a pasearse de un sitio a otro, llenos de inseguridades, de miedos y de preguntar por qués al futuro (siempre sin respuesta, claro).

Y es que no sé qué día decidí dejar de pensar. Miro hacia atrás y no recuerdo en qué momento me convencí que dejarse llevar era la manera más bonita de disfrutar de la vida. Y, no os creáis, tengo días en que me preguntó todo tipo de por qués, cómos y cuándos (sin respuesta, claro). Los tengo, y sólo me apetece enfadarme con el mundo porque sí, porque me da la gana. Y también hay días en que me maldigo a mi misma por dejarme llevar tanto, por no querer pensar y recibirlo luego todo de golpe.

Pero (aunque ahora mismo no soy capaz), creo que ser así tiene más parte buena que mala. Porque no se puede querer saber  las respuestas de todo, adelantarse al futuro con planes absurdos, darle mil vueltas a las cosas planteándonos mil y una opciones imposibles. ¿De qué te sirve? No nos engañemos, saber las respuestas está muy bien, cuando la respuesta es la que nosotros queremos oír. Sino (yo al menos) estamos todavía mas amargados que antes.

Así que hoy a mi misma me digo: VIVE. Sigue dejándote llevar. Piensa lo justo para saber dónde quieres estar mañana, no más. Disfruta de cada momento como si no fuese a volver nunca, porque cada instante que pierdes pensando en un por qué (del que, siento ser pesimista, no tendrás tu ansiada respuesta "correcta") es otro que podrías aprovechar en ilusionarte por algo que sí que tienes y a día de hoy te hace feliz.

¿Mañana? Levántate y repítete lo mismo: VIVE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario