miércoles, 22 de abril de 2015

Cartas que nunca llegarás a leer.

Podría contarte mil y una versiones de esa historia. Pero ¿sabes?, hace ya tanto tiempo que casi ni lo recuerdo. Bueno, tanto, tanto tiempo no hace, sólo que en mi cabeza parece que fue hace siglos. Y es que miro hacia atrás y  sonrío sorprendiéndome de cómo y cuánto somos capaces de cambiar. Podría decirte que te estuve llorando demasiado tiempo, que hay días que me levanto echándote de menos y que estoy deseando que llegue ese día en que nos volvamos a ver.
 
Podría decírtelo, sí, pero no estaría siendo del todo sincera. Porque te lloré demasiado tiempo, pero sólo por la rabia de no haberme sabido apartarme a tiempo. Y, sí, hay días que me levanto echándote de menos, pero en cuanto me meto en la ducha me doy cuenta de que no eres tú a quién quiero, sino a alguien nuevo que ocupe tu hueco. O quizá es esa versión de mí misma que yo era contigo a quién echo de menos, esto todavía no lo tengo muy claro. Y por supuesto estoy deseando volver a verte, pero para que veas cómo he cambiado.
 
Me gustaría poder decirte que te intenté sustituir varias veces. A día de hoy no sé si con o sin éxito, pero aquí estoy. Y cada día me doy cuenta de que ya tengo un poquito más claro (sólo un poquito) de a quién quiero en mi vida y a quién no. Que ya ves, de cada historia puede haber mil y un fines, y quizá el nuestro no fue el mejor. Pero pasado este tiempo te lo agradezco. Sin ti no hubiese pasado todo esto, y no sería quién soy ahora. Que te quiero, pero lejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario